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Disaster L.A.

Tengo un apocalipsis zombi en oferta

Disaster L.A.

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Si os dijera que los quince minutos iniciales de Disaster L.A. me parecieron una mezcla entre Monstruoso (Coverfield, 2008) y La noche de los muertos vivientes, estoy convencido de que estaría creando unas expectativas sobre la película totalmente alejadas de la realidad. Pero lo cierto es que el arranque de Disaster L.A. me encantó. Turner Clay, auténtico hombre orquesta responsable de la dirección, la fotografía, la edición, la producción, los efectos especiales, la música… y probablemente del catering de Disaster L.A., se las apaña de maravilla para ofrecernos, durante esos quince minutos iniciales, un solvente y dignísimo escenario preapocalíptico. Un barrio suburbial de Los Ángeles sucumbe a las enormes columnas de fuego, a las decenas de helicópteros militares surcando el cielo y es testigo de un enorme y devastador meteorito camino del centro de la ciudad. Simple, barato… pero efectivo.

Unos amigos celebran una fiesta en un piso situado en un suburbio de LA. Los informativos de televisión anuncian el paso de una lluvia de meteoritos que pasará muy cerca de la atmósfera terrestre. Los asistentes a la fiesta salen a la terraza, alzan la vista hacia el cielo, y disfrutan del espectáculo. Pero a la mañana siguiente se dan de bruces con la cruda realidad: la ciudad de LA está siendo arrasada por esos mismos meteoritos que, a priori, tan sólo tenían que rozar la corteza terrestre. Pero a la destrucción masiva de la ciudad y a los miles de bajas civiles ocasionadas, se debe sumar una consecuencia todavía peor: los meteoritos desprenden un extraño virus que revive a los muertos y los convierte en monstruos devoradores de carne humana (lo que vendría a ser el zombi de toda la vida).

Esos prometedores quince minutos a los que hacía referencia tienen un único problema… precisamente, que tan sólo duran quince minutos; y que por delante nos queda una hora larga de metraje. Disaster L.A. no es una buena película. Esa habilidad que fulanito mostraba a la hora de “disimular” o maquillar la falta de medios y presupuesto al inicio de la película (con unos efectos CGI muy bien resueltos), desaparece por completo a medida que transcurren los minutos y Disaster L.A. deja al descubierto su verdadera identidad: una película de zombis rodada por un grupito de amigos sin pasta en los bolsillos y liderados por un tipo que se desenvuelve de manera admirable (teniendo en cuenta los medios con los que cuenta) tras la cámara y al mando de los efectos especiales. Pero, por desgracia, la realidad es tozuda. Disaster L.A. es muy pobre… Sorprende, en primer lugar, que en pleno inicio del apocalipsis zombi, con una serie de meteoritos surcando el cielo, prácticamente no veamos a ningún superviviente huyendo despavorido de la zona. Nada de cientos o miles de personas abandonando sus hogares, alejándose de la ciudad con sus pocas pertenencias cargadas en los automóviles. Las calles están prácticamente vacías. No hay caos. No hay pánico. No hay nada… ni nadie. Los supervivientes apenas se limitan al grupito de protagonistas de la película huyendo de un lado a otro mientras dirigen sus miradas hacia el cielo buscando el refugio de los parkings públicos para iniciar una larga conversación acerca de lo que está ocurriendo.

Y por el lado de los zombis o infectados… la cosa no mejora. No me paré a contarlos, pero si os digo que el número de muertos vivientes que aparecen en Disaster L.A. se limitan, más o menos, a una docena, creo que no estaré muy lejos de la realidad. Los zombis de Disaster L.A. suelen permanecer aislados. Y cuando se reúnen en grupo para atacar, no suelen ser nunca más de tres o cuatro. De hecho, “tres o cuatro” en Disaster L.A. vendría a ser una multitud de zombis. Esto redunda en que la amenaza sea muy liviana y que los protagonistas de la película queden como auténticos estúpidos al sucumbir a un apocalipsis zombi con un potencial tan ridículo como el que nos presenta la película.

Reitero lo que dije antes, Disaster L.A. no es una buena película. Demasiadas limitaciones, mal resueltas, como para considerarla una película de zombis aceptable. Pero a pesar de ello le concedo un aprobado justito. Y lo hago por tres razones… La primera es que el tal Turner Clay me ha caído bien. Finalmente no ha conseguido una gran película, pero los quince minutos iniciales de Disaster L.A. creo que le permitirán llamar a un par de puertas pidiendo una nueva oportunidad y que alguien se la conceda. La segunda razón es que Disaster L.A. se toma el asunto del apocalipsis zombi relativamente en serio, algo que no suele ser nada habitual en un panorama dominado por las comedias absurdas y reiterativas en los que la figura del muerto viviente es una mera comparsa. Y la tercera es su ajustada duración. Apenas una hora y veinte minutos que no dejan margen a que el aburrimiento se adueñe de nuestro ánimo.

Lo mejor: Se toma en serio a sí misma y el arranque de la película.

Lo peor: En el fondo es muy poquito cosa.


Vuestros comentarios

1. 31 ago 2015, 10:13 | Bob Rock

Bueno, off topic absoluto (porque esta película no me llama mucho la atención): ha muerto Wes Craven. Hoy es día de luto. Se están yendo verdaderos maestros, una pena.
Un saludo.

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