Some kind of Hate

Pienso que la violencia es como una locomotora a toda velocidad que, una vez en marcha, es prácticamente imposible de parar en seco. Las víctimas de abusos y malos tratos que reaccionan violentamente tras la presión repetida y constante de sus acosadores lo hacen como una erupción, de forma desmedida y descontrolada, pudiendo causar, en su ira ciega, daños colaterales. También creo que cualquier injusticia causa en quien la sufre una cicatriz, en ocasiones también física, que nunca termina de desaparecer, generando traumas que acompañarán, en mayor o menor medida, a la persona durante toda su vida. El bulling , el maltrato escolar de toda la vida, ejemplifica este sufrimiento de forma evidente y raro es el mes en que no se conoce la circunstancia de un joven arrastrado hasta el suicidio por sus compañeros o , en menor medida, un joven que decide como solución final realizar un acto de sangre contra su entorno.

El cine de género nos ha regalado su particular visión de este fenómeno en infinidad de ocasiones. Los jóvenes que por causa de abusos terminan por tomar la revancha contra sus atacantes en el celuloide van desde Carrie, a los chavales del instituto Columbine de Elephant, pasando por Patrick, Eliminado, Klass (muy, muy recomendable), The Final, el superhéroe de Chronicle o por la sensacional (que nunca me cansaré de sugerir) King of pigs, entre muchísimas otras. A partir de ahora en este universo de víctimas que traspasan la frontera para hacerse verdugos tenemos que sumar a la sobrenatural Moira y sus cuchillas de afeitar.

Lincon (Ronen Rubinstein) se defiende de una agresión escolar y es trasladado a una instalación en medio de ninguna parte para su reeducación junto a un grupo de jóvenes problemáticos… Desgraciadamente para todos, Lincon no ha logrado dejar atrás el bulling de que era víctima y pronto será el objetivo de las iras de 3 compañeros de campamento. Escondido en un rincón oscuro deseará la muerte de todos; y sus pensamientos serán recogidos por una extraña presencia que otrora fue también acosada en el mismo campamento: Moira (Sierra McCormick). Usando el vínculo con Lincon como fuente de poder, Moira comenzará su particular reinado de sangre.

Some kind of hate es un slasher sobrenatural cargado de víctimas y de sangre: mucha sangre extraída directamente de la vena de sus personajes pues, la herramienta de la que la letal Moira se vale, son cuchillas de afeitar; con ellas lacera su cuerpo y sobrenaturalmente transmite sus heridas a su presa hasta matarla. Un espectáculo difícil de ver (aunque menos de lo que podría dar de sí) para los que somos sensibles a los cortes. Su abundancia de víctimas, su buen hacer en la factura técnica, sus actuaciones, su cuidada fotografía y banda sonora hacen de la cinta un filme sumamente recomendable para cualquier amante del género.

Sus personajes marginales y poco convencionales en el terror adolescente y el ritmo que se impone acercan el film al del director Rob Zombie. También encontramos cierto aire de la sensacional It Follows y, como en ésta, se prefiere la atmósfera al susto fácil, esquivando intencionadamente las escenas de sobresalto en favor de la inmersión en su argumento.

Como cinta de terror todo perfecto y además su escena entre créditos promete nuevas entregas. Los aspectos negativos de la película vienen por la vertiente dramática: y es que en Some kind of hate el bulling no deja de ser una excusa para la masacre. El personaje de Lincon no es en absoluto un joven desvalido y cuesta epatar con su rencor, sencillamente porque la cinta no lo dibuja bien y además es un chaval con los suficientes recursos como para defenderse. Tampoco ayuda Moira, que lejos de ser un fantasma vengativo se construye como un icono de franquicia de cine de terror como Leatherface, Freddy Krugger, Candyman, Jason o Pinehead: es decir una mala de cómic con traje de falda ensangrentado y un collar de cuchillas de afeitar. En los últimos compases de la cinta se trata de recuperar el discurso moral de la trama, pero ese largo diálogo (cuando lo veáis seguro que lo identificáis sin problema) suena más hueco de lo que debería y al final da menos juego al debate y la reflexión que cualquiera de las otras películas mencionadas.

Parece que 2015 se perfila como un buen año en esto de asustar y Some kind of hate seguramente llegue a formar parte de las listas de lo mejor que nos deje el género, sabe entretener y su director Adam Egypt Mortimer ha realizado un trabajo dotado de maestría y personalidad. Cine con adolescentes y para, principalmente, adolescentes, pero que sugiere e incentiva el uso de las neuronas.