Violent Shit, The Movie

El asesino conocido como Karl the Butcher reaparece en Roma para cometer las mismas tropelías que en su Berlín natal. Aunque esta vez alguien parece mover los hilos tras el temible personaje. ¡Temblad! ¡Os vais a poner de cacota hasta las pestañas!

“Violent”: Violenta.
“Shit”: Mierda.
“The”: La.
“Movie”: Película.
“Violent Shit, The Movie”: Mierda Violenta, La Película.

Esta obviedad anglófila sería la mejor reseña de la película, ¿para qué ocupar ceros y unos en algún servidor Bosnio analizando semejante boñiga? Me cuesta encontrar algo de humor en mi alma cuando esta maldita basura me ha envejecido hora y quince minutos y, además, ha causado daños irrecuperables en mi capacidad para disfrutar del cine de terror. ¿Cómo enfrentaré ahora la elección de una película cuando corro el riesgo de caer en otra atrocidad similar? De verdad, ¿tenía algún sentido resucitar la trilogía aberrante del aberrante Andreas Schnaas? Soy el primer defensor del cine basura, del sufrimiento mental como la experiencia cinematográfica definitiva. A mí pónganme unos “Killer Klowns”, por decir algo, y me tendrán más contento que una mosca en una piscina de diarrea… pero “Violent Shit” no merece la pena ni para aquellos que queráis resucitar el gore descerebrado de principios de los noventa, que muchas veces era la mayor pérdida de tiempo de una adolescencia. ¿”Ultragore” alemán cuando puedes pelártela como un macaco en celo?

Sin embargo, lo transgresor se apoderaba de alguna de aquellas obras del escarnio y el látex mongólico. Es imposible no recordar con cariño “The Burning Moon”, “Nekromantik” o “Darkness”; ahora bien, Schnaas siempre fue un zoquete sin talento alguno, ni siquiera para ofender. Así que imaginad en que se puede convertir una especie de remake/reboot/secuela/lavativa sobre su obra más famosa: las aventuras de un gilipollas enmascarado con afición por el desmembramiento.

¡La deconstrucción del slasher!, exclamaréis unos. ¡La síntesis del torture porn!, diréis otros. ¡Los cojones!, vomita un servidor. “Violent Shit, The Movie” es la peor película que me he echado a la cara en mucho tiempo, y me he metido ocho enemas de “After dark” seguidos y sin anestesia, ¡vivan las bolas chinas!
Por si fuera poco, han necesitado tres guionistas para perpetrar una ristra de diálogos digna de limpiarse con la escobilla del retrete. Especialmente hiriente al contemplar el gelatinoso intento de narrativa, lleno de escenas de transición sin valor alguno, un montón de ellas aprovechando gratuitamente las calles de Roma como excusa para rellenar metraje… ¿no debería cobrarles el ayuntamiento algún tipo de impuesto a estos “caraduros”?

Un tal Luigi Pastore recoge el testigo de Schnaas, patético en el correspondiente cameo, y Steve Aquilina, el otro creador del puto Karl the Butcher, para editar una cinta amateur que atesora las mayores aberraciones del séptimo arte, gracias a la producción del propio Aquilina. ¡Pero ojo! Hablo de las mayores aberraciones artísticas, porque lo que es contenido violento tendremos el justito. Efectivamente, ni siquiera hablamos de un festival de gore que justifique mediante excesos de juventud la ineptitud de todos los implicados. Tampoco Claudio Simonetti, escondido de nuevo tras Goblin, consigue una partitura digna de elogio, y aun así, obviamente, es lo mejor de “Violent Shit”.

Iremos desde un doblaje al inglés enervante, hasta unas actuaciones dignas de las actrices de porno softcore que aparecen para enseñar una triste cirugía plástica: ¡eso es obra de un “mad doctor”! Entre medias, la mayor mierda que os podáis imaginar, ¿pero eso ya lo sabía cuando accedí a algo llamado “Violent Shit”? ¡Maldita sea mi vida!

De forma anecdótica podemos señalar la presencia en papeles secundarios de dos directores de la vieja explotación italiana: Luigi “Hercúlea contaminación” Cozzi y Enzo “Los Guerreros del Bronx” Castellari. Dos viejales acudiendo a la cola de los pensionistas de la farlopa y las nalgas prostituibles, igual que un Giovanni “Canibal Ferox” Lombardo que, como poco, da bastante asco natural. Mero reclamo para los tontos como yo, que aun a sabiendas de lo aprovechados y gentuza que fueron siempre esta gente, aun les rinde algún tipo de pleitesía como amaneramiento nostálgico.

Y hasta aquí llego hoy, no tengo ni puñeteras ganas de darle más coba a esta patochada.

“¡Sacadme de esta película, por favor!”

“Actrices” extasiadas con el método Stanislavski

“¡Si yo sólo he venido por la coca y las putas!”