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La Historia de Jhon

-¡Jhon! Me encanta como lees esos cuentos. Tienes una voz tan sedante. Tan tranquilizadora.
-Shhhh! Habla más bajo, ¿no querrás despertar a la niña?

Mi hermano mayor asomó la cabeza por el hueco de la puerta entornada y susurrando nos dijo a su mujer y a mi:
-Vamos, dejadla dormir. Tenemos que irnos Marian.

Yo deje el libro de cuentos de mi sobrina sobre la pequeña mesilla llena de juguetes, junto a la cama de esta. Miré por un instante el placido rostro de la pequeña y no pude evitar sonreír. Los rizos rubios le caían rozando la boquita fruncida. Era una niña preciosa pero tenia un genio horrible. Salí junto a mi cuñada mientras ella susurraba jocosamente:
-Esa voz tan aterciopelada te debe funcionar muy bien con las chicas.

No pude evitar reír por lo bajo y aunque conteste que, efectivamente, funcionaba muy bien; no pude sentir cierta envida de la gran relación que ella tenia con mi hermano.

Se despidieron de mi con un abrazo, me dijeron que no tardarían mucho. Al parecer la función de teatro duraría solo un par de horas.
No es que fuese un habitual de la casa, pero cuidar a mi sobrina de vez en cuando era bastante divertido, al fin y al cabo la niña estaba casi tan loca como su tío. Después de que se marcharan fui a la cocina a servirme un Bombay con tónica, tenía la sana intención de pasar las dos horas amodorrado delante del televisor. Estaba bastante cansado, cuidar a una niña hiperactiva suele ser agotador.

Regocijándome del momento, me senté en el mullido sofá color violeta con la copa en la mano. No me dí cuenta y sin querer me senté sobre algo blando que empezó a hablar:
-¡Hola! Esta es mi barriguita.
Salte sobresaltado sobre el asiento y me aparte rápidamente. Rebusque entre los cojines en los que me había tirado. Enseguida encontré lo que había pronunciado esas palabras. Era una perrita de peluche. El típico juguete con bordados sobre el cuerpo indicando puntos sensibles. Eso puntos, que si aprietas disparan el mecanismo de la voz. Pobre muñeco, yo me había sentado sobre su barriguita.
Sonreí un tanto forzadamente puesto que estaba ligeramente sobresaltado. Debía de ser un nuevo juguete porque no lo vi en visitas anteriores.
Le apreté el pie.
-¡Ay, me haces cosquillas en el pie!

Me quede medio minuto mirando el peluche en mis manos. ¡Qué voz tan sensual tenia! Parecía corresponder a una mujer madura pero joven. Una treintañera que sabia mucho de juguetes y juegos (maldita esa mente degenerada que tengo). Pero un momento, ¿qué estaba pensando? ¡Solo era una perrita de peluche! La mujer que grabase las voces sería una de miles. Esto no era más que un subproducto para la diversión fácil y el aprendizaje de un niño. Rocé el hocico de la perrita y disparé otro sensor.
-¡Mis labios son muy rojos! ¿Y los tuyos?

Una frase un poco absurda pero con esa voz ronroneante, el muñeco parecía invitar a probar unos labios fantasma. Unos labios con un ligero sabor a fresa y muy húmedos.

¡Increíble! Me estaba excitando con las voces pregrabadas de un maldito peluche. Pero lo peor vino después. Pase casi las dos horas escuchando a la perrita. Intentando ponerle rostro a las palabras.
A veces casi conseguía ponerle una cara concreta, pero todas las que construía en mi imaginación eran vulgares para una voz ten melosa, provocadora y a la vez inocente.

Puesto que mi hermano y su mujer estarían al caer, decidí hacer algo absurdo. Metí el juguete en la mochila que había llevado con unos libros. Esperaba que no se diesen cuenta de su falta, sobretodo mi sobrina. Me consolé pensando que los juguetes para los niños son solo un entretenimiento efímero. Al tiempo todos esos rostros pintados, esas sonrisas de celofán y los bracitos mullidos se pierden en una espiral de desidia y monotonía.

En cuanto llegaron del teatro los padres de V. me marché con mucha prisa y excusas. Sentí parecer un antipático pero no podía esperar a llegar a mi apartamento y volver a escuchar a la perrita. Mi cuñada me miró muy extrañada y me preguntó si pasaba algo, pero yo estaba ya a salvo en el ascensor.
-En serio, no pasa nada. Me siento mejor que nunca.
Y aunque me sentía ciertamente así, mi hermano no se lo pareció creer. Tampoco es que tuviese más importancia, ya los volvería a ver dentro de poco.

Pasaban los días y las noches. Cada vez me veía más flaco, más demacrado. Pasaban las semanas y en el trabajo me habían llamado la atención. ¿Por qué de repente parecía estar en otro mundo?
Pasaban los meses y yo apenas dormía. Había dejado de frecuentar a mis viejas amistades. Ni siquiera a mis antiguas amantes. Y por supuesto tampoco había vuelto a casa de mi hermano.
¿Qué me sucedía? Estaba obsesionado con esa maldita voz. En la papelera se acumulaban los paquetes vacíos de pilas. El peluche estaba incluso roñoso de tanto tocarlo.
-¡Estas son mis manos!
-¡Dame un abrazo!
-¡Habla cerca de mi oreja!

Esas malditas frases cortas y absurdas me estaban volviendo loco. Yo ansiaba que me dijera "te deseo" ó "quiero sentir tu cuerpo junto al mío". Esa voz me tenia sojuzgado, esclavo de unos sentimientos desconocidos para mi.

Todavía no podía ponerle un rostro a la voz, pero seguro que sería hermoso. El rostro de una Diosa. ¿Cual sería el nombre su propietaria? ¿Afrodita? ¿Diana? No podía más, tenia extraños sueños eróticos en mis breves momentos de descanso. Todo estaba a oscuras y oía esa voz susurrante, mi piel se ponía de gallina y un tacto cálido y blando como el del algodón alcanzaba mi entrepierna. Acariciaba con violencia mi pene. Agitaba una y otra vez mi carne en un ritmo diabólico. Y en el clímax siempre despertaba abrazado a la perrita y con los calzoncillos empapados.

Era inevitable tomar una decisión. El juguete tenía una etiqueta. Era un producto nacional. La mujer que había grabado esa voz tenia que existir y aunque fuese una locura la conocería. ¡Dios mío! Estaba tirando por la borda toda mi vida.
Intentando no pensar, bloqueando mi escasa racionalidad cogí un avión. Estaba en un estado en la otra punta del país.
Me costo solo tres horas llegar hasta la ciudad donde se hallaba la sede y fabricas de Toys Exposure.

Allí estaba, delante de un edificio de cemento y cristal tan grande como el corazón de un gigante. Esperaba no tener muy mal aspecto delante de la recepcionista. Aun estando ojeroso, pálido y delgado; me había puesto mi mejor traje y me había afeitado con manos temblorosas. Debería estar trabajando, así que mi puesto pendía de un hilo.
No me importaba nada, solo quería conocer a la mujer. A mi voz. La recepcionista estaba hablando por teléfono pero mi impaciencia me invitaba a interrumpirla. Sin embargo, no tenia muy claro como podría presentar el tema pero entonces recordé lo que me había dicho mi cuñada. Así que con mi voz más seductora dije:
-Hola, me llamo Jhon Z. Les he mandado mi currículo en multitud de ocasiones. Estaría muy interesado en trabajar con ustedes. Como todavía no me habían contestado y ya hace muchas semanas desde que mande el currículo. Me encantaría trabajar grabando voces para sus muñecos.

Creo que acerté con el tono porque esa típica sonrisita boba que se les pone a las mujeres cuando me oyen, se encendió en la cara de la recepcionista.
-Espere un momento señor. Llamaré al jefe de personal.

Me senté en una cómoda butaca. A pesar de la comodidad no podía relajarme y por si fuera poco la muchacha de recepción no paraba de lanzarme coquetas miradas mientras masticaba indolente la punta de un lápiz.
Finalmente bajó un ejecutivo de planta impresionante. Lo más justo seria decir que parecía el novio ideal de alguna de esas muñecas de cintura de avispa. Rubio, musculoso, bronceado y de blanca sonrisa. Me estrechó efusivamente la mano y con un gesto me invitó a acompañarle hasta un ascensor.
La recepcionista me guiño un ojo al pasar a su lado, pero más con ironía que con picardía.
-Es un placer conocerle señor Z. No he podido encontrar ninguno de sus currículos pero cuando interrumpió a nuestra recepcionista yo estaba hablando con ella. Su voz, me dejó impresionado.

La verdad que me sentía un poco confuso por esta grata recepción. Parecía que la cosa funcionaba. Nos introdujimos en el ascensor y el ejecutivo introdujo una tarjeta de color negro en una ranura mientras continuaba su discurso.
-Tiene mucho potencial. No le voy a engañar, con su voz actualmente no podría grabar nada para nosotros.
-Pero yo...
-Tranquilo señor Z. He dicho que tiene mucho potencial. Recibirá un curso especial durante un semestre. En nuestra empresa somos muy exigentes con nuestros empleados. En compensación, ellos reciben muchos beneficios sociales. De hecho, ofrecemos hasta alojamiento en nuestras instalaciones. Bueno, puesto que su interés es tan intenso querría firmar inmediatamente, ¿verdad?

El monologo de este ejecutivo que ni siquiera se había presentado estaba tomando un giro muy extraño. Pero por lo que el decía la chica de la perrita debía vivir allí mismo. Casi sufro una erección en ese mismo momento. Puesto que no podía casi pensar solo balbuceé:
-Sí, claro...
-Perfecto, perfecto. No necesitamos más formalidades para que el contrato ya este en vigor. De hecho le llevo a su nuevo hogar. Verá que son unas instalaciones muy bien preparadas.

¿Qué me sucedía? Parecía que otra voluntad estuviese guiando mis decisiones. Aunque realmente no me importaba. La voz del atractivo jefe de personal, la del peluche, la de la recepcionista. Me sentía un poco ausente.
Entonces la puerta del ascensor se abrió mientras el extraño ejecutivo me tomaba del brazo. A la vez noté un pinchazo por donde el me había agarrado.
-Verá señor Z. nuestros técnicos de voz deben de ser los mejores. No se consigue cuota de mercado con unas voces muertas y sin motivación. Nuestros técnicos están especializados exclusivamente en su voz....¿Qué le pasa? ¿Se encuentra mal, señor Z.?

En el mismo momento que contemple la sala donde se supone "vivían" los técnicos de voz, noté como mis piernas se volvías de gelatina. Me sentía narcotizado, drogado, ebrio, confuso. Mi boca convertida en un almacén de algodón pronunció:
-Miiii pegggita!!
-Claro, por algo usted querría trabajar con nosotros. Es algo bastante común. Contemple su nueva casa y a sus compañeros. Le ayudarán a perfeccionar su voz. Entre las nieblas que cubrían mi visión vi un espectáculo dantesco. Alguna sucia fantasía corporativista. El sueño oscuro de algún empresario obsesionado con la productividad, la ciencia ficción y el dolor de la carne.

Decenas de cubículos delimitados por rejas de metal se extendían a lo largo de dos columnas por una enorme sala con olor a excrementos y a humanidad. Dentro de cada "cajón" se encontraba, delimitado por los limites de metal, un cubo de carne con multitud de cables saliendo de el.
Rojos, azules, amarillos. Uno marronaceo parecía ser un tubo excretor. Al igual que otro con una sustancia amarillenta dentro, como cristalizada. Probablemente urea. Un tubo más grande y negro partía de la ínfima separación de esos cubos, siendo este su único rasgo diferenciador.
Una minúscula cabeza con lacios mechones de pelo cayendo sobre los ojos idiotizados, sobresalía tímidamente de las moles de grasa y carne. El tubo negro vibraba en ese improbable cuello mientras los labios partidos y resecos salmodiaban las letras que unas pantallas, de azul resplandor, instaladas en el techo iban repitiendo una y otra vez.
Era imposible distinguir siquiera el sexo de los seres. Operarios con mascaras, monos y botas negras de látex se paseaban entre los cubículos realizando mediciones con aparatos que pinchaban en la piel rosada y dura de los técnicos de voz.
-No me extraña que este tan impresionado, es una de nuestras mejores voces. - Señalo hacia uno de los departamentos - ¿Ve esa hermosa montaña de carne? Es “ella”, su trabajo con la perrita P. P. ha sido la culminación de toda su carrera. De hecho tiene un "despacho" vacío junto al suyo. Disfrutaran trabajando juntos, señor Z.

Miré hacia donde señalaba el maldito ejecutivo. Arrodillado por el cansancio miré embobado las moyas de la hermosa montaña. La perfección de las formas grotescas que se apretaban contra la malla metálica, sobresaliendo de color morado por algunos puntos. Los pelillos rojizos hirsutos que crecían en la minúscula cabecita. Las babas que caían sobre los tubos de su boca retorcida y sin dientes. Esos hermosos ojos azules. Por fin, la voz tenia un rostro. Un rostro surcado por quistes de grasa y venas varicosas. Pero un rostro de ojos azules turbios. Algo...

Y mientras perdía el conocimiento oyó:
-Preparad el tratamiento del señor Z. Tenemos que lanzar el súper Guerrero Mortal con 15 frases diferentes para dentro de tres meses.

Por Bob Rock


Vuestros comentarios

1. 01 oct 2009, 07:52 | Bob Rock

Hola Almas Oscuras.

1.000.000 de gracias de nuevo por publicar este relato que para mi es como una broma.

Siento no haber encontrado una imagen de acompañamiento pero todo lo que encontraba daba a entender el desenlace de la historia.

Una antologia estaría muy bien aunque sinceramente no creo que mis relatos esten a la altura.

Un saludo!!

2. 01 oct 2009, 12:46 | korvec

La primera parte del relato (hasta que el protagonista se decide a conocer a la dueña de la voz caiga quien caiga) me ha parecido muy divertida y original.

El desenlace, en la línea del “Society” de Yuzna, me ha parecido algo más flojillo (para mi gusto particular ojo), pero me ha entretenido que es lo que importa.

Saludotes

3. 01 oct 2009, 14:13 | Bob Rock

Hola Almas Oscuras.

Korvec- Pienso exactamente igual que tu. Por ahí va la influencia de los Tales from the Crypt…por ahí y por lo dificil que era conseguir un climax final que no quedase un poco patata (como el 75% de los episodios de TfC)

Un saludo y gracias por leerlo!!

4. 01 oct 2009, 17:09 | Carrieta

Hola necesito saber si el blog Abajate ha caducado. Muero si eso es real. Alguien que me oriente

5. 01 oct 2009, 17:18 | MaRiAnA

Me encantó (again)¡¡
Tales from the Crypt es inolvidable..
El relato muy entretenido y se me ha ido como agua..desde el principio tenía ansiedad de saber lo que pasaría..
Un excelente trabajo ..como siempre ¡¡
=)

6. 02 oct 2009, 02:25 | Elizabeth

Qué puedo decirte Bob?…Soy tu fan!!
Buenísimo!

7. 02 oct 2009, 08:14 | Bob Rock

Hola Almas Oscuras.

Gracias!! Gracias!! Gracias!!

Carrieta, pues no tengo ni idea de si abajate esta muerta de todos modos puedes probar con rosam72

Si no tienes problemas con el ingles es todavia mejor.

Un saludo

8. 03 oct 2009, 21:21 | Luis

Hey Joan, ¿te acuerdas de mi relato de los profesores que te mandé antes del verano? Te mandé un imeil pero no recibí respuesta, igual no lo viste. Ahora voy a leer el del Sr. Rock, que recuerdo haber leído otro suyo que me moló.

9. 05 oct 2009, 09:41 | Almas Oscuras

Luis – te enviado un mail amigo Luis.

saludos

10. 06 oct 2009, 14:10 | Bob Rock

Ya me dirás si te ha gustado Luis. Le estoy echando un ojo a tu blog y tiene una pinta gujosa y venenosa!!

Tu comentario en el punte llamado “descanso” es revelador sobre la tarea de escribir. Yo directamente tengo ese problema en cada relato. No se acabarlos y todo parece forzadillo. Pero me consuelo pensando que esa narrativa es un reflejo de lo que nos rodea. Es decir, nada acaba realmente (no hasta lo que nosotros sabemos).

11. 06 oct 2009, 19:23 | Luis Carbajales

Sinceramente me ha gustado mucho tu relato Bob, y el clímax final a mí sí que me ha molado. Aunque tenga su influencia en Historias de la Cripta y en cosas similares (lo cual está muy bien), es original e imaginativa, felicidades.

12. 08 oct 2009, 08:17 | Bob Rock

Hola Almas Oscuras!

Gracias Luis. Tu tienes una facilidad para sintetizar en tus escritos que es admirable!!

Sigue dando caña en tu blog!!

Un saludo

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