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Last Girl Standing

Los últimos serán los primeros

Last Girl Standing

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

Muchos han sido los clavos que han intentado cerrar de forma definitiva el ataúd del “slasher”, sub género que adoramos en Almas Oscuras, sin embargo este se niega a morir como corresponde a la vertiente más sangrienta del séptimo arte. De hecho, las películas adscritas a los parámetros de un asesino despiadado y unos jóvenes gilipollas corriendo delante de su machete siguen prodigándose como caracoles tras una lluvia de Mayo: Más o menos cómicos (“Lost After Dark”, “Stage Fright”); clásicos y brutos (“Laid to Rest”, “Hatchet”); fallidos intentos experimentales (“Open Windows”, “Beyond the black rainbow”); nostálgicas “italoexploitations” muy deficitarias (“Violent Shit”, “Morituris”, “Christopher Roth”) producciones penosamente baratas (“Lizzie Borden”, “Pinup Dolls on Ice”); slashers que no son slashers, destinados a los “sofisticados” gustos de las nuevas generaciones (“The Final Girls”, “L.A. Slasher”); incluso remakes impensables hace años(“Maniac”, “Viernes 13”). Eso en cuanto a un somero vistazo a vuela pluma, porque como ya demostramos en nuestro especial “Puñaladas Traperas”, estamos ante un sub género que puede dar para semanas enteras de debate aunque sólo sea por su variedad. Pero dejemos el estado actual del slasher, preocupante pese a su importante peso en la producción terrorífica, para otra ocasión.

La película que hoy nos ocupa, “Last Girl Standing”, quiere aportar una nueva vuelta de tuerca al sub género, en cierta manera como lo hacía “Final Girl” y “The Final Girls”, explorando los tópicos ya establecidos desde los lejanos días de “Viernes 13” y “Halloween”, y manipulándolos para ofrecer nuevas lecturas. Como habréis observado, la cosa va de chicas, esas hermosas hembras que se erigen como heroínas involuntarias al convertirse en las últimas supervivientes de las matanzas perpetradas por un sanguinario enfermo mental tras una máscara o similar. Sin embargo, mientras “The Final Girls” proponía una perspectiva entre lo fantástico, la comedia y el feminismo independiente, “Last Girl Standing” plantea los hechos que ocurren después de que el cartel de “The End” rubrique un slasher, y lo hace con una mirada que intenta ser realista y hasta dramática eso sí, de forma muy endeble. ¿Qué secuelas padecería una de esas afortunadas supervivientes? Esta es la pregunta base sobre la que se cimenta un esquema que, por otro lado, no termina de convencer cuando, obviamente, la cinta deja atrás su propia incógnita para adentrarse en los terrenos típicos del slasher: sin mucho estilo pero, afortunadamente, con bastante virulencia.

Camryn fue la única superviviente de la masacre perpetrada por “el cazador”, un asesino enmascarado que practicaba una suerte de rituales donde torturaba a sus víctimas como si fuesen presas de caza. Cuatro años después, y con el psicópata enterrado, Camryn intenta mantener el control de su mente, afectada por terribles alucinaciones, sin establecer fuertes lazos con nadie, malviviendo con su trabajo en una tintorería. Pero la entrada de Nicky, el nuevo y atractivo cajero de la tienda, resucitará viejos fantasmas en Camryn, que otra vez sentirá la presencia de “el cazador” acechándola a ella y a sus nuevos amigos.

Dividida en tres partes muy distintas, la película que dirige y escribe Benjamin R. Moody, debutante con la misma, comete el grave error de adelantar con demasiada alegría los acontecimientos de su final, el cual se quería postular como una sorpresa “gran guiñolesca” y, así, el verdadero reclamo para los aficionados. Nada más lejos de la realidad, la obviedad del transcurso de los hechos, unido a un personaje principal odioso como pocos, cuando su terrible situación debería producir empatía hasta en un pedrusco de granito, hacen de “Last Girl Standing” un cansino paseo por la mediocridad.
Su inicio podría engañar, pero rápidamente descubrimos que se trata de la semilla para el interesante planteamiento de Moody: ¿qué ocurre con la última chica en pie cuando terminan los títulos de crédito? Aquí es a la inversa, tras cinco minutos que sintetizan todos los tópicos del slasher, y que nos ponen los dientes largos con su salvajismo, muy clásico pero siempre agradecido, nos encontramos a Camryn viviendo abducida sin poder superar los terribles acontecimientos que la marcaron. A continuación tendremos una hora y diez minutos para conocer de su inestabilidad mental, de su interés por el nuevo compañero de trabajo y de cómo va a acabar todo. Porque si de algo peca el guión de Moody es de terminar en la superficie, dejando todas las incógnitas son contestadas a medida que son planteadas

En lo que respecta a los amantes del slasher como dios manda, podremos considerarnos afortunados por los diez minutos finales de “Last Gril Standing”. No tanto por su eficacia como producto de terror, en lo que respecta al aparatado del gore nos llevaremos una agradable sorpresa, sino porque principalmente estamos ante un estudio dramático de los frutos psicológicos que una circunstancia, traumática en extremo, puede producir en la mente humana, lo cual se hace un poco coñazo hasta que la cinta vuelve a la senda del slasher durante su tramo postrero. Camryn se va involucrando con Nick y su grupo de amigos, personajes basura que están a caballo entre la caspa y el cine independiente con sus reacciones en las antípodas de cualquier interpretación realista, y de esta forma su equilibrio se viene abajo, dejando salir todos los miedos que ocultó bajó una montaña de antidepresivos. No se trata de un mal planteamiento, lo que ocurre es que ninguno de sus elementos ayuda a llevar hacia delante la narración, lastrada por diálogos deficientes, llenos de incoherencias, y una incapacidad manifiesta para la disección psicológica de la protagonista, presa de un caos poco justificado. Algo que, al fin y al cabo, es lo que se autoimpone su director, bastante más hábil cuando se trata de trasladar la muerte a la pantalla.

Técnicamente también olvidable, sólo se salvan los FX artesanos, “Last Girl Standing” es otro intento absurdo de renovar el slasher, el incomprensible acto de modernizar sus clichés haciendo uso de los mismo. Mal por parte de los actores, que más bien parecen participar en una obra de teatro de la universidad de bellas artes, demasiado engolados como para entender que el poder de la actuación radica en la cercanía de sus papeles con el público.
No sólo aburre en su larga parte central sino que la credibilidad de los personajes anda bajo mínimos, ¿nadie quiere darle un bofetón a Camryn?, haciendo más doloroso si cabe el hecho de que sabemos con demasiada antelación la dirección de la historia y sus recovecos. Aprovechad la exposición de una buena idea como punto de partida para mejores proyectos. Y, si os gusta el tuétano de los slashers, sangre y muchos gritos, pasad directamente del minuto cinco al setenta para acceder a la chicha de la película, el resto se podría resumir en tres palabras: “¡estoy muy loca!”, y concluir con otras doce: “¡me la saco del culo y me la meto en la boca”.

Lo mejor: Su arranque y el intento de presentar un tipo de slasher distinto.

Lo peor: Personajes mediocres, un nudo demasiado dramático para mi gusto y un índice de predictibilidad más alto que el precio de las almendras.


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