Intruders

Anna sufre de una agorafobia tan intensa que, cuando un trío de delincuentes irrumpen en su casa, ella no se atreve a huir. Pero lo que los intrusos nocsaben es que la agorafobia no es la única psicosis de Anna. ¡La habéis cagado con todo el equipo!

“Intruders” es otra aproximación de bajo presupuesto al subgénero de las “home invasión”. Esta vez de la mano de Blumhouse, la famosa productora tras “Insidious” o “Paranormal Activity”, entre muchas otras. Productora que ya revitalizase el mismo subgénero con “The Purge”, cinta que ha disparado la producción de películas basadas en la frágil seguridad del hogar moderno. “Intruders”, dirigida por el debutante Adam Schindler, no es ni mejor ni peor que el resto, una muestra paradigmática de estas historias como thriller de sobremesa: no molesta, pero no aporta nada especialmente destacable. Su argumento presenta las bases canónicas de todas estas tramas: la mujer indefensa que se ve acosada por unos aviesos invasores. Eso sí, lo hace con agradecida rapidez y usando una vuelta de tuerca que mezcla elementos de “La Habitación del Pánico” con “You’re next”.
El único problema de este giro es que llega, quizás, de forma demasiado predecible, pues desde los primeros compases “Intruders” muestra sus cartas sin muchas excusas. De hecho, desde la sinopsis y tráiler oficial se nos vendía ese giro, tampoco muy alejado de lo que últimamente ofrece el subgénero del “rape and revenge”, como una de sus grandes bondades. Así que, con mil pistas utilizadas como elementos de marketing antes del estreno, las sorpresas que nos restan son pocas, influyendo negativamente en esa sensación de “ya he visto esto antes, pero mucho mejor y más intenso”.

Sus guionistas T.J. Cimfel, yDavid White, que vienen de escribir el peor segmento de la insuficiente “V/H/S Viral”, intentan utilizar un pequeño misterio, las motivaciones de Anna, la protagonista del film, como elemento de interés añadido, consiguiéndolo a medias. Efectivamente, es esta revelación la que añade un poco de tensión a la mezcla, pues sin ese secreto ominoso, “Intruders” tendría todavía menos sustancia. Entendámonos, la cinta, haciendo gala de ochenta comedidos minutos, no llega a aburrir en ningún momento, pero presenta unos personajes tan desdibujados y grises que, sin ese extra argumental que señalo, hubiese terminado por convertirse en una historia ridícula. Una pena la incapacidad de los guionistas por recrear caracteres con fuerte personalidad o cierta evolución psicológica. Tenemos a cuatro personas contadas en pantalla durante todo el metraje, y ni una destaca como ser humano, ni para bien ni para mal.

En primer lugar tenernos a Anna, nuestra sufrida protagonista. Interpretada por una acertada Beth Riesgraf, desconocida actriz que consigue mantener un buen nivel a pesar de lo ambiguo de su personaje: Anna pasa de corderito a lobito en menos de lo que canta un gallo, sin motivación aparente. Aquí sí cojea seriamente “Intruders”, porque ese gran misterio no es para tanto cuando se revela, ni siquiera justifica los tremendos agujeros que presenta la historia. El hecho de que Anna sea agorafóbica es un detalle simpático, por aquello de que la víctima no puede huir de sus asaltantes, pero, al fin y al cabo, aporta muy poco al meollo de la trama, semejando una triquiñuela accesoria y sobrante.

Enfrentados a Anna, tenemos a cuatro hombres de pelo en pecho, interpretados por Joshua Mikel, Rory Culkin, Jack Kesy y Martin Starr, que no llegan a impresionar ni por sus motivaciones, económicas e indefinidas a la par, ni por sus actos: pues la crueldad y la violencia, argumento para posicionarnos de uno u otro bando, hace acto de presencia de manera testimonial, agudizando esa atmósfera grisácea donde no importa apenas lo que suceda en pantalla. Y es que todos los personajes generan desidia, ni siquiera antipatía, mucho menos empatía, por lo que su destino nunca llega a significar algo para el espectador atento. Ojo porque las actuaciones masculinas, especialmente la de otro tierno miembro del clan de los Culkin, tampoco son desdeñables: a mi entender sacan petróleo de un guión laxo e indeciso con el destino de sus personajes. Si tenemos sólo cinco en toda la película, ¿cómo pueden ser tan simples y banales?

En cuanto a los valores de producción nada que objetar: todo muy aséptico, moderno y ordenado. Acordes con esa atmósfera que emparenta a “Intruders” a los *telefilmes de sobremesa, quizás un par de escalones por encima de la media. Olvidaos de truculencia alguna o de terror psicológico; de nuevo esa revelación final se erige como lo más atrevido de la película dentro del terreno intangible. Sin embargo, tampoco llega a ser eficaz: ¿Tiene severas implicaciones morales los actos de su familia? Sin lugar a dudas, pero nada que no supere cualquier telediario… y es que la vida imita el arte.

En definitiva, si estáis metidos en el subgénero de las “home invasions” la disfrutaréis, pero a la vez le veréis fácilmente las costuras, por aquello de las fáciles comparaciones que la presentan como hermana menor de cintas más populares. Al resto de aficionados, entre los que me cuento, ya que no me fascina ni este subgénero ni el “rape and revenge”, “Intruders” les servirá como un pasatiempo entre horas, una película de transición que permite rellenar hora y media de tiempo con algo mejor que la televisión. Desde luego, se deja notar que la Blumhouse se esmera más en obras con una base comercial previa, fijaos como promocionan su ingente cantidad de secuelas, antes que en esas obritas menores con las que amenazan colapsar los medios digitales. Un servidor, con limpiar y ordenar su hogar ya tiene bastante, así que me guardaré de intrusos y torturas sin especial ingenio para una ocasión más destacable.