Ouija: Origin of Evil

Nunca fue sólo un juego. 1965, Los Ángeles, una madre viuda y sus dos hijas añaden un nuevo truco para reforzar sus sesiones de espiritismo, hasta el momento una estafa, y sin darse cuenta invitan al mal auténtico a su casa. Cuando la hija menor es poseída por un espíritu implacable, esta pequeña familia se enfrenta a temores impensables para salvar sus almas.

Ouija, palabra que en lo cinematográfico no augura nada nuevo. Desde la ochentera “Witchboard”, decepcionante a muchos niveles aunque con el encanto de la época, hasta la cinta española homónima de 2003 que te invitaba a arrancarte los ojos, pasando por interpretaciones filipinas de la famosa herramienta para contactar a los muertos. Muchas películas deficientes, y el epitome de ellas es de 2014: “Ouija” de Stiles White, una cinta de terror sobrenatural adolescente que, basada libremente en el juego de tablero de Hasbro, no gustó ni a crítica ni al aficionado ni a espectadores casuales. Una castaña con un presupuesto injusto y de la que nadie pensó que podría salir una secuela.

Pero la humanidad posee una ceguera mental envidiable, recordar que la sociedad donde vivimos la hemos construido entre todos, y como no podía ser de otra forma, la taquilla de la primera “Ouija” ha dado para una segunda parte que tira por el camino de la precuela como vía para engañar al respetable, senda que “Blumhouse” tiene más que transitada. Lo interesante del proyecto venía de mano de su director: un entusiasta Mike Flanagan que tras “Oculus”, a la que siempre defenderé, toma la vía del terror comercial más inmediato y se apunta dos obras intrascendentes como son “Hush” y “Before I Wake”, cintas que valen para pasar un rato y gracias. Tomada ya la vía de la recaudación, ahora se embarca en continuar una franquicia que jamás debería haber nacido. ¿Por qué digo esto? Pues porque a tenor del tráiler que por fin se ha liberado, las sensaciones no podrían ser más deprimentes. Obviaré el lamentable y excesivo CGI, me ceñiré a lo básico: niña poseída dentro del seno de una familia luchadora en plenos años sesenta (por aquello de ser cuando Hasbro comercializó su polémico producto). Repetitivo, repetitivo y repetitivo.

No ahondaré más en este proyecto, que enturbia seriamente la imagen de Flanagan como auténtico cineasta de género. Todos necesitamos dinero, pero también podremos negarnos, como devoradores irredentos de cine de terror, a ver un despropósito de estas dimensiones. Por supuesto, con estreno previsto en Halloween, para que la muchachada se gaste los cuartos.