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Especial Survival Horror

Todos tus amigos están muertos

Y bien muertos. No tengas ninguna duda. Han sido masacrados de las maneras más charcuteras, humillantes, lentas, dolorosas y solitarias posibles. Es absurdo que te preguntes los motivos de la situación o el causante de la misma. Un psicópata, un monstruo, el propio entorno que te rodea, la hipoteca, los exámenes… La Naturaleza es el mayor asesino en serie de la Historia y el depredador más frío y ecuánime. No es nada personal, sino puro darwinismo. Sólo aquellos que son capaces de adaptarse al nuevo hábitat podrán sobrevivir. Y ahora todo depende de ti. ¿Ser o no ser… el siguiente? Podrías rendirte. ¡Sería tan fácil! Cerrar los ojos y convertirte en un patético cadáver mutilado más para descansar de una vez por todas. Pero algo más salvaje aún de lo que te acecha se despierta en el lugar más oscuro y recóndito de tu alma. No estás dispuesto a dejarte vencer tan fácilmente, si has de caer, será luchando. Puede que todos seamos prescindibles pero llevas demasiado tiempo soportando la mediocridad que te rodea. Esos compañeros trepas, esos jefes tiránicos, ese trabajo insulso, esa vida vacía a la que te aferras… Hay demasiada rabia acumulada en tu interior y ha llegado el momento de dar rienda suelta a tu frustración. Es hora de presentar batalla porque en el fondo, sabes muy bien lo que eres: un maldito superviviente.

El género no es nuevo. Ya desde tiempos remotos era cultivado por las más variadas expresiones culturales, principalmente cine y literatura partiendo de unas premisas tan básicas como complejo podía ser su desarrollo: un grupo de personajes son asediados por fuerzas incontrolables que van terminando paulatinamente con sus vidas hasta restar un último y final protagonista que ponga el adecuado colofón a su particular pesadilla. Estamos pues ante un género que pretende mostrar de manera metafórica pero no exenta de veracidad y crudeza la insoportable levedad del ser humano, objetivándolo en su más obvia y mortal vulnerabilidad. El mérito por tanto no radica en una idea que como hemos dicho resulta pretérita pero sí en la forma de desarrollar la misma pues no en vano la maleabilidad que permite esta sencilla que no simple premisa nos abre la vía a ciertos subgéneros tan terroríficos como exitosos. Y la popularización de los mismos entre el gran público se la debemos principalmente al cine, la literatura y sobre todo… los videojuegos, cuando los mismos dejaron de ser vistos como una mera diversión pueril para convertirse merecidamente en un fenómeno de masas como entretenimiento adulto en este mundo cada vez más globalizado. Buena parte de la culpa la tuvo el señor Shinji Mikami que con su “Resident Evil” volvió a popularizar ese manido género de los muertos más vivos que nunca y las aberraciones “maddoctorianas” logrando con ello la democratización del terror más primigenio, cafre y gore en todos los ámbitos culturales. Pues a partir de aquí se abrió la veda para continuar la senda a través de películas, cómics, novelas, músicas y todo merchandising imaginable.

Y en esta pluralidad de expresiones artísticas del llamado “Survival Horror” es precisamente donde radica la magia de su grandioso eclecticismo. La supervivencia, como fin fundamental de toda especie, incluida la humana, conlleva un enfrentamiento sin paliativos a todo aquello que se oponga a la misma. Desde un monstruo antediluviano, un asesino enmascarado, una expareja despechada, un extraterrestre con abductoras intenciones, un demonio mal invocado, pasando por un ejército enemigo, un desastre natural apocalíptico o una banda mafiosa, hasta llegar a unos niños desagradecidos o una mascota muy poco cariñosa, la ambigüedad está servida. Toda fusión enriquece el plato si se sirve bien condimentado, hasta el punto de crear sus propias recetas de culinaria cinefagia como el no menos impresionante “Rape & Revenge”, subgénero del anterior que goza de entidad propia y donde la víctima propiciatoria terminar por convertirse en depredador invirtiendo los papeles originarios.
En definitiva, damas y caballeros, queridas Almas Oscuras, bienvenidos a esta nueva galería de los horrores que hemos destilado para vuestros exquisitos paladares:

SOUTHERN COMFORT: LAS COSAS DEL PANTANO

Estando de maniobras, un grupo de la Guardia Nacional provoca un sangriento incidente en los pantanos de Louisiana. A continuación los miembros del pelotón se ven perseguidos por los violentos habitantes de la región hasta quedar desamparados en medio de la nada mientras el desánimo, la desconfianza y la paranoia comienzan a adueñarse de los hombres.

Pregunta de examen. ¿Qué tienen en común películas tan dispares como “Zombies Party”, “Willow” y “Arma Letal”? Pues en apariencia nada, pero si salvamos las distancias entre los géneros mencionados veremos con estupor que en el fondo todas ellas son “buddy movies”, es decir film de “colegas o amiguetes” en los que un grupo heterogéneo de personajes se ve impelido por la ominosa situación de turno a formar una pandilla con el que hacer frente común a las adversas circunstancias. Tampoco aquí vamos a dilucidar si fue antes el huevo o la gallina, pues films de esta guisa existen desde que a los hermanos Lumiére se les encendió la bombilla, sobre todo en el ámbito cómico donde parejas tan ilustres como la formada por Stan Laurel y Oliver Hardy han pasado justificadamente a ser iconos de la historia del celuloide. Por tanto, es evidente que nuestro querido Walter Hill no creó el género pero si contribuyó de manera decisiva a su institucionalización incluyendo acción (la balística “Last Man Standing”), romanticismo (genial “Calles De Fuego”) y por supuesto ciertos visos cómicos y hasta interraciales (inolvidable “Límite 48 Horas”) dotándole de una versatilidad multidisciplinar más acorde con los nuevos tiempos.

Con “La Presa”, también conocida como “Compañía Bravo” es posible que nos encontremos ante su film más personal e intimista. Pues si bien parece comenzar como una película de aventuras al uso, a los pocos minutos se troca en un todo un “american gothic” desatando una lucha cruel por la supervivencia. Ambientada a comienzos de los años 70, la analogía que propone Walter Hill resulta más que evidente a tenor del escenario elegido, unos interminables “everglades” agrestes y pantanosos que recuerdan por momentos a la tupida selva vietnamita. La comparación no es casual pues el incidente inicial que desencadena la tragedia cinematográfica sirve al director para dar rienda suelta a una inapelable crítica en segunda lectura al conflicto estadounidense y más aún a su política imperialista que aún hoy sigue practicando, metiendo sus narices al olor del dólar en lugares donde nadie les ha llamado (fíjate tú, que en Irak al final no había armas de destrucción masiva, pero petróleo un montón, oye qué cosas).

“Este es nuestro territorio. Vivimos aquí. Marchaos” Les advierte escopeta en ristre y con toda razón uno de los cajunes o habitantes del lugar al más puro estilo “viet cong”. Pero como podéis imaginaros los fanfarrones americanos haciendo enésima gala de su superioridad moral y material, se mofan de esos “rednecks pueblerinos” y la gracia les acaba saliendo muy cara. El final, es un crescendo apoteósico con un montaje impecable que ataca los nervios del más templado, y termina con un mensaje tan atemporal como aleccionador: no os burléis de aquellos que son diferentes, sed buenos chicos y como decía el Hombre de Hojalata, gracias por vuestra cooperación.

DESMEMBRADOS: PAINTBALL DOMINGUERO

Los empleados de una multinacional que se dedica a la fabricación de armas se van a Hungría a pasar un fin de semana pagado por la empresa. Sin embargo, en lugar de descanso y diversión, lo que encontrarán será una auténtica pesadilla.

Siempre que nos hacen referencia a una comedia de horror representativa del género, solemos pensar en una película de culto para los aficionados como “Zombies Party” (aka “Shaun Of The Dead”) y no podemos negar, que desde luego estamos ante un clásico en toda regla pues todo el film se articula como un continuo “gag” por momentos hasta paródico. Sin embargo, existe una vertiente dentro de la “horror-comedy” que lejos de combinar en continua simbiosis el chiste y el susto superpone ambos en capas alternas, como el agua y el aceite, ofreciendo un resultado arrítmico que permite llevar cada escena hasta el límite del paroxismo con agradecidos excesos visuales y narrativos. En “Severance”, la mencionada dualidad está salpicada, nunca mejor dicho, de un humor británico tan accesible como cafre que convierte cada situación en toda una oda al surrealismo (ese “streeptease” de emergencia de las señoritas húngaras es de las mejores bromas del género). Y es que como en toda buena comedia de horror, bajo su aparente superficialidad subyace una mordaz crítica en ciernes, en este caso de triple rasero nada menos.

La sátira se articula partiendo del mundo laboral, aquí genialmente representado por unos personajes tópicos reflejo de ese microcosmos que es toda compañía (el gerente incompetente y ayudante competente, la intelectual poco agraciada, la guapa emprendedora, el pelota tontaina, el ejecutivo agresivo y el pasota “melasuda” interpretado por un siempre genial Danny Dyer en su papel de perenne cockney) para mostrarnos que aquello del “homo homini lupus” es inherente a toda empresa. Luego se realiza un crítica mordaz al mundo armamentístico (atentos a esos anuncios “made in Paul Verhoeven”) y sus grotescos empresarios, para terminar cerrando el círculo con una seria y necesaria reflexión sobre los terribles genocidios cometidos bajo el falso nombre de la libertad por descerebrados animales políticos.

Pero no os dejéis engañar por estos mensajes emitidos en segunda línea, ya que los mismos serán rubricados en primer plano con decapitaciones, torturas, amputaciones, y salvajadas varias que convierten al “Hostel” de Eli Roth en una fiesta de pijamas. Todo ello aderezado con un maquillaje impecable donde la aparición de los artificios informáticos es meramente testimonial y se recurre a los efectos “old school” como mandan los cánones. En definitiva, “Desmembrados” supone sin duda una afilada comedia de horror que pese a no haber gozado de mayor reconocimiento os reportará una diversión de primera clase. Así que ya sabéis, no tentéis a la suerte con ciertos juguetes que parecen cargados por el Diablo.

EL ÚNICO SUPERVIVIENTE: ELECTRONES PASADOS DE VUELTAS

El científico Zac Hobson experimenta con una fuente de energía de extraordinario poder: un cinturón de fuerza que rodearía todo el planeta. Pero el experimento resulta mal, envía a la casi totalidad de la población a una dimensión desconocida, y el cinturón acaba sin dejar ni rastro de los seres vivos de todo el planeta. Aunque al principio Zac se desespera pensando que es el único hombre que queda vivo sobre la faz de la Tierra, pronto localiza algún superviviente más.

Ojo, no la confundáis con el suvival bélico filmado por Peter Berg en 2013 y protagonizado por el versátil Mark Wahlberg, ya que este film, que nos ocupa es nada menos que “The Quiet Earth” una extrañísima película de culto de 1985, la década prodigiosa del fandom más irredento y está firmado por el mercenario Geoff Murphy, autor de otras raras avis del lugar como “Freejack” o las segundas partes de las conocidas “Alerta Máxima” y “Arma Joven” entre otras. Con semejante carta de presentación es muy probable que a más de uno ya le hayan saltado las alarmas del “cutrerío a la vista”, pero antes de salir corriendo cual Teniente Ripley del Nostromo, armaos de paciencia pues el conocimiento sólo está al alcance de los más curiosos. Y es que, aunque no podemos negar que el film es hijo de una época en la que el temor a un más que factible holocausto nuclear no era ni mucho menos imposible dado el clima de “Guerra Fría” imperante, lo cierto es que también tuvo el mérito de adelantarse a su tiempo y advertirnos de los peligros futuribles que nos aguardan si nos dedicamos a jugar a ser dioses, no ya destruyendo nuestro mundo actual, sino valga la paradoja, intentando crear otros alternativos abusando de las modernas versiones del “Electro-L” (¿alguien recuerda este genial juguete de la mítica empresa Airgam o soy el más viejo del lugar?) que la tecnología nos facilita en estos tiempos en los que tanto el bosón de Higgs como las ondas gravitacionales están de moda ahora que todos parecemos habernos convertidos en expertos de física cuántica.

Así que, ya fuere porque el tema nuclear había sido tratado anteriormente con gran acierto por hoy otros clásicos no menos deificables como “El Síndrome De China” de 1979 o “El Día Después” de 1983 y en aquel momento eso de plagiar, rebootear o remakear era impensable, o bien porque a nuestros amigos neozelandeses siempre les ha gustado estar en las antípodas geográficas y cinematográficas (véanse la más modernas “What We Do In The Shadows” o “Housebound” para comprobar cómo les va la marcha a estos señores), resulta innegable que este film posee todos los ingredientes para erigirse en un survival gafapastoso apto sólo para cinéfilos adoradores confesos de Ingmar Bergman. Y es que aquí, no vais a encontrar a monstruos surgidos del averno, fieras criptozoológicas, ni cafres enmascarados armados con ensangrentados bricolajes. El verdadero asesino en serie de esta película es la SOLEDAD, así con mayúsculas. Y su narrativa, deliberadamente lenta y exasperadamente tediosa nos describe de forma magistral esa sensación de alienación que nos invade cuando comprobamos no sin cierto estupor que al bueno de Aristóteles no le faltaba razón cuando describía al hombre como un animal político o “zoon politikón”. Estamos condenados a entendernos y a vivir en sociedad y de no hacerlo, nos exponemos a la pérdida de nuestra identidad como seres humanos y con ello a la locura más aberrante, como la que afecta a nuestro protagonista cuando descubre los nefastos efectos de su experimento para terminar por hallar a otros supervivientes y preguntarse si quizá no ha sido peor el remedio que la enfermedad.

Con este manido mensaje y cierto tono moralista, se nos machaca hasta la extenuación durante hora y media, en la que pese a las pobres actuaciones y los clamorosos fallos de raccord (que le hacen a uno preguntarse si no serán intencionados efectos de la falta de continuidad espacio temporal que ha provocado el fallido experimento), podemos disfrutar de ciertas secuencias memorables propias de un tipo y tiempo de cine ya perdidos gracias a las infamias infográficas (brutal la secuencia de la Iglesia). Populosas avenidas desiertas, accidentes recreados con realista maestría sin trampa ni cartón y un final abierto tan intrigante y surrealista como todo el metraje que de nuevo nos desplaza en el tiempo y se atreve a preguntar sobre el sentido de nuestra existencia o existencias paralelas.
Así pues, pese a sus enormes (y quizá intencionales) lagunas, estamos ante un film de género tan original como francamente obtuso que interesará a los más inquisitivos y desesperará a los menos pacientes pero que en todo caso muestra como hasta al género más explotado se le pueden buscar vueltas de tuerca insospechadas.

En definitiva, tres ejemplos de un mismo tipo de cine, tan dispares como inquietantes con los que reflexionar y al mismo tiempo pasar un buen rato. Pasen, vean y disfruten, Almas Oscuras, y si encuentran algo mejor… ¡no duden en recomendarlo!


Vuestros comentarios

1. 01 may 2016, 13:09 | Bob Rock

¡Brutal y maravilloso tríptico! Gracias MASP por el extra de domingo!!!

2. 01 may 2016, 23:04 | Mountain

Me ha picado la curiosidad con “Southern Comfort”, sigo pensando que “Severance” es mucho mas divertida que “Shaun of the Dead” y no creo que vea “Quiet Earth”, pero encabezar este apetitoso apertivo con los estupendos Turbonegro no tiene precio.

Muchas gracias MASP!!!!!

3. 02 may 2016, 00:27 | JosefMendez

“Southern Comfort” es un clásico que me encanta,yo recomiendo la genial “Turkey Shoot” (1982) .Saludos

4. 03 may 2016, 01:06 | MASP

Esa cabecera de “Turbonegro” me ha matado! xD
Gracias a todos por vuestros comentarios. Lo cierto es que el tercer film es hasta prescindible a menos que seas un completista del género pero creí necesario reseñarlo para mostrar una faceta distinta y original del survival.

“Turkey Shoot” es una pequeña joya desconocida que sentaría las bases para los films distópicos cuyo argumento se desarrolla en torno a la consabida cacería humana de turno y que luego inspiraría otros hallazgos de lujosa serie B como “Perseguido” con nuestro querido Arnold Schwarzenegger equilibrando la balanza de la desigualdad. Estupendo apunte!

Saludos!

5. 03 may 2016, 20:07 | Bob Rock

MASP.- Turkey Shoot muy rica!!! Y muy sanguinaria para la época.

La cabecera de Turbonegro me pareció que iba al pelo, porque la que mandaste, MASP, estaba cancelada en YouFuck ;)

Que Arioco nos tenga en sus sueños…

6. 02 ago 2018, 21:40 | Josef Méndez

Hombre ! acabo de ver leer mensaje ,muchas gracias MASP , otra que siempre me encantó es “El Malvado Zaroff” (“the most dangerous game” creo recordar que es el título original) , aunque bien es cierto que la mayoría de esas pelis de terror de los 30 son maravillosas.Ah ! ahí va una recomendación literaria muy en esa línea : “Muerte de la luz” de G.R.R.Martin .

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