Circle

Estamos ante una de esas apuestas no aptas para todos los paladares, un detalle que se observa en las dispares valoraciones en las webs de cine más internacionales. Cuando se ve que una película adolece de notas medias, con cientos de unos y dieces, queda claro que no se trata de algo convencional. Eso es precisamente lo que le ocurre a Circle, un thriller psicológico inspirado en el clásico 12 hombres sin piedad.

Vaya por delante que de terror esto tiene poco, ya que no ve una gota de sangre y las muertes son poco más que una descarga de electricidad sobre el desdichado o desdichada, encima muchas veces off-screen. Esto es más bien un thriller angustioso, de esos que en la jerga de las reseñas anglosajonas inspiran frases como «de morderse las uñas» o «te mantendrá al borde de la butaca». Yo me incluyo en el grupo de los que adoran la película, siempre entendiéndolo como un ejercicio de cine de guerrilla, que suple con maña las carencias más obvias. El escenario único (exceptuando el final, donde hay un par de planos exteriores que no llegan a los dos minutos) ayuda a mantener costes bajo mínimos, así como un elenco de actores en el que sólo conseguí reconocer a Julie Benz, habitual de la serie Dexter y de algunas películas como Punisher: War Zone o John Rambo. Indagando en las anécdotas del film, averiguamos que consiguió rodarse en diez días. No poca proeza para una película hecha y derecha, pese a que nunca será conocida por el gran público.

Volvamos a la idea central. Cincuenta personas de lo más representativo de la sociedad norteamericana se despiertan, de pie en una serie de círculos concéntricos. No recuerdan nada ni tiene la menor idea de por qué están allí. Están limitados de movimientos, so pena de recibir una descarga eléctrica letal. Las habituales sospechas empiezan a aflorar. Experimento del ejército, abduccción extraterrestre… Pero eso empieza a dar igual cuando descubren que cada dos minutos alguien al azar muere, salvo que ellos voten por el siguiente en pasar a otra vida.

Catalogarla como original es algo ingenuo. El componente de dinámicas sociales (como se comporta el ser humano interactuando en grupo) es la base de Circle pero también de programas de televisión como Gran Hermano o Supervivientes. Pese a quién pese, las decisiones en un entorno así dependen bastante de la antropología. Los patrones de comportamiento no varían de lo que serían en la Edad Media o el siglo pasado, ni tampoco los roles que cada participante asume. La base de la pirámide motivacional de Maslow sigue inalterable: sobrevivir. Ese el el deseo último de la mayoría, por más que de entre esos cincuenta participantes (a la fuerza, no olvidemos) siempre los haya más o menos honorables, o dispuestos a sacrificarse. Son esos que lo harán antes que saber que han preferido matar a otros más débiles, por sobrevivir ellos.

Es un acierto el modo en que se condensa en cincuenta actores y actrices lo más arquetípico de la sociedad americana. No sólo se ha cuidado la selección de los diferentes espectros de edad (niños, ancianos, adolescentes o una mayoría de edad media) o económicos (con gente rica pero también indocumentados o gente en riesgo de exclusión social) . Se ha cuidado mucho también la catadura moral de los “concursantes”. Así pues, hay varios paradigmas de ese “bípedo ingrato” de caracter feral que es el ser humano, en palabras del pensador Ortega y Gasset. Son quienes votan en la película porque muera una niña, o una mujer embarazada. Todo es aceptable para salvar el pellejo propio. Del mismo modo, hay espacio también para algún que otro samurai moderno, que no dudará en abogar por la opción del honor: presentarse voluntario para conocer a la dama de la guadaña.

¿Qué es lo más destacable de Circle? Quizá sea esa fidelidad a lo esperable en la interacción humana, como ya se ha dicho. Pero muy cerca está el sentido del suspense, y un final que aunque a muchos decepciona, a mí me parece muy acertado. Así y todo, quedan incógnitas; no es uno de esos finales que te lo dan todo “masticado”.

¿Y lo menos? Pues será ese planteamiento tan limitado. Hay espectadores que no transigen con una película sin exteriores, sin banda sonora, sin romance o sin acción ramplona. Ahora, si tú no te incluyes ahí y aprecias una película desafiante y que gana con un segundo visionado, ya sabes qué hacer. ¡A disfrutar!