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i-LIVED

¿Quién está detrás de la manzana?

i-LIVED

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

Josh Fosse es un veinteañero cuya vida se va a ninguna parte. Su chica se fue, su madre tiene cancer y le falta un trabajo de verdad. Él intenta hacerse un hueco en el mundo de las reviews por Youtube, y de tal forma acaba reseñando una App de autoayuda: i-LIVED. Sorprendentemente funciona: conoce a la chica de sus sueños, consigue un trabajo que no puede rechazar y su madre mejora. Pero para conseguir mantener el éxito, la aplicación tiene unas peticiones muy especiales, y Josh tendrá que decidir si pierde su moral o su éxito.

En un nuevo giro tecnológico, el terror moderno se disfraza de crítica social y acaba travestido en thriller inofensivo donde la falta de presupuesto castiga el resultado final, quizás demasiada ambición y poca imaginación. ¡Qué lo hagan las máquinas! Y en claro reflejo de la revolución industrial, la protagonista de “i-LIVED” acaba siendo la propia aplicación que manipula al protagonista de carne y hueso, Josh, un patético “youtuber” abandonado al destino. Y al igual que su protagonista, la película también se abandona a ese destino, sea el que sea. Así todos acabamos subidos, nos guste o no, a la bola que lanza a rodar la trama en sus primeros compases. Impotentes asistimos a unas decisiones narrativas de dudosa brillantez y a unos altibajos, gracias a esa facilidad para pasar de la comedia al thriller, que terminan por descolocar al más estoico. Entrelazamos diferentes videos subidos a la red con filmación al uso, donde los acontecimientos empiezan a ser predecibles a partir del minuto diez, por suerte la cinta no se alarga en demasía, y los tópicos de la venta de almas no ocuparán mucho de vuestras miserables vidas. La bola plateada no ha acabado sus giros: como si de un pinball galáctico se tratase, a los botones tenemos a un megalómano dominado por su propia creación.

Franck Khalfoun escribe y dirige el asunto, pero no consigue controlarlo por mucho empeño que haya dedicado al asunto. Tenemos hasta moraleja, y cuando una película que coquetea con el horror sobrenatural intenta moralizar, suele convertirse en su propio Fausto. Khalfoun ha vendido su alma por adentrarse en la psique humana, en la rendición al deseo y los apetitos naturales, como si aceptar una licencia de uso sin leerla fuese la antesala al Infierno. Como broma está muy bien, pero en pantalla debería defenderse esta visión, no agonizarla con un personaje principal odioso y un acabado estético propio de una cadena televisiva al borde de la quiebra. Y esta falta de rumbo se denota cuando “i-LIVED” deja atrás la hora de duración y se adentra en juegos mefistofélicos; por ejemplo, hacer dudar al espectador hasta qué punto se deben los dones que recibe o pierde Josh a una voluntad externa. Hemos abandonados los viejos decorados en blanco y negro, con regusto a azufre, por la asepsia de un ordenador que luce una manzana mordida como símbolo. ¿Acaso no hemos aceptado ya el regalo de la serpiente? Los espectaculares ofidios son ninguneados gracias a este “quiero y no puedo” que alcanza su cumbre cuando Khalfoun se apropia de ciertos dejes lynchianos, escenas extrañas cuyo verdadera finalidad es alargar la cinta hasta su interesante conclusión.

Pues aunque expongo mi opinión con maneras negativas, hay que reconocerle a “i-LIVED” un par de aciertos:
La transformación de Josh de “típico youtuber capullo e insoportable” a esclavo corporativo cuya oscuridad resulta un peso insoportable; pagando en el proceso un peaje de cordura muy apetitoso.
Por otro parte, el tenebroso final resulta adecuado, no tenemos por qué engañar al público con “happy endings” o retorcidas lecturas que continuasen esos erróneos destellos de Lynch. Aunque resulte baboso, pues ya no estamos en los noventas, sonrío nihilista ante esa última secuencia donde el espíritu de Kurt Cobain (y “Caraculo”, ¿por qué no?) encanta todos y cada uno de sus fotogramas.

Pese a los varapalos recibidos por la crítica y el público creo que se puede ser indulgente con “i-LIVED”, desde luego que su forma de presentarnos a Josh atenta contra los preceptos del buen cine de género. Por aquello de que no puedes ridiculizar un personaje y luego intentar perfilar sombras sobre su personalidad. Josh es repudiable, incluso los escasos secundarios que lo rodean lo son. Soportar los videos de semejante gilipollas es peor que soportar mis reseñas; agradezco no ser un “youtuber” (sea lo que sea esa nueva raza de seres futuristas), porque sentir que alguien ve así mi afición (o trabajo, váyase usted a saber) hubiese llenado mi garganta de bilis.
Aquellos que la hayan visto se estarán secando las lágrimas sangrientas que han empapado sus mejillas, a la vez se preguntarán cómo diablos puede ser esta cinta del mismo director que el fabuloso remake de “Maniac”, una obra a años luz de la presente. No obstante, mi indulgencia se basa en la capacidad obsesiva de la historia. Es decir, estamos ante un cuento clásico, al más puro estilo “Dorian Gray”, embadurnado con nuevas tecnologías y un desarrollo confuso y ridículo en ocasiones, pero a este tipo de historias no le podemos pedir giros imposibles. Y dentro de su idiotez, esa falta de gusto generalizada (atención a las escenas de sexo, ¡cuatro estrellas en el medidor de vergüenza ajena!), la historia progresa de forma coherente: repito, lo mejor es la transformación de Josh en un esclavo del mal (risas macabras de fondo).

No quiero terminar la reseña sin recordar alguno de los nombres que se pasean por la cinta: Sarah Powers (“SAW V”, “Repo!”) ejerce de la típica femme fatale cuyo mejor valor es salir fornicando por duplicado (¿Mulholland i-LIVED?). Jan Broberg (“Maniac”, “Hunt”) hace de mamá zombie, ya me entenderéis. Y Jeremiah Watkins encarna a Josh, por lo visto un papel no muy alejado de la realidad, pues este jovenzuelo es conocido por sus dotes como cómico y favorito entre las nuevas generaciones norteamericanas por sus videos virales. Aunque su debut en el largometraje le va a salir caro, se esfuerza, pero el guión hunde a su personaje en los miasmas del odio profundo.

Como veis, por mucho que se intente transformar una historia clásica en algo moderno y espectacular, la cosa suele acabar en algo pedante y a medio gas (por favor repasen las interfaces usadas, ¡hasta yo puedo desarrollar mejores controladores!). No obstante, se deja ver si tienes tragaderas y sabes encontrarle el punto al descenso a los abismos de la locura vivido por el pobre Josh. Ahora bien, no entiendo la trayectoria de Franck Khalfoun, en franca decadencia, duele verle en las redes del telefilme, pues eso es lo que termina pareciendo “i-LIVED”. Ya sabéis, antes de aceptar un contrato de licencia digital, leed al revés el nombre de la aplicación que estáis instalando. El hombre que oculta su rostro tras la manzana está sonriendo aviesamente…

Lo mejor: La transformación moral del protagonista, aunque las hemos visto mejores.

Lo peor: Los vídeos que publica el protagonista, ¿en serio?


Vuestros comentarios

1. 09 ago 2015, 23:15 | Vael

Me aburrio muchisimo, aunque por alguna extraña razon la acabe de ver de una sola sentada. A estas alturas y habiendo pasado unos dias, ya no me acuerdo de como acababa…

2. 27 ago 2015, 23:50 | Mr Zombie

JOOO!, tenia que haber hecho caso a la critica de Bob, vaya castaña de peli chunga. Frankie , colega, la de Maniac te la hizo Aja y te pusieron de dire en lo creditos o no me cuadra que un director haga una pelicula magnifica y la siguiente sea semejante churrasco quemao.

Aqui hubo gato encerrado…

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