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La Maldición Del Templo Azteca

Baloncesto macabro

La Maldición Del Templo Azteca

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Zombis, demonios y un doctor loco esperan a un autobús cargado de exploradores (ejem) en busca de unas ruinas aztecas (ejem). El Padre O’Sullivan es un sacerdote católico que ha perdido su fe en Dios y que no puede olvidar a la monja con la que una vez tuvo un romance y, más pecaminoso aun, un hijo (ejem). Ya en México, uno de los aventureros revela su conocimiento de un antiguo texto (ejem), justo a tiempo para comenzar la festividad de Los Muertos Sonrientes. Mientras tanto, el malvado Drum-tzec (ejem) está planeando una apoteosis que culminará en su encarnación como el Dios de la Muerte, y lo que necesita para lograr esto son montones y montones de corazones (ejem).

Si hace poco os hablaba del delirio mesiánico de James Wong (“Cosecha Maldita”), hoy le toca el turno a “La Maldición Del Templo Azteca” (conocida originalmente como “The Laughing Dead”). Sólo que en lugar de un factótum norteamericano de raíces chinas, tenemos a Somtow Sucharitkul, de Bangkok esta vez, y con un currículo bastante más desangelado. Lo que se traduce directamente en una verdadera locura barata y de mal gusto que resulta rescatable en esta sección de “caspa movies” gracias a un tramo final lleno de estupideces como sólo se le podía ocurrir a un megalómano manazas y aficionado a “Weird Tales”.

¿De qué va el asunto? Inicialmente tenemos una descacharrante excursión a unas ruinas aztecas encabezada por un pastor con problemillas de fe, y compuesta por una pareja de flipados de la new age, un estudiante experto en mitología pre-colombina y una ex monja (íntima conocida del “padresito”) y su hijo. Y digo descacharrante porque, sometido a los ademanes de la comedia sin gracia de finales de los ochenta, el guion dibuja unos personajes al borde de la esquizofrenia, títeres de dudosa motivación y diálogos desprovistos de sentido alguno. Por si fuera poco, las actuaciones también se acogen a los parámetros dictados por el cine basura: credibilidad bajo cero y reacciones rodadas de una sola toma, pues el presupuesto, sacado de las arcas personales de Sucharitkul, no daba para una planificación rigurosa.

Aunque el tema del elenco nos depara algunas sorpresas muy jugosas, y es que muchos de los actores pertenecen al círculo de escritores fantásticos que pululaban por los cloacas de California de la época. Curiosamente, el más destacado sería Tim Powers, hoy de fama mundial por obras como “La Puerta de Anubis” o “La Fuerza de su Mirada”, que se marca un cameo como zombie en las últimas secuencias de “La Maldición Del Templo Azteca”. Además, como os decía, podemos enumerar a literatos como Gregory Frost, Ed Bryant o Tim Sullivan, que ejerce además del párroco protagonista. Autores poco conocidos fuera de Norteamérica pero cuyo currículo (Wikipedia mediante) resulta muy interesante. Claro, con este panorama es fácil entender porque las interpretaciones son tan alucinantes, y es que, adicionalmente, resulta obvio lo poco en serio que estos tipos se toman el séptimo arte.
El caso es que el propio Sucharitkul hizo sus pinitos como cuentista fantástico y no se le ocurrió otra cosa que tirar de colegas para la ocasión. Sin olvidar que, como hombre renacentista que se sentía, compone la banda sonora a base de teclados de lo más molestos. Sí, una de las facetas claramente apestosas de su ópera prima sería la banda sonora, merecedora de unirnos al club van Gogh cortándonos una oreja. Superar los gestos abducidos de un tailandés gordito a lomos de un piano será el precio que hay que pagar en este viaje a la infecta serie Z.

Siguiendo con la acción, cuando nuestros aguerridos aventureros llegan al pueblo donde se celebra la festividad de “los muertos sonrientes” (una interpretación igualmente casposa del Día de los Muertos) terminan en un hotel donde un antiguo sacerdote azteca/científico chiflado, interpretado por “ya sabéis quién”, prepara el advenimiento de su Dios o algo parecido, donde juega un papel fundamental el párroco, también “elegido” de no sé qué absurda profecía. Aquí es donde el frágil montaje y la confusión narrativa empiezan a hacer verdaderos estragos en la psique del espectador, pues toda esta mezcolanza pulp fantástica – recordemos que los implicados sabían de lo que hablaban, pero no como expresarlo mediante el lenguaje cinematográfico – no consigue cristalizar en una conclusión lógica. Es decir, ¿os imagináis que el destino de la humanidad se pueda dilucidar en un partido de baloncesto? Esto no es “Space Jam”, esto es demencia en estado puro. Porque, ¿no se supone que el juego sacrificial de los aztecas, “Tlachtli en náhuatl”, es precursor del fútbol? La cuestión es que a nuestro amigo Sucharitkul le va el delirio lisérgico y aprovecha esta macabra tradición religiosa, recordemos que los perdedores perdían la cabeza, para marcarse una película en su gloria y honor, baloncesto con zombies mediante. Y si os habéis quedado intrigados: os recomiendo ver los últimos quince minutos de la cinta.

La cosa es que la película tiene sus detalles graciosos. Como por ejemplo unos decorados de cartón piedra o los efectos especiales, que dado el psicodélico argumento muestran un sinfín de tonterías de forma práctica. Lo que siempre es un añadido para la risa maliciosa, teñida en esta ocasión por algo de admiración; y es que con cuatro duros y mucha imaginación veréis momentos únicos del cine basura: ¿un hombre con su propio brazo bajando por su garganta? Cositas que una producción de mayor presupuesto ignoraría por considerarlas pueriles, pero aquí, un servidor, se deja llevar como un niño y os recomienda la diversión netamente camp del “anticine”.

Resumiendo, que la película no da para mucha prosa, “La Maldición Del Templo Azteca” os ofrece, de forma más cutre de lo habitual, lo que tan de moda estaba por el cine de serie Z de finales de los ochentas: zombies, demonios, exorcismos, “mad doctors”, desnudos, monstruos de plástico… Lo hace con la misma tendencia a la comedia de sus coetáneas, por ejemplo “La Noche de los Demonios”, pero sin presupuesto ni un mínimo de conocimientos sobre el ritmo que debe tener una producción. Algo claramente obvio en una primera hora que sirve para una ideal siesta de domingo, una vez superada esa cuesta, tendremos un surtido de memeces que merecen llamar a los *colegas y sacar el papel de fumar junto a unas birras fresquitas.

Lo mejor: La locura de su parte final, rubricada con un partido de baloncesto surrealista.

Lo peor: Una música enervante y omnipresente.


Vuestros comentarios

1. 20 ene 2016, 17:10 | Lady Necrophage

Hola!!!

Te quiero mucho, pero a veces te pasas con la caspa :P: “La diversión metamente camp del anticine”. Lo dicho, no serías tú de otra manera XD.

Un besico ^^

2. 21 ene 2016, 12:15 | Bob Rock

In caspa we trust!!! jejejejejeje!!

Ya sabes que esto no es para ti :P

3. 23 ene 2016, 04:07 | maymay74

Amo las caspa-movies pero como mexicana no se si podre soportar tanta tonteria. Tal vez despues de algunos tragos…
Gracias.

4. 25 ene 2016, 00:43 | davida

alianza sera campeon 2016 porke es el mejor del péru ariva montaño ankenokieran an alianza es el mejor

5. 25 ene 2016, 00:48 | david

alianza sera campeon 2016 porke es el mejor del péru ariva montaño ankenokieran an alianza es el mejor

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