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Refugio macabro

British Horror Pop Vol. III

Refugio macabro

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Llevamos casi dos meses de año y ya hemos podido disfrutar de algunos estrenos, o bien aplazados de 2015 o exclusivos de este invierno. Excepto alguna película digna, la tónica general del cine de género sigue siendo insatisfactoria para los que llevamos muchos años en el gallinero, las ideas escasean y el cine está sometido a la esclavitud de los números de forma que provoca vergonzosas secuelas o reciclaje de fórmulas vistas mil veces. Independientemente de esta situación tan pobre, un servidor seguirá en Almas Oscuras al pie del cañón, indagando en el cine de horror mientras exista algo que merezca la pena echarse a los ojos. Sin embargo, cuando los citados estrenos se niegan a darte satisfacción alguna como aficionado, uno se ve en la necesidad de acudir a películas antiguas para saciar el gusanillo, así como explorar filmografías que nunca deben olvidarse si queremos juzgar con acierto el cine actual. En este caso, las producciones de la “Amicus”, pequeña productora británica que nació a rebufo del éxito de la “Hammer”, siempre desbordan una honestidad y un desparpajo que suponen un bálsamo para cicatrizar la decepción, lo que resulta ideal para largas épocas de sequia de calidad como la que vivimos.

Así que hoy toca revisitar “Refugio Macabro” (“Asylum”), una de esas antologías de cuentos de terror sobrenatural que caracterizaron a la productora “Amicus”, la cual se especializó en recopilaciones de terror, durante los setenta, para gozo de los nostálgicos de los pulps de principios de siglo XX o los comics de terror de la EC: “Doctor Terror”, “La Mansión de los Crímenes”, “Torture Garden”… Con la única intención de entretener al público a base de presentar el mayor shock posible por pantalla, esas cintas de bajo presupuesto son un hallazgo en cuanto a la fuerza de sus historias, gracias a unos argumentos directos envueltos en una presentación naif pero tan macabra que supuso un soplo de aire fresco para el género de la época y, ¡qué demonios!, a día de hoy se disfrutan con similar intensidad. Alguna de estas antologías ya han sido analizadas aquí, esta vuestra casa, en los dos anteriores volúmenes de “British Horror Pop”, en concreto: “Condenados de Ultratumba” y “La Bóveda de los Horrores”. Compartiendo, esta última, director con “Asylum”, así como el enfoque divertido y frugal en lo que serían sus historias, dotadas de un acertado humor negro.
Roy Ward Baker, el director, demuestra galones sin alarde alguno, construyendo una película compacta, por encima de la media en cuanto a antologías se refiere, y dinámica, ya que a pesar del bajón de una de sus historias, la tercera, la hora y veinte minutos que dura se pasa en un suspiro, casi habiendo deseado más cuentos en las recámara.

El joven doctor Martin llega a una institución psiquiátrica para una entrevista de trabajo. Su sorpresa tendrá lugar cuando, tras conocer al director del psiquiátrico, sepa las condiciones de la misma: el puesto será suyo si logra, tras entrevistar a cuatro enfermos, descubrir quién es el doctor del manicomio, el Dr. Starr, el cual ha acabado demente como el resto de sus pacientes.

Para redactar el libreto de “Asylum” se tomó una decisión que se convertiría en el mayor acierto de la película: contratar a Robert Bloch, el famoso autor de “Psicosis”, el libro, que ya había trabajado con la productora en títulos anteriores. El reconocido autor norteamericano llevaba a sus espaldas una gran cantidad de novelas y una infinidad de relatos, siendo uno de los miembros originales del “Círculo de Lovecraft”, lo que se demuestra en las historias preparadas para “Asylum”, que siguen su estilo seco y efectivo, así como el gusto por lo macabro y lo sorprendente; sin olvidar cierto tributo a los “Mitos de Cthulhu” en la segunda de las historias. No podemos hablar de unos relatos de originalidad aplastante, pero sí una perfecta traslación, que por 1972 no se estilaba como ahora, de la idiosincrasia “pulp” al mundo del séptimo arte. Nuestro guionista sabe que su objetivo es epatar al público, estamos hablando de una cinta de terror y es su deber alarmar a la platea. ¿Lo consigue? Analizándolo con la perspectiva del tiempo, desde luego la película ha perdido parte de su garra: los amaneramientos de hace más de cuarenta años lucen ligeramente ridículos hoy por hoy. Lo que no impide, en ningún caso, el disfrute de su ambientación oscura, con ecos góticos por doquiera a pesar de tratarse de un horror netamente moderno; de unas actuaciones serias y flemáticas, como no podía ser de otra británica forma; de argumentos simples pero, por fin, haciendo especial hincapié en el terror de las situaciones construidas; de efectos especiales deliciosos por su aire “camp”… En definitivas cuentas, “Asylum” aparenta la edad que tiene, pero goza de todo un surtido de cualidades intelectuales que no podrían alcanzar muchas de las películas del siglo XXI, tan plagadas de efectismos baratos y reciclados hasta el absurdo. Cabe destacar que, a pesar de que las historias padecen de una duración muy limitada, en ningún momento se notarán incompletas o superficiales… algo locas, sí, pero eso es parte de la diversión.

Aunque a nivel actoral destaque Peter Cushing entre los títulos de crédito por su fama, el elenco se nutre de rostros muy profesionales y eficaces, como Robert Powell, ejerciendo del protagonista de la viñeta de unión; Barry Morse interpretando a un divertido sastre “dickensiano” o a Barbara Parkins, “El Valle de las Muñecas”, como atractiva y aterrada víctima de sus pecados de adulterio. Entre otros muchos actores que componen un plantel serio y capaz de dignificar una película de horror de bajo presupuesto, algo de lo que deberían tomar nota los productores de serie B actuales.

En cuanto a las historias, de nuevo recomendadas por un servidor, el menú se compone de los siguientes platos y en este mismo orden:

Frozen Fear: Un hombre cualquiera planea acabar con su rica esposa para hacerse con la jugosa herencia y fugarse con su amante. Sin embargo, fuerzas desconocidas se harán con el contenido del nuevo refrigerador de nuestro protagonista, provocando un banquete de carne y horror.
La mejor historia, no tanto por su profundidad, más simple que un tapón de corcho, si no por lo inquietante y onírico de su conclusión, pura pesadilla.

The Weird Tailor: Un viejo sastre acosado por problemas económicos acepta un extraño pero jugoso encargo que consta en hacer un traje de una tela muy especial durante las horas nocturnas. Jamás podría sospechar que ese traje luminoso le llevase del asesinato a la resurrección como si tal cosa.
La historia con ecos lovecraftianos, aquí hablamos de puro “pulp” en la mejor tradición de “Weird Tales”, es otro punto álgido del metraje, y no sólo porque salga un majestuoso Peter Cushing.

Lucy Comes to Stay: Bárbara es llevada por su hermano a una finca para que descanse de su agitado estado mental. Sin embargo, su amiga Lucy hará acto de presencia en la casa para sembrar el caos a costa de la frágil estabilidad de Bárbara.
Una historia que no pasa de simpática… ¡y por los pelos! Su principal problema sería la predictibilidad de la que hace gala. Entrañable el giro psicológico, del que Bloch es un experto, pero se ve venir de lejos.

Mannikins of Horror: El Dr. Martin, el psiquiatra que ha entrevistado a los tres personajes anteriores, se ve finalmente con el más curioso de los pacientes, un ingeniero que cree posible la traslación de la mente humana a unos pequeños autómatas que ha construido. Por fin sabremos quién es el esquivo doctor Starr, lo que nos llevará a una impactante conclusión.
El segmento de unión concluye como el cuento más “alocado” del paquete, gozando de un final ilógico e insostenible a todas luces, pero que perdonamos por llevar el aroma de los comics de la “EC”, donde no importaba tanto la coherencia si no como el impacto en el espectador. Son especialmente adorables los autómatas, afiliándose el cuento a la sagrada tradición de historias sobre “muñecos asesinos”, una de mis muchas filias personales.

Lo mejor: La primera historia, Frozen Fea, tonta pero macabra.

Lo peor: La tercera historia, Lucy Comes to Stay, predecible.


Vuestros comentarios

1. 24 feb 2016, 23:21 | Celtor

Me encantó esta antología, la vi hace un tiempo por Filmin, por cierto señor Bob Rock, cayó hace poco en mis manos “Southbound” de los implicados en V/H/S y tengo que decir que me encantó como pocas de las últimas antologías, me gustaría leer una reseña de ella por Almas, a ver que os a parecido, un saludo.

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