Estás aquí: Página de inicio » Slasher » Suspension

Suspension

Las cositas de mi padre

Suspension

Ver ficha completa

DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 1/5

¡Otra trastornada y trastornante reseña del After Dark 2015! Decid con voz pitufada: “¡bieeeen!” Me siento más contento que un híbrido entre la Rana Gustavo y Topo Gigio, me he quedado muñeco ante tan excelsa obra de arte, el culmen de los slashers materializado en una producción de bajo coste, la síntesis de lo que todo aficionado busca entre el cajón de las emociones fuertes, una acerada mirada que refleja la crisis ética del ser humano, el alfa, el omega, ¡¡¡el puto Nirvana del terror!!!

¿En serio? No, en serio, no. Pero sí es cierto que estoy bastante contento porque mis experiencias/enemas con “eso cosa” llamad@ “8 Films to Cry For” han dejado de pertenecerme en exclusiva. Puesto que mis compañeros sabiamente se pusieron de perfil cuando, con los ojos como huevos duros y la lengua colgando, grité: “¡toaaas las pelis pa’míííí!”, necesitaba engañar a algún incauto como acompañante ante mi fulgurante vuelo hacia el agujero negro que es representa el maldito After Dark. ¿Y quién podría ser más confiado que un anciano? Aquel santo varón que cedió el esperma para mi creación, dícese mi padre, siempre recriminó mi afición por el cine y la literatura de terror. Con una certeza apabullante me decía: “te vas a quedar tonto de ver tanta puta mierda”. De todos modos, un servidor intentaba defenderse alegando que, sin ir más lejos, el acusante era un flipado de la ciencia ficción. Pero la dura, amigos, que mi viejo vivió de pleno la postguerra y no le valían los marcianos trompeteros. Total, Bob Rock Sr. tiene muchas deudas que pagarme en cuanto a mis aficiones, porque su falta de apoyo, a día de hoy en que él pasa de los setenta, se ha convertido en motivo de befa y mofa por mi parte ante la situación que también vive su amada ciencia ficción: “jodidilla”. En realidad, todo “le fantastiqué” anda perdido a la búsqueda de la saga “blockbuster” o empantanado dentro de un cine independiente que sigue realizando género aunque de reojo.

La cuestión que durante mi última visita a la vieja mansión “Rock” mi padre me puso la cabeza loca en menos de lo que le costó terminarse el faisán trufado con huevos de pájaro Dodo: qué si los chinos nos comen, qué si los catalanes van a la deriva narrada por Intereconomía, qué si el precio del jurel va a subir mucho por Navidad, qué si nuestros capataces ya no presionan tanto a los recolectores de las viñas… En fin, lo normal en “Chez Rock”. Esas cositas que uno puede sobrellevar estoicamente a base de monosílabos y los recuerdos del último polvete con la parienta. Al menos hasta que a ese anciano irreverente se le ocurrió decir: “¿Sigues viendo esas películas de mierda sobre asesinos, monstruitos y gilipolleces varias?”. Hablará como un camionero, pero el tío es bastante claro, entonces, ¿de dónde me vendrá mi afición por los rodeos? Dejando aparte la doma de caballos y otros juegos de palabras, le lancé una mirada desafiante y me quedé en blanco, probablemente babeando sobre el faisán. Tiene narices que ante una pregunta tan borde, y encima formulada por el hombre que trajo al hogar conyugal los VHS de “Llegaron sin avisar”, “La Galaxia del Terror”, “XTRO” y “Don Cipote de la Mancha”, uno se pare a pensar y vea tras de sí el mefítico rastro de estiércol que ha dejado el After Dark 2015 (plus “The Final Girls”) a sus espaldas. ¡Cómo para no quedarse mudo!

Ya pasados a las copas de Macallan de cuarenta años, nos sentamos frente a nuestra enorme chimenea mientras yo no paraba de pensar como devolvérsela a mi padre, mejor con un ace directo. Por suerte, al poco di con la forma: cuando Ambrosio, nuestro ayuda de cámara, trajo el chocolate y la menta propuse a mi padre el ver una película, utilicé el mismo tono inocente con el que seduje a mi institutriz cuando apenas levantaba medio metro del suelo.
Imaginaos: la sobremesa, cómodos orejeros, Cohibas fulgurando en la penumbra… el momento ideal para ver una de vaqueros en la autonómica, como respondió mi padre, sin embargo deshice su propuesta bañándola en mi aceitoso tono de vendedor de biblias agujeradas. Desgraciadamente para él, me había llevado el portátil por si podía atender algún correo del trabajo – es lo que tiene ser imprescindible –, así que ni corto ni perezoso le piqué diciendo que si quería saber el tipo de películas a las que dedicaba mi tiempo, tal vez él, como mi progenitor que era, tendría que dedicarles también parte del suyo. Lógicamente gruñó, aferrado a su preciado licor, mordisqueó aquel delicioso chocolate negro y dijo:

–Pero que no sea un truño de esos que veías de crío. Ni se te ocurra ponerme memeces del tío de las cuchillas en los dedos o de babosas mutantes de los santos cojones –aquí casi le faltó su típico “vivaspaña”–. Pon algo bueno, ¡de Óscar! Ya sabes, algo tipo “2001, Odisea en el Espacio”.

“Sí, sí, vas a tener una Odisea que ni Ulises”, pienso.

A mi padre se le llena la boca de saliva cada vez que nombra la obra maestra de Stanley Kubrick, y no influyen los enormes trozos de chocolate que se suele trapiñar antes de la siesta. Por supuesto, cuando llegas a la senectud te das cuenta de que ni el paraíso se construye sobre pañales para adultos ni puedes dar marcha atrás a las decisiones de tus hijos. Cuando corres despacio estás jodido, ya tengas un tío con máscara de hockey detrás o al cabrón de tu hijo que te quiere endiñar una película abominable porque ya no soporta cierta tortura en soledad.

Simplemente me mantuve callado para añadir misterio a la situación, conecté el portátil al proyector instalado en el falso techo de la biblioteca, corrí una de las estanterías y dejé que “Suspension” se apoderase de nuestra somnolencia tras el opíparo festín…

[MEGAFLASHBACK PSICOTRÓPICO]

Allá a lo lejos, tras el aromático humo de nuestros puros, unos títulos de créditos, emulando un comic mediante un filtro de software turco, nos saludan de forma un tanto pixelada. Tras los títulos, con un autobús escolar como absurdo protagonista, un gordo seboso graba con una cámara a una dominatrix en paro mientras suelta chorradas sobre el asesino en serie que tienen encerrado en una jaula para pollos. Miro de reojo a mi padre, quiero controlar sus reacciones, pero se mantiene callado mientras mastica el chocolate mentolado. ¿Quién sabe? Tal vez desee que fuese una cápsula de cianuro, ¡qué se joda, por listo! Si aguantó la represión franquista bien podrá aguantar hora y media de telebasura.

La película sigue su curso y el asesino se libera de sus captores con sanguinarios resultados, entonces me doy cuenta de que “Suspension” utiliza un filtro que apaga los colores, excepto el rojo, el cual potencia de una forma bastante cutre. Entonces, tras una matanza sin tensión alguna, por fin aparece nuestra protagonista, una chica algo abducida que sobrevivió a la matanza familiar que perpetró su padre (que casualidad, espero que el mío no tome nota del detalle). Vemos a la muchachica con cara de pulpo a la gallega dibujar en una libreta justo lo que acaba de pasar, usando un detalle y cuidado cercano al caviar de heces. ¡Ding! ¡Ya lo entiendo!

–¡Padre, padre! Están intentando imitar la estética de “Sin City”, ¿te acuerdas de esos tomos que te obligué a regalarme unas navidades…?

Un sutil gruñido me invita a mantener el pico cerrado, ¿será que le está gustando la película o habrá vuelto a untar de opio las hojas de menta? Como sea, sigamos con nuestra sesión del After Dark…

Pues sí, a medida que avanza el metraje se vuelve a repetir la situación: cada vez que la muchacha, interpretada por una orangután de oscuro pelo rizado, dibuja algo, se cometen los crímenes que ella muy gráficamente presenta en su cuadernillo Rubio. Y esas viñetas destacan por los grises azulados y el rojo “tomatón” a la vez que muestran una planificación pedante más propia de un Robert Rodríguez puesto de marihuana hasta las cejas… ¡no, espera! Eso sería como hablar de “Abierto hasta el amanecer”. La planificación de las escenas rodadas en azul y rojo, todo muy culé, parecen propias de un Robert Rodríguez hasta las orejas de marihuana y mezcal… ¡tampoco! Parece que hable de “El Mariachi 2”… a ver, ¿coca, speed, marihuana, mezcal y setas mexicanas? ¡Tampoco! Eso me suena a la saga “Spy Kids”. Volvamos a hacer la lista: coca, speed, marihuana, popper, mezcal, absenta, peladuras de plátano… algo falta, rebusquemos en la despensa… sí, ¡aquí! Coca, speed, marihuana, popper, mezcal, absenta, peladuras de plátano y una guindilla guatemalteca nazi del sur de Sri Lanka. Pues eso, sólo un Robert Rodríguez puesto de todo eso, y algo más, podría tener la desvergüenza, con penosos resultados, de rodar unas escenas tan peripatéticas como los asesinatos de “Suspension”. ¿Sangrientos? Sí, pero nada que escandalice a mi progenitor que, rumia que te rumia, parece una estatua de Juan Belmonte.

Y así, a lo tonto, ya ha pasado media hora sin que mi padre haya dicho “Babilonia”. Empiezo a preocuparme, al fin y al cabo, a los setenta es más fácil encontrar un ictus antes que el éxtasis fílmico. Pronto vuelvo a respirar tranquilo, Bob Rock Sr. debe estar vivo porque emite un gruñido monocorde de forma continua. No sabría decir si se trata de placer o dolor, pero se amolda perfectamente con los horribles ramalazos de guitarras eléctricas que confunden aún más la tediosa trama, llena de actores menos inteligentes que un pez. Le sacudo el hombro más cercano y me mira con cara asesina, bueno, si se lo está pasando tan bien dejemos que disfrute del momento cómico que el director de este aborto, un señor que merece menos nombre que nuestros perros de caza (“Salchichón” y “Longaniza”), ha tenido a bien insertar dentro de una trama que intenta ser… ¿dramática? ¿Analmente dramática? Entonces, ¿qué hace un teniente de policía asesinando por accidente a un paleto previamente herido y luego escarbando su plexo solar en busca de la bala? Estoy a punto de preguntarle a mi compañero de penurias si considera la “graciosa” escena como un arranque postmoderno paralelo a la mitificación del individuo propia del cine de Jodorowsky, detengo mis jocosas intenciones cuando veo lágrimas cayendo por sus mejillas. Daría mi imperio por saber que piensa, pero me temo que sean conceptos como “vasectomía” y “castración química” los que revoloteen por la mente del buen hombre. ¡Él, que adora “Dune”!

De nuevo, como en un sueño pantanoso, superamos la típica fiesta adolescente llena de drogas y sexo desenfrenado. Aunque esta vez agradezco que lo explícito haya quedado fuera de plano, a mí nunca me vienen mal los desnudos, pertenezcan al sexo que sea, pero el señor mayor que me acompaña, a pesar de estar curtido en la fiesta de Blas y el uso visceral de Viagra, quizás necesite la “bromurización” a la que se auto condena “Suspension”. A estas alturas nadie en la regia mansión da un duro porque la trama retome algún sentido práctico, el que suscribe, algo es algo, se parte el pecho en silencio gracias a determinados momentos de comicidad involuntaria provocados por esas interpretaciones al límite del encarcelamiento.

Por un momento me ha dado la impresión de que estaban entrando nuestros canes al calorcito del hogar, sin embargo no es así. Ese gimoteo propio de un perro necesitado de su paseillo mingitorio es mi padre que, si la vista no me engaña, se deja llevar por pequeños espasmos. Supongo que el giro final de la cinta, donde nada es lo que parece pero todo parece ser lo que no es a la vez que lo que no deja de ser una ilusión, ha terminado con su desgastada sinapsis. ¿Son imaginaciones mías o detecto más canas entre sus ralos cabellos? El castigo está siendo fiero y sólo el crepitar de los leños ardiendo acompaña a los créditos finales que, sabiamente, enmudezco en el proyector para no agudizar esta cruel venganza ante los insultos hacia el género de terror. Esos pegotes de chocolate sobre sus labios temblorosos son el mejor testimonio de lo que significa, actualmente, el cine de miedito, al menos la serie P (de pedo).
Sinceramente, alguien podría pensar que si una película produce unos efectos tan devastadores en el intestino – creo que el orejero se va a quedar con un íntimo recuerdo personal – será de verla para creerla, una necesidad para el coprófago de la calle. Estaré encantado de invitaros, lectores invisibles, a pañales para adultos si hacéis semejante estupidez. Y si no queréis hacer caso a mis advertencias, pronto tendréis otra razón.

La copa de Mallacán está apurada hasta las heces, Ambrosio ha entrado con mi gabán y sombrero tirolés, se sacude la librea y con una reverencia suelta lacónicamente:

–Ya tiene preparada su calesa, señorito.

Miro a mi envejecido padre con algo de lástima. La sesión de After Dark lo ha dejado pensativo y rodeado de un mutismo casi premonitorio: ¿el apocalipsis cerebral o un nuevo estándar de la locura? Su cuello se dobla cansado mientras intenta descifrar lo que ha pasado durante ochenta minutos, aun a sabiendas de no encontrar respuestas, contempla embelesado los vericuetos peludos de la piel de oso, que ejerce como alfombra a nuestros pies. Ante la entrada del ayuda de cámara parece que recupera algo de su aplomo, me sostiene la mirada y parece que va a decir algo, así que lo animo alzando mi perfecta barbilla íbera. Pero cabecea, se vuelve intentando huir de sus propios pensamiento mancillados. No obstante, noto que algo le quema. ¿Será que “Suspension” le ha dado interesantes ideas sobre la relación entre hijas abúlicas, hermanos mudos, madres fumadores, novios de fino oído, amigas golfas y padres psicóticos? Finalmente, cansado de esperar, sigo a Ambrosio hasta el exterior y dejo atrás al pensativo anciano. Tal vez yo haya sido demasiado cínico al obligarle a ver semejante bodrio. ¡Pobre amante de Kubrick! Isaac Asimov estará eyaculando sangre en su tumba…

[FIN DEL MEGAFLASHBACK PSICOTRÓPICO]

Pasaron varios días y seguía sin saber cómo enfocar la reseña de “Suspension”. Al fin y al cabo, ¿a alguien le interesan las chorradas que escribo sobre películas aún más chorras? Ojalá alguien se diera cuenta del servicio que ofrezco a la sociedad: camellos, putas y Bob Rock. Lo peor era imaginar a mi padre, el cual estuvo un tiempo sin contestar mis llamadas, cabizbajo y rehuyendo cualquier manifestación cinematográfica tras el trauma. Sin embargo, en alas de la clarividencia me di cuenta que podría resarcir a mi padre, incluso a mí mismo. ¿Y si le pedía una opinión escrita al viejo? Así saldría de dudas de lo que había supuesto semejante mojón para un caballero docto como él. Como el hombre estaba introduciéndose en las nuevas tecnologías, gracias a un polvoriento modem sito en las bodegas de la mansión familiar, le solicité amablemente una pequeña reseña. Y es así, con este broche de oro, como me libro de escribir apenas (¿?) sobre una película que no merecía más de una línea. Si sabéis lo que os conviene, hacedle caso a Bob Rock Sr., no en vano nuestros mayores son la voz de la experiencia, educados ancianos que siempre saben estar sea cual sea la situación, elegantes enciclopedias andantes y un cúmulo de sabiduría que nos ahorraría muchos problemas:

¿Qué pienso de “Suspension”? Es una puta mierda… por cierto, estás desheredado.”

Lo mejor: Mi padre.

Lo peor: El padre de ella.


Vuestros comentarios

1. 11 nov 2015, 21:38 | José

Glorioso, muchas gracias por estos momentos. La peli no la pienso ni oler, of course, pero espero ávido la siguiente crítica del After Dark.
PD: ¿alguna posibilidad de que repita Bob Rock Sr.?

2. 11 nov 2015, 21:48 | Bob Rock

José.- No creo, ja ja ja. Gracias a ti por leer toda la chapa. Es hacer las reseñas así o directamente cogerme un año sabático. Son muy malas este año las pelis del After Dark. Mi padre se niega a ver más películas conmigo de momento. La ciencia ficción será hablar con él de cine!!

Un abrazo!!

3. 11 nov 2015, 22:36 | Mountain

Joder Bob, este After Dark está haciendo estragos en tu cerebro eh? jjajajajaj, estupendo el viaje que te has pegado con tu padre y que has compartido cojonudamente con nosotros, muchas gracias. La peli como José, por supuesto, ni olerla!

Por cierto, que grande tiene que ser tener un padre fan de la ciencia ficción, a mi viejillo cada vez que le digo que he visto una peli de bichos “from outer space” que tanto me gustan, se le cae la cabeza y silenciosamente murmura, que habré hecho yo para tener un hijo tan raro!

4. 11 nov 2015, 22:52 | Bob Rock

Mountain.- Ja ja ja, sí, al menos con esta última reseña me he divertido un mínimo. Hace tiempo que dejé las “cositas” ilegales, pero en experiencias así echo de menos no ir un poco colgado para que mi cerebro no se entere de mucho.

Hombre, pues tampoco te creas. Al final la brecha padre/hijo es muy grande. Te mentiría si te dijese que somos amigos. Él es un apasionado de la especulación científica (aunque es cierto que Alien es una de sus películas favoritas), que se va por derroteros que me gustan pero me cansan cuando el viajes se pone a divagar. Honestamente, siempre intentaba prohibirme el terror y las pintas punkarras. No hay manera, padres e hijos están condenados a seguir caminos distintos para luego converger. Que por cierto, tiene bastante que ver con “Suspension”… muahahhahahahaahahah!!

Un abrazo!

5. 11 nov 2015, 23:30 | Dereks-Never-Run

Me has hecho reir a carcajada con la reseña, pillastre.
Aunque no suela escribir mucho, siempre estoy por aquí y es precisamente por críticas micro-relatos como esta desternillante “cositas de mi padre”.
Aprovecho para decirte con relación a tu crítica en The Final Girls, que unas cuantas gotas (o chorro quizá) de controversia es justo lo que nos hace falta a todos. ¡Que estamos todos en general muy correctitos y adiestrados! [viejuno mode on] Antes se transgredía mas y mejor, esto es así y me remito al reciente programa de TVE2 “cachitos de hierro y cromo” para ejemplos a cascoporro.
Tu crítica me gustó y mi comentario iba intencionado a complementar humildemente tu trabajo mas que a refutarlo (creo que lo notaste). ¿Que se te quedó cara de palo con un producto que te pareció una mierda? pues expréselo tal cual, sin pelos en la lengua como hasta ahora. Para mi y muchos, eso es almasoscuras.

6. 12 nov 2015, 17:36 | Pona

¡A la mierda con todo!
Bob, lo siento mucho por vos, pero sinceramente espero que salgan 365 películas de After Dark por año de acá en más, para que te veas obligado a reseñar cada una de ellas por toda la eternidad. ¡Lo que acabo de leer es sublime! [inserte aquí gif de Orson Welles aplaudiendo, pero con mi cara (?)]

7. 12 nov 2015, 19:09 | Manu

Mr Rock, qué puedo decir? Da cosica seguir escribiendo reseñas convencionales al lado de estas, demonios! En cualquier caso, mola, me lo he pasado muy bien, y parece que, encima, me he ahorrado un truñete. Gracias.

8. 12 nov 2015, 20:44 | Bob Rock

Manu.- Joder compañero, que no es para tanto. Ja ja ja, lo acabo de releer y tiene un ritmo bastante tedioso. ¡A juego con “Suspension”! Ja ja ja ja.
En otro orden de cosas, ¿te acuerdas del especial slashser que hicimos? ¿Por qué no hacemos otro? Pero de otra temática… necesito salir de la espiral del After Dark!!! XD

Pona.- ¡No, no! ¿365? ¡Tú me quieres ver muerto! Ja ja ja. No sé si podría. De hecho ya quedan sólo dos películas, y no creo que salga otra reseña así. Desde luego te adelanto que son una porquería de cintas, pero habrá que salir con otro tipo de texto para no aburrir al personal. Espero en breves reseñar algo con un poquito más de seriedad con un estilo normalito. ¡Qué estos calentones me cuestan la cordura!

Dereks-Never-Run.- Me alegro entonces, te aseguro que la intención de escribir esto fue echarme unas risas y que alguno de vosotros también se riera. Es lo que nos da sentido.

Pues quizás tengas razón con lo de la controversia. No sé, a mis 40 me da un poco de miedo lo que veo a mi alrededor. Desde luego este es un espacio “público” y las opiniones con respeto han de ser vertidas con igualdad, pero me da la sensación de que si te pasas un pelo, o sueltas el clásico “mecagoendios!” tienes a los extremistas a pie de pista para machacarte la cabeza. Ya me entiendes, y me gusta debatir pero no discutir, que estoy mayor.

“cachitos de hierro y cromo” es un pequeño hallazgo. Como aficionado a la música, especialmente a lo que se cocía antes de 1990, me gustaría que TVE desmpolvase más sus archivos para divertirnos a gusto. ¿Quieres transgresión? “La Edad de Oro” (momento culmen, entrevista a Lords of The New Church). Entre mis grandes influencias está Poch, Parálisis, Espasmódicos, Aviador Dro, McNamara y toda esa contracultura un poco de pose pero que hacía la vida más colorida que ahora.

Precisamente The Final Girls, para mí, sintetiza esa falta de peligro que ha perdido la cultura. Blandita, muy blandita. Pero tus comentarios han complementado otra visión, o, al menos simplemente demuestran que la edad no es precisamente el handicap. Sea como sea, espero comentar más películas por aquí…

Un abrazo a todos!

9. 13 nov 2015, 10:37 | salvajeanimal

Aplaudo de pie esta reseña, sino es la mejor de toda la vida de almas, esta en el top 5, me parecio estar leyendo un relato corto de los buenos, felicitaciones y a seguir exprimiendo esa veta bibliografica emocional basada en casi hechos reales, buenisimo el trabajo por ti realizado, en horabuena.

10. 13 nov 2015, 18:37 | MASP

Ya lo veis, hijos míos. Así es como se termina tras años de visionados infectos y morbosas lecturas. Ahora bien, la pregunta del millón es… ¿de verdad queréis terminar así? ¿Estaís seguros de que merece la pena?…

Joder! Ya lo creo que sí! Muhahahaha! Os lo afirma un servidor desde su celda acolchada en terciopelo rojo. Gracias a Bob Rock por refrescarnos nuestra demencia con estas reseñas gracias a las que siempre aprendemos algo nuevo.

Un Abrazo!

11. 14 nov 2015, 12:52 | Bob Rock

Salvajeanimal.- Ja ja ja, gracias, pero vamos, que como este tipo de reseña tiene que ser algo especial, no creo que vaya por estos derroteros una vez salido del tedioso After Dark.

MASP.- Ya sabes que aprendimos de “En la boca del miedo”: cuando el mundo se derrumbe estaremos mejor en los manicomios, resguardaditos escuchando a los Carpenters. Volverse loco es divertido si no se cruza un psiquiatra en tu camino.

Un abrazo!

12. 15 nov 2015, 13:46 | Andrómeda

Bob, lamento decirte que esta es la mejor reseña que has escrito jamás. Y lamento decirlo porque voy a presentar la moción para que tengas que reseñar el After Dark TODOS los putos años, a ver si seguimos leyendo perlas como esta. Vos te quejarás todo lo que quieras, pero es indudable que las cacas de pelis que esa gente da a luz son buenas para tu estilo de escritura, es más, creo que te mejoran xD
Así que ya sabes, el remedio es amargo pero hace bien ;)

Ah, la peli un truño como una casa a la que no me pienso acercar ni mediante la imaginación.
Un beso Bob, y gracias por las risas =)

13. 17 nov 2015, 11:14 | Bob Rock

Andrómeda.- ¡Tú me quieres mal! Ja ja ja, mujer, así en plan de cachondeo tengo unas cuantas reseñas más. Al final, tras más de 200 pues viene bien cambiar de aires, pero mi intención no es convertir esto en un sinfín de reseñas cómicas (ni mucho menos escribir 6 páginas de word!!). Quedan dos películas y son bastante deplorables, tomaré fuerzas unos días y las atacaré cuando mi cerebro se encuentra en plena ebullición.

Necesitaba tanto desahogarme como haceros reír un poquito.

Un abrazo, gracias por estar ahí. ¡Son ya muchos años!

Escribe tu comentario:

¡ATENCIÓN! El formulario de comentarios utiliza un sistema de previsualización con el objetivo luchar contra el spam. Por lo tanto, tras pulsar el botón PREVISUALIZAR no olvides pulsar el botón ENVIAR para dar de alta definitivamente el comentario.


Si desea incluir un spoiler indique use las etiquetas [spoiler] y [/spoiler] para enmarmar el texto que se ocultará.