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Carnage Park

Carnaza de la mala

Carnage Park

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

Un par de aspirantes a atracadores acaban secuestrando a una mujer durante uno de sus trabajos, que se va a la mierda cuando uno de ellos acaba tiroteado por la policía. En su huida hacia México, sin saber por qué, terminan aislados en un erial donde un ex militar, francotirador para más señas, se dedica a torturar a todas las víctimas que caen en su trampa.

“Carnage Park” es una película que empieza de forma prometedora, con mucha fuerza y un sincero tributo a la violencia imperante en la “exploitation” norteamericana de la década de los setenta. La imagen, el sonido y la edición; su aspecto visual y el trepidante ritmo forman un todo difícil de ignorar como amante de las películas de Russ Meyer o Fred Williamson. El calor emana de la pantalla, ardiendo como lo hacen los cañones de las armas de fuego que se erigen en verdadero atractivo de la cinta. Mucha poesía estética que se va desmoronando tras los títulos de crédito: “grindhouse” como si no hubiera mañana, una narrativa que se abandona a una rápida caída en el momento que las referencias a Quentin Tarantino se hacen explícitas hasta límites… ¿paródicos? Dicha caída termina bruscamente a la media hora, dejando el cadáver del espectador exhausto a la espera de los buitres, un aburrido banquete de carroña que se hace especialmente duro debido a su combinación de irrelevancia, pedantería, actuaciones superficiales y escasez de presupuesto; porque una cosa es querer ser y otra serlo. Es decir, “Carnage Park” intenta por todos los medios parecer una película rodada en 1978, año en que se desarrolla, pero en todo momento se detecta su origen moderno, quitándole cualquier gracia al asunto, no olvidemos que este proyecto, en el fondo, se toma demasiado en serio a sí mismo.

Básicamente, para el que guste de resúmenes, sesenta minutos de una persecución misógina con el repetitivo gusto de siempre: mujer indefensa se enfrenta a psicópata medio inmortal en una serie de secuencias unidas con celo donde los gritos y el rímel corrido parecen sacados de un cortometraje de Sergio Morcillo, con peores resultados. El enervante filtro amarillo, la fotografía desértica (¡pobre Sam Peckinpah!), el sonido metálico y la edición espástica convierten en una odisea terminar de ver “Carnage Park”. Como si parte del cine de terror no hubiese sabido evolucionar desde “La Matanza de Texas” hasta hoy, tópicos que redundan en la ausencia de tensión y, peor todavía, en el poco interés que su débil protagonista provocará en el público, hastiado ya de personajes cuya única baza es su indefensión. En lo que a mí respecta, sadismo de salón de té.

Una verdadera lástima, porque el proyecto pintaba bien en cuanto a nombres. Su director, Mickey Keating, puede presumir de una carrera prolífica de pequeños pero sólidos títulos. “Darling”, “Ritual” y “Pod” nos presentaban a un director y guionista, pues notablemente siempre escribe las películas que dirige, que funciona mucho mejor cuando reduce sus títulos a una sola palabra y no intenta presentarse como un imitador más de Tarantino. Hace poco me preguntaba uno de nuestros lectores, en relación a una de mis usuales críticas destructivas, si me creía Tarantino como para poner a caer de un burro una película. Bien, todavía no entiendo la relación entre la referencia al director y mi reseña, pero sé que jamás querría parecer a ese señor macro cefálico, por lo que todavía entiendo menos la decisión de Keating y otros por seguir copiando escenas del director de Tennessee, en este caso “Reservoir Dogs”. No obstante reconozco que mientras sigue la línea de otros thrillers “tarantinianos” la película mantiene cierto nivel de interés, también gracias a la aportación de un divertido personaje como es “Scorpion Joe”, precisamente ese que me hacía señalar la parodia como elemento oculto tras los primeros minutos de “Carnage Park”. Este ladrón de poca monta separa la parte del metraje que resulta entretenida de la que, convertida en convencional juego del gato y el ratón, se vuelve un peñazo difícilmente digerible.

Otro de los factores que hacían destacar a “Carnage Park” sobre el papel era su casting. Como heroína torturada y llevada al sufrimiento extremo tenemos a Ashley Bell (“El Último Exorcismo”), un delicado rostro que prometía emociones fuertes soportando los ataques de un “sniper” cabrón como pocos. En el rol de ese francotirador chiflado y con el típico gusto por adornar su enorme campo de juegos de forma macabra recaía en Pat Healy (“Magnolia”, “Cheap Thrills”, “Starry Eyes”), una decisión muy acertada si no fuese por los vacíos diálogos que le tocaba declamar, llenos de amenazas y rudeza sin mucho trasfondo. Creo que debería haber llevado más peso de la película sobre sus hombros, pues sus apariciones están demasiado dosificadas; el convertirlo en un ex soldado afectado de la cabeza tampoco ofrece terreno alguno para desarrollar originalidad.
Adicionalmente, Larry Fessenden y James Landry Hébert (“Super 8”, “Dylan Dog”) encarnan papeles secundarios. Irrelevante el primero, pero curiosamente aparece en todas las películas de Keating, y divertido el segundo con esa interpretación de “Scorpion Joe”, el bandido más patético a este lado del rio Pecos.

Que su parte survival no funciona es un hecho consumado desde su arranque, con la escena del asedio a un coche que ya hemos visto planteada un millar de veces, ya sea en el cine de acción o en otros thrillers, pero a esta falta de sustancia en el guión, con los pasajes comunes de los que os hablo, se une la pesadez provocada por esa obsesión en dibujar una cinta “grindhouse” sin serlo en absoluto. El sonido me ha parecido muy molesto, así como el continuo tono amarillo de la producción, más falso que una moneda de tres caras. Se salvarían los efectos especiales, maquillajes más bien, en lo que a la parte violenta de “Carnage Park” se refiere. Tampoco ningún festival gore como algunos se prometían tras conocer el tráiler, simplemente la violencia es usada de una bienvenida forma cruel y con la suficiente presencia como para justificar clasificar a esta producción como “terror”.

Decepcionante, ese sería el mejor adjetivo que definiría a “Carnage Park”, un paso atrás en la prometedora y genuina carrera de su autor, que sin ningún “hit” parecía lo suficientemente involucrado con el género como para acabar haciendo algo interesante. Mediocridad para una producción que parece rodada a toda prisa y de la que se podría haber sacado mucho más partido con un poco de equilibrio entre sus dos partes: el atraco que se va a la mierda y la persecución psicótica. Otra hora y media a recuperar…

Lo mejor: Destellos ocasionales de violencia que nos recuerdan a las cintas "prohibidas" de los setenta.

Lo peor: El aburrido "corre que te pillo" al que se termina reduciendo.


Vuestros comentarios

1. 25 jul 2016, 15:15 | Omar

Despues de ver “Desierto”, cinta con buena trama, buenas actuaciones, buena fotografía, buenos escenarios, y en general “buena”, toparme con esto fue como echarme ácido en los ojos, que en comparativa con mi película citada (y la cito porque practicamente el plot es el mismo) es como si tuviesemos por un lado un trabajo de festival y por el otro un proyecto escolar con un presupuesto de tres moneditas.

La protagonista sin encanto, el policía inutil (todo un clásico), un villano con NULA personalidad (me causó mucha risa la expresión de “medio inmortal” jajaja xD) , escenarios desangelados, dialogos vacíos, situaciones que a nadie le interesaba…

Detesté el soundtrack.

En estrellas le daría 1.5/5

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