Synchronicity

Mola mucho empezar tu estancia en Almas Oscuras hablando de una una peli que esperas con ganas desde hace ya… Lo que no mola tanto es que la peli en cuestión no esté a la altura de tus expectativas, que por otro lado es cierto que eran algo excesivas. Y es que The Signal, que yo al menos me tomé como su predecesora, me pareció una locura fascinante. Ya sabemos que en esto del indie horror: metido uno, metidos todos. Y la simple presencia de Jacob Gentry (y de mi querido AJ Bowen como conexión facial entre ambas) me hacía ya salivar.

Y de repente, pese a compartir el marco de la sci-fi low cost, me encuentro con dos mundos casi opuestos entre una y otra. Así pues, al poco rato de haberme embarcado en Synchronicity (Antes siquiera de haber entrado realmente en la película, que no fue pronto) ya desconecté totalmente de previas y pasados posibles para adentrarme en su atmosfera Blade Runner wannabe. Pues si la peli pone poco énfasis en algo es en esconder la fuente de la que más gusta beber. Y está claro que a para Gentry lo de la distopia de Ridley Scott es pasional. La película se dibuja básicamente en azules, contraluces, neón y demás estampas en las que sueñan los androides tras contar las ovejas eléctricas. Teniendo pues en cuenta que la película presenta un futurismo enrevesado en una trama de puro cine negro, poco queda por esconder. Y al final, este poco disimulo visual (Y recalco este visual) acaba siendo su principal baza, y a la vez su punto débil. Pues este apartado tan estético ayuda mucho a reforzar una historia que no peca de simple, pero que si de sencilla. Y a la vez puede llegar a saturar.

Cierto es, además que la ciencia ficción de bajo presupuesto siempre ha tirado de arreglo y embellecimiento para disimular las carencias presupuestarias. Y ahí es donde Synchronicity si juega bien sus cartas. Por que al final se acaba sintiendo como una película más de corazón (Órgano que por suerte sigue saludable en el género) que de cabeza. Y por suerte, en ese sentido la película es absolutamente transparente, pues el cariño se hace palpable. El problema es que posiblemente la balanza debería estar algo más nivelada. Pues al fin y al cabo, para hablar de viajes en el tiempo, y más aun sabiendo que poco queda ya por tratar sobre ellos, hace falta darle a la cabeza para sacar algo apetecible de verdad.

Y es que lo que, personalmente, más duro se me hizo de Synchronicity fue descubrir que pese a lo relativamente simple de la propuesta, la película continuaba siendo realmente confusa por momentos. Uno no tiene muy claro si es cosa de un montaje extraño, o un guion que intenta esquivar momentos clave para no desvelar el pastel demasiado pronto. Pero al final, lo que resulta es que la mayoría de espectadores que se enfrenten a una cinta como esta van a tener ya el culo pelado. Y eso, le termina pasando más factura de la que Gentry y Orr parecían esperar al escribir el guion.

Lo que si debió ser tratado a conciencia fue la mezcla perfecta que hace entre la sci-fi y el noir. Pues la dosificación de este segundo está especialmente bien medida. No sobrecarga la propuesta, haciendo que aquellos que buscan ciencia ficción de manual la encuentren, pero que a su vez los que busquen en ella algo más no se sientan tampoco decepcionados. Y esto se consigue principalmente a partir del uso del personaje de Brianne Davis, que además de aportar la ambigüedad que la película necesita para poder funcionar (Tal vez a veces aporta demasiada, de hecho), ejerce de perfecta femme fatale, haciendo así que este tinte más oscuro se sienta orgánico, y se module a lo largo de la película. Ya que lleva ella la mayoría del peso. Evitando caer en un escenario fijo.

Al final uno se pasa la mitad del visionado con la sensación de que esta búsqueda de lo ambiguo o se les ha ido de las manos, o que algo nos hemos perdido. Por suerte no se ha optado por un destape del pastel sorpresa al final del tercer acto. Pues de ser así, la peli no se hubiese sostenido. Por suerte, una vez superado el primer punto de giro, la cosa ya agarra velocidad, y el viaje se hace mucho más disfrutable. Mucho más. Pues cierto es que los momentos más asentados de Synchronicity entran como la seda, y la película se vuelve especialmente atrapante. Que es lo que debe ser cualquier película de viajes inter-temporales. Las paradojas no desaparecen, simplemente se hacen mucho más agradables de interconectar, y los personajes pasan a tomar decisiones lógicas, que es algo que hasta ahora no parecía haber sucedido.

Es cierto que, y peso a que esto no debería ser así, Synchronicity es una peli que nos pide hacer algún que otro esfuerzo (alguno más feo que otro, quiero decir). Pero que si somos capaces de hacerlos, sobretodo en lo que supone el primer tramo, al final seremos recompensados con una muestra mucho más que potable de paradojas atmosféricas especialmente atrapantes. Seguro que de haber sabido solventar estos baches que la hacen tan irregular hubiese sido una película que hubiese hecho mucho más ruido, pues tenía todos los números de serlo. Aun así, yo compro.