Bleed

“Menos es más” es una frase que se usa en diseño con demasiada frecuencia y que al cine también le vendría bien aplicarse. Resulta frustrante ver una película que, como la que nos ocupa, no para de acumular tópicos y enigmas en un intento de atrapar al espectador sin tener muy claro el modo en que resolverá su conclusión con coherencia.

Una pareja se traslada a una finca en un pequeño pueblo para dar luz allí a su hijo. La inauguración de la casa reúne al rebelde hermano de la protagonista y a otros amigos bajo el mismo techo. En plena celebración se plantean visitar una prisión abandonada con una oscura leyenda a sus espaldas quedando atrapados allí por fuerzas sobrenaturales.

Bleed reúne venganzas, sectas, clarividentes, apariciones, mariposas celestiales, profecías, conflictos familiares y decisiones absurdas en un batido intragable pese a su correcta presentación formal y pese, tambié,n a un comienzo más o menos prometedor. La visita de esta prisión nos recuerda a Session 9 o a Grave Encounters también tiene cierto aire a Baskin, pero al igual que en esta última, una vez se coloca a los personajes en el emplazamiento, se los deja correr como perro sin collar durante el resto del film sin que tengamos claro ni que quieren ni que es lo que sucede… vamos, un sin sentido. Baskin al menos contaba con un atractivo en la producción e imaginería que aquí brilla por su ausencia.

En una secuencia, una joven manifiesta estar aterrada y querer salir de una habitación, y 15 segundos después, sin abandonar el cuarto, decide hacer el amor con su chico; en otro momento un personaje descubre que hay gente en el bosque y por ciencia infusa deduce que son una amenaza y que, por tanto, lo mejor que pueden hacer es encerrarse en un sótano junto al espíritu que les acosa… Estas son sólo dos gotas en un mar de absurdos y clichés enervantes en el peor de los sentidos. Y es que nada de lo que vemos tendrán ningún tipo de explicación lógica.

Es difícil destacar en este desastre algo medianamente positivo. El que mucho abarca poco aprieta y aquí está la prueba. Bleed es un monumento de celuloide para todos aquellos guionistas y directores que piensan más en las escenas que en la solvencia de los eslabones que articulan una buena historia. De esos títulos en los que en muy poco tiempo te descubren su vulgaridad y su falta de contenido bajo su atractiva apariencia. De esas películas cuyo mayor interés se encuentra en el tráiler y lo que la imaginación del espectador puede construir con él. En definitiva Bleed es de esas películas de las que es mejor pasar de largo e invertir el tiempo en algo neuronalmente más edificante.