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Road Games

El amor se esconde donde menos te lo esperas

Road Games

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Jack lo ha perdido todo en Francia. De vuelta a Inglaterra con el rabo entre las piernas, sin un miserable Euro en el bolsillo, hace autoestop con el objetivo de llegar al Canal de la Mancha. Tal vez no debería, pues el norte de Francia está siendo asolado por un asesino que mata a turistas despistados por las carreteras rurales. Pero Jack es un tipo con suerte, y así se encuentra con Véronique, una atractiva chica que se une en su periplo a dedo. Los dos por fin encuentran un coche que los lleve, el cual pertenece a un excéntrico compositor que les invita a pasar la noche en su casa, junto a su mujer. Cansados, aceptarán la oferta, viéndose enredados es un juego donde el asesino de la carretera tiene un papel importante que interpretar.

Hasta el momento, “Road Games” ha recibido dos tipos de acogidas bien distintas entre el público: aquellos que la han equiparado a los mejores trabajos de Hitchcock y aquellos que quieren condenarla al ostracismo tanto por los terribles fallos de guion como por su uso del idioma, francés e inglés mezclados al alimón en un agradecido intento de realismo, como elemento crucial para el desarrollo del suspense. Un servidor, ejerciendo de libra para la ocasión, gustaría situarse en un punto intermedio, poniendo en tela de juicio esa desmedida condición de obra maestra sin despreciar la producción que hoy tratamos, pues es evidente que sus aciertos superan sus carencias dando como fruto un producto disfrutable, entretenido y con la suficiente elegancia visual como para merecer un estreno en cines que, aquí en España, nunca llegará.

Los primeros, críticas bien intencionadas, aluden al factor “Hitchcock” como una forma de resumir la sólida atmósfera de suspense que, creciente como en los mejores días del thriller, define y sitúa “Road Games” cerca del visionado obligado. Sin embargo, estas afirmaciones exageradas se deben antes al estado del género que a méritos propios: aunque el thriller clásico viva mejores años que el terror gracias a películas como “The Gift”, no dejan de surgir propuestas formulaicas, hasta “Road games” lo es en cierta manera, que deterioran el panorama convirtiendo en oro el bronce.

Esto no quiere decir que estemos ante una película deficiente, todo lo contrario, cumple en todas sus áreas con solvencia, pero durante su tramo final deja entrever las costuras de una forma que la aleja exponencialmente de la genialidad de las obras maestras del siglo pasado. Es difícil sorprender a un público que tiene decenas de miles de películas a sus espaldas, así que el giro final al que se abandona Abner Pastoll, director y guionista con muchos años por delante, peca tanto de predecible como de superfluo. Es decir, si olvidamos los agujeros que la resolución dibuja en el desarrollo de la trama, pues las acciones de los personajes no se sustentan sobre la base de unas personalidades, por otro lado, esbozadas con poca profundidad, encontramos que la vuelta de tuerca, inherente a todo thriller que se precie, aquí está cogida por los pelos, propia del cine de serie B y no uno que aspira a mandar al espectador con preguntas a casa. Sin entrar en spoilers, pues más que en otras circunstancias os arruinarían el visionado, personajes y diálogos están tan obsesionados por evitar dar pistas directas sobre este “inesperado” final, que terminan por augurarlo muchos minutos antes de desvelarlo. Claro, contrastar los hombres y mujeres alienados que transitan por “Road Games” con las encarnaciones que llegaron a alcanzar Robert Cummings, Robert Walker, Cary Grant o James Stewart, resulta un ejercicio hasta cruel… así que mejor dejemos las comparaciones a un lado.

Cuando la pareja de autoestopistas llega a la enorme mansión del matrimonio, que tan amablemente se ha ofrecido a acogerlos, comienza el juego de las sospechas y las pequeñas pistas. Salvo Jack, el joven inglés, nadie parece mostrar sus verdaderos pensamientos, tejiendo una peligrosa telaraña de implicaciones alrededor de la figura de ese asesino en serie que asola las carreteras de la región. Ni el sexo fácil con Véronique, poco menos que una diosa, consiguen difuminar esa neblina de confusión que afecta a la mansión. Una vez superado el suspense, llega la acción, igualmente contenida y desprovista de una violencia explícita que tampoco necesita. Quizás en este punto las sospechas sobre la identidad del asesino se hagan más claras para algunos, pero Pastoll se empeña en señalar demasiado a otro lado con una mano mientras oculta la otra tras la espalda, terminado por romper la atmósfera que tanto ha costado crear.

Los principales detractores esgrimen como razón, aparte de ese guion lejos de la perfección, la combinación de inglés y francés a la que nos somete Pastoll, interesado en usar el idioma como un vehículo para el suspense, poniendo a su protagonista, un joven británico, en manos de personas que usan el francés para confundir más la situación. Por supuesto, esos detractores son de origen anglosajón y tuvieron que “sufrir” la enorme cantidad de diálogos en francés sin subtítulos, quizás el director de “Road Games” quiso hilar muy fino, pero desde luego, el juego establecido se demuestra hermético sin proporcionar al espectador herramientas para participar en él. Afortunadamente, comprendiendo los distintos diálogos con unos buenos subtítulos, único medio para que el argumento avance, la experiencia de contemplar a personas que cambian de idioma como de camisa no supone ningún problema. En todo caso, se disfruta la confusión de nuestro protagonista, al que es imposible no coger cariño a pesar de que su perfil no tenga nada de especial.

Así que ni tanto ni tan calvo, como reza la expresión popular, “Road Games” está lejos de ser una obra maestra del suspense, pero es una película que satisfará al público generalista gracias tanto a su maravilloso acabado visual, donde técnicamente no tenemos nada que reprochar, como al trabajo de sus actores, elegidos con bastante tino. Destaca como siempre Barbara Crampton, tan imponente como hace dos décadas, sumergida de lleno en esa segunda juventud donde sus trabajos alcanzan un matiz emocional que sólo la experiencia puede aportar. Igualmente, como contra réplica masculina, tenemos a los talludos Frédéric Pierrot y Féodor Atkine, dos actores franceses con el culo pelado tras participar en más de cien producciones de todo tipo. Frente a ellos, enarbolando la juventud como bandera ante el peso en pantalla de sus compañeros, Andrew Simpson y Joséphine de La Baume, muy sólido el primero y muy bella la segunda. Esta actriz y modelo que ya atrajese mi lasciva mirada en “Kiss of the Damned”, aporta una sensualidad y naturalidad a sus primeras escenas que valen el peso de su delicioso cuerpo en oro. Siento el arrebato, pero sus perfectas nalgas han conseguido robarme la razón, pues jamás reconocería ante su persona que, de todo el elenco, ella es la que peor interpretación nos ofrece cuando la trama revela sus cartas.

Resumiendo, “Road Games” se disfruta de principio a fin con la menor información posible y las expectativas bajas en cuanto al argumento. Los que se atrevan a recorrer las peligrosas carreteras del norte de Francia encontrarán idílicos paisajes veraniegos que convierten las curvas de la pizpireta Joséphine de La Baume en un espectáculo más hermoso si cabe. En esos parajes se ocultan la muerte y el suspense muy bien suministrados, rehuyendo las tendencias violentas actuales y, con la única pega, de unos personajes y decisiones demasiado extraños para lo que la trama tiene por ofrecernos. Cine tan clásico que, por momentos, no sabremos cual es la ubicación temporal de la acción, dudando si hemos viajado a los setenta, a lo que también ayuda una banda sonora con reminiscencias de las que alumbró el “giallo”. “Road Games” merece genuinamente la pena por mucho que sus grandes dosis de intriga pequen de artificiales.

Lo mejor: Una excelente creación de suspense a la que añadiremos la escultural presencia de Joséphine de La Baume.

Lo peor: Diálogos y personajes resultan poco naturales, restando capacidad de inmersión a la experiencia. A su vez, el final contiene un giro que desvela incómodos agujeros en el guion.


Vuestros comentarios

1. 24 may 2016, 04:03 | Ch

Una vez a la semana le pego una ojeada a este lindo blog…de vez en cuando miro alguna pelicula y generalmente coincido con las criticas que se dan,..en esta es tanta la diferencia que tengo que dejar mi opinion-advertencia.
Bodrio tremendo, lo unico que me genero es impaciencia, que no se confunda con suspenso..
Le di credito los primeros 30 minutos, despues es una espera hasta el final viendo actuaciones pobrisimas,…el final es una mezcla de Martes 13 y Los 3 Chiflados…ridicula y aburrida, se las regalo amigos.
Pd: Quiero dejar mencion honorificas al que hace de muerto. y a los cantos de la rubia.

2. 24 may 2016, 08:34 | Bob Rock

Ch.- Pues lamento que esta semana no estés de acuerdo y sea yo el elemento disgresor.

Bueno, como ya he explicado, el panorama es tan deficiente que esta se me hizo muy agradecida. Creo que sí existe cierto suspense que, desgraciadamente, se viene abajo en la recta final, donde las explicaciones lógicas se van por el retrete.

Espero coincidir en próximas ocasiones, gracias por el comentario.

Un saludo.

3. 24 may 2016, 17:42 | Leo

Saludos Bob, espero que todo marche bien por esos lares…

Leyendo la reseña no pude sacarme de la cabeza “El cuarto de Verónica” aquella pequeña obra de teatro escrita por el siempre interesante Ira Levin, autor de “La Semilla del Diablo (el bebé de Rosemary)”, “Los niños del Brasil” y “Las poseídas de Stepford”, para los y las despistadas (os)…

claro que acá cambiamos el cuarto por una especie de Road Movie que nos lleva si a la casa misteriosa donde puedo deducir que la joven que seduce al chico tiene sus cosas que ver con la pareja en cuestión…

es una de esas que me llama la atención visionar para saber por lo menos si mis conjeturas no están tan equivocadas…

saludos…

4. 24 may 2016, 22:56 | elektra

Me gustó bastante, pero el tema de que no subtitularan los muchos diálogos en francés, es una gran putada a la hora de seguir la trama; da rabia e impotencia…

5. 25 may 2016, 00:47 | Vael

Estoy de acuerdo con Elektra, me paso exactamente lo mismo, aunque no es una limitacion a la hora de seguirle el hilo (siempre que la veas de principio a fin, sino esta claro que no vas a entender nada). A mi me gusto el hecho de que no tuviera subtitulos en frances, es una manera de hacernos sentir como el chico y lo consiguen con creces.

La verdad es que el suspense me mantuvo atento durante toda la pelicula y cuando crees que has desvelado lo que ocurre, todo cambia de direccion, aunque te lo veas venir en ocasiones, pero te hace perder el rumbo con facilidad.

6. 25 may 2016, 18:17 | Bob Rock

Leo.- Hola, muy apurado por el trabajo (lo cual es bueno y malo a la vez). Espero que tú estés fenomenal!!!
Como siempre realizas una apreciación muy correcta. En concreto porque Road Games mira a los setenta como principal fuente de energía visual, otra cosa es que los resultado al guion son pobres a medida que avanza la película. Y más en concreto: Road Games toma la idea de identidades encontradas y ocultas (maldita sea, eres bueno!), pero su incidencia en el resultado final ni siquiera está bien resuelto… muy endeble, muchos cabos sueltos, muy superficial… Pero insisto que merece la pena porque, algunos dirán que no pasa, la atmósfera de sospecha y la bella oséphine de La Baume ponen y mucho.

Elektra, Vael.- Yo sin subtítulos me hubiese vuelto loco, pero es parte fundamental del argumento: el desconocimiento de francés del protagonista. Eso sí, cómo triunfa (o no, según se mire)… nada como viajar haciendo dedo y sin calzoncillo de recambio XD

7. 07 may 2018, 11:21 | SritaMcCartney

Creo no es la primera vez que visito este sitio. Hombre, tus críticas son muy jugosas para leer y la forma en que las expresas, enhorabuena por ello.
Ahora sí… no soy nada parecido a una crítica, ni mucho menos cinéfila, sin embargo, desde niña mis gustos se han inclinado a las películas de suspenso en carretera, más apegado a la infinita persecución de un desfigurado enmascarado que se dedica a torturar a sus víctimas. Una idea básica e incansablemente repetitiva, pero es que de entrada eso me sugería el título… Bueno, esas películas igualmente carecen de diálogo, pues son más Fx, rugidos, gritos y hasta gemidos; pero te mantienen alerta porque, aunque ya lo intuyas, el trasfondo de la historia es rebuscado y quieres deshilarlo junto con la rubia y el guapetón que se salvan de todas… y Road Games deja a desear con la carretera, con las intenciones de la pareja que ofrece el hogar, con los animales, y así con toda la historia de principio a fin. Cosas que están ahí pero que no han servido ni como decoración. Lo más interesante lo encontré en los últimos diez minutos y no me convenció.
Y es que ejemplificaría pero no deseo aportar spoilers, que si ya perdí esos minutos, que los demás también lo hagan (Muajajá).
Totalmente de acuerdo con todos sus comentarios sobre la actriz, tiene un físico y esencia envidiable que me deprimió y recordó mis inseguridades femeninas. Asímismo la estética está indudablemente cuidada, los colores se abrazaban unos a otros, los paisajes encajaban perfecto y la música llegó a complementar cada una de las escenas, y solo por eso me di cuenta de que no todo estuvo perdido.

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