The Unravelling

Si ahora mismo tuviera que nombrar las películas que más me han gustado a lo largo de lo que llevamos de año, todas ellas serían películas que han costado cuatro duros: Goddes of love, Darling… No estoy diciendo que todo lo barato merezca la pena, pero desde luego uno se queda corto de miras si solo se centra en el fajo de billetes que hay detrás de una producción. The Unraveling encajaría perfectamente en esa hipotética lista; su historia es un curioso mix entre un thriller sobre drogas y una especie de survival que transcurre en mitad de un bosque y que tiene ciertas reminiscencias a Diez Negritos, una de las obras cumbres de Agatha Christie, con la que The Unravelling parece estar relacionada por algún tipo de nexo.

Persuadir o no al espectador, en este caso, depende (y mucho) del guión; en mi caso The Unravelling lo logra por varios motivos: su tono serio, la intriga por descubrir la verdad y la creíble degradación del protagonista. Sorprendentemente, a pesar del ritmo pausado y de apenas ver una sola gota de sangre en toda la película, de algún modo The Unravelling atrapa tanto por lo que nos está contando como por la manera en que lo hace. Desde su mismo inicio, la película nos sitúa, sutilmente, bajo el punto de vista de Michael (Zack Gold), un toxicómano a punto de ser padre, pero que, a causa de sus malas inversiones, debe una cuantiosa suma de dinero a unos mafiosos relacionados con el mundo de la droga. Sus amigos, sin conocimiento previo de la delicada situación que atraviesa Michael y sin mala intención, alegan la necesidad de una reunión familiar para, literalmente, secuestrar a nuestro protagonista y llevarlo al bosque en búsqueda de aventuras. Pronto se darán cuenta que la suya, probablemente, no haya sido una buena idea, teniendo en cuenta que la bancarrota de Michael puede torpedear esa deseada “armonía” del momento. Michael tampoco tardará demasiado en empezar a desvariar y a perder el control del espantoso síndrome de abstinencia que padece.

Sorprendentemente, The Unraveling funciona mejor como thriller pandillero que como película de terror, aunque personalmente le veo buenas maneras en ambos sentidos. De hecho, en determinados pasajes, la película de Thomas Jakobsen es muy notable. Incluso posee algún sobresalto potente, sin estridentes golpes de sonido ni presencias fantasmales; únicamente basados en la sensación de ser acechado por otra persona, lo que resultó suficiente para atemorizar mi imaginación y generar una bonita atmósfera de incertidumbre… incluso a plena luz del día.

Lo paradójico del asunto es que donde realmente hay que agarrarse bien los machos es justo al final. Resulta que la conclusión final de The Unravelling peca de absurda y de pasada de rosca. Luego Jakobsen intenta suavizarlo y proporcionarle a ese giro final incluso un toque cómico; pero no deja de ser una ida de olla que requiere de un gran estómago. Imagino que el objetivo radicaba en hacer algo imprevisible, novedoso… No gracias, hubiera preferido la película obvia que pensé que era. De todos modos, The Unravelling no deja ser un buen entretenimiento. Recomendable.