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El Bosque Maldito

Supiria 2.0

El Bosque Maldito

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

En 1965, después de provocar un incendio en un bosque, la adolescente rebelde Heather Fasulo es enviado por sus padres a la academia Falburn, incapaces de comprender la angustia de una niña convirtiéndose en una mujer muy especial. Una vez llegada a ese edificio perdido en medio del bosque, la decano Traverse acepta a Heather a pesar de la mala situación financiera de su padre. Convertida en amiga de la callada Marcy, ambas son maltratadas por la abusona Samantha. Durante las noches, Heather tiene pesadillas y escucha voces provenientes de los bosques; tras escuchar algunas leyendas mal intencionadas, Heather cree que el colegio podría esconder un aquel arre de brujas tras sus paredes. Cuando algunas estudiantes, incluyendo Marcy, simplemente se desvanecen, Heather intentará evitar el fatídico destino al que sus profesoras quieren condenarla.

El segundo largometraje de Lucky McKee, hoy considerado director de culto de forma quizás desmesurada, nacía maldito desde sus primeros pasos como ya augura el título castellano. Una vez terminada, la película estuvo tres años bloqueada por la propia MGM. Claro, hacía menos de veinticuatro meses que McKee debutara con “May”, principal responsable de ese culto exagerado, y por aquel entonces todavía no era “nadie”. Aunque su primera historia sobre una jovencita disfuncional fraguó un modesto éxito a su estreno, no fue hasta pasado un buen número de días que, gracias al boca a boca, se iban engrandeciendo las virtudes de este director, siendo para un servidor la más destacada esa obsesión por capturar sin piedad el lado oscuro del mundo femenino, principalmente post adolescente. Por lo visto, las buenas palabras alrededor de “May” animaron a la MGM a editar en DVD esta peculiar revisión de “Suspiria” (para la versión 3.0 habrá que esperar un poco todavía), porque a la postre no busquéis otra cosa en “The Woods”, “El Bosque Maldito”. Al que le tuvo que sentar esto como una patada en las narices fue a M. Night Shyamalan, puesto que sufrió presiones para cambiar el título de la película que, estrenada por las mismas fechas, daba el pistoletazo de salida a su larga época de decadencia: “The Village”, titulada en España como “El Bosque”, aquí nos la suda el marketing bien entendido.

Que tantos bosques no os impidan ver los árboles, aunque sea por invertir el refrán. “The Woods” sufre de un montaje que pone en duda la participación de Lucky McKee en el resultado final. A veces, incluso da la sensación de inacabada, rareza que, por mera casualidad, le sienta parcialmente bien a esta historia fragmentada cuyo mayor espejo es la obra maestra de Argento, evocando antes que imitando. Tenemos un internado, tenemos jovencitas, tenemos historias de brujas, tenemos unas misteriosas profesoras y tenemos una atmósfera enrarecida con sabor añejo. No sólo eso, a nivel estilístico McKee busca la elegancia y la contención, reconvirtiendo el sello personal del maestro italiano en su propia marca de identidad, transformando al instituto de señoritas y los bosques circundantes en otros personajes igual o más importantes que los de carne y hueso: se notan los doce millones del presupuesto que tan nerviosos tenía a los directivos de la MGM. Parte de culpa de esta ambientación tan peculiar, se agradece muchísimo la decisión de ubicar temporalmente la trama en los años sesenta, la tienen una entrañable banda sonora, de fantasiosos arreglos vocales así como canciones originales de le época, y una fotografía apagada e irreal con especial gusto por el marrón y otros colores poco alegres.
Eso sí, sed siempre conscientes de esa edición tosca y confusa, porque unas veces se convierte en apoyo fundamental para la atmósfera de pesadilla que rodea a las adolescentes, y otras, cuando el tono de la película intenta ser más serio y convencional, llega a marear al espectador de forma incómoda.

Por ejemplo, y especialmente, debido a los trompicones resulta casi cómico ver el desarrollo de un tramo final donde el argumento se torna más explícito, supongo que para incomodidad de algunos, regalándonos un micro festival gore donde la sutileza y la ambientación anteriores son sustituidas por hachazos y efectos especiales baratos por doquier. De hecho, si no me equivoco, la MGM acusó a McKee de realizar una cinta poco terrorífica, difícil para ser dirigida por el público adolescente. Supongo que teniendo una joven protagonista, los ejecutivos de la productora esperaban encontrar el típico recetario de sustos para púberes y no una cinta donde el misterio se cuece a fuego lento y sin una información o dirección clara. Por eso mismo dudo que la diferencia entre los últimos diez minutos de la película y el resto se deba a una decisión consciente del director, quién sabe si también supeditado por un guion que no era suyo, uno escrito por el desconocido David Ross. También es cierto que viendo “All cheerleaders die”, el último proyecto personal de McKee, uno podría llegar a pensar cualquier cosa.
De lo que no cabe duda es de que el humor negro que sobrevuela la cinta, con ese safismo por explotar aun pecando de mogijato, es marca de la casa, y también muy agradecido cuando se trata de rebajar la solemnidad transmitidas por las preciosas localizaciones: la historia nos quiere vender Nueva Inglaterra, pero en realidad se trata de un internado canadiense.

Otra cosa que termina por convertir a “El Bosque Maldito” en una obra a reivindicar, a España llegó cuando la crisis del mercado doméstico alcanzaba su punto crítico, sería su elenco. Sin ser espectacular, todos y cada uno de los actores ayudan a ese extraño y afilado equilibrio entre lo ridículo y lo macabro sobre el que siempre se mueve McKee. Podrás creerte o no a los personajes, debido a la apática forma de reaccionar ante los sucesos que acaecen en el colegio, pero la confusión de sus intérpretes es la que sustenta la pesadilla que termina siendo, en todos los sentidos, “El Bosque Maldito”. Como punta de lanza tenemos a una tierna Agnes Bruckner (“Venom”, “La Marca del Lobo”, “The Pact”) que lucha por adaptarse a su rol de adolescente problemática con habilidades especiales, parte de la trama que carece de sentido tal y como se expone. Lo hace fenomenal, sobre todo cuando se bate en duelo interpretativo contra Patricia Clarkson (“Shutter Island”, “La Milla Verde”), actriz que encarna a la ambigua directora de la institución. A su alrededor pululan unos cuanto secundarios bastante sólidos, pero destaca por encima de todos el bueno de Bruce Campbell, en un papelito menor alejado de su histrionismo habitual. A los que digan que este señor no sabe actuar les animo a ver su trabajo dentro de “El Bosque Maldito”, contenido sin olvidar ese humor negro subterráneo del que os hablaba, pero Bruce Campbell siempre tendrá un problema en pantalla: es demasiado Bruce Campbell, más cuando se enfrenta a cultistas.

Aunando aciertos y equivocaciones, defectos y logros visuales, “El Bosque Maldito” es un agradable soplo de aire fresco tanto ahora como lo fue hace diez años. Se obstina en construir sus propias reglas, aunque no lo haga de manera perfecta, y mezclar temas fantásticos, tan del agrado de amantes del terror sobrenatural como el menda, sin pensar en el mañana o en los resultados. Obviamente, este riesgo consciente demuestra las carencias de su director y el neófito guionista, que no son pocas. A su vez, el montaje con que fue publicada hace pensar en una especie de maldición real, un trabajo digno de las brujas que pueblan, o no, esta hora y media tan aprovechada; pues desde piromanía, telequinesis, lesbianismo encubierto, homenajes a “Posesión Infernal”, pesadillas menstruales, leche sazonada con sangre y engañoso abuso escolar se dan cita en una obrita que recomiendo encarecidamente en las largas épocas de sequía que nos va a deparar este año.

Lo mejor: Un guion que se cuida de no dar masticada la trama al espectador... y cómo no, Bruce Campbell, siempre alegra verlo en una película de género.

Lo peor: Montaje saltarín, poco sáfico y repelente.


Vuestros comentarios

1. 20 may 2016, 00:47 | MASP

A mí me trae gratos recuerdos este correctísimo film. Aunque secundo la falta de mayor mala uva, pero bueno, eran otros tiempos en los que nos bastaba con embarrancar nuestras naves en los bajíos de Lesbos. Ahora con “Juego De Pornos” como farisea obra cumbre de la fantasía épica a uno le aterra que incluyan escenas soft-core hasta en “Pocoyó”, así que casi prefiero quedarme a la deriva por el mar de la mojigatería.

Saludos!

2. 20 may 2016, 18:52 | upiri

La tengo original y me gusta mucho. Recuerda mucho a suspiria si, y por eso me gusta tanto

3. 24 may 2016, 20:09 | Rago

jajaja que risa MASP. A tener cuidado de que los hijos no vean solos la tv de las 4 de la tarde. jejeje me sigo riendo.
Saludos.

4. 25 may 2016, 18:22 | Bob Rock

MASP.- Yo creo que aquí sí tendría sentido un safismo bien entendido. Nada explícito, nada de tijeritas ni pubis depilados… pero sí más tensión sexual no resulta, la edición es tan burda que quizás algo se perdió en la sala de montaje… quién sabe!!

Upiri.- Yo guardo como oro en paño una edición en Picture Disc de su BSO. Me enterrarán con ella.

Rago.- Abogo por un punto medio: castración química.

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