Friend Request

Cuando una estudiante universitaria bloquea el perfil de una misteriosa chica en línea, se encontrará luchando contra una presencia demoníaca que quiere sumirla en la soledad matando a sus amigos más cercanos.

Que “Friend Request” era una especie de remake alemán no confeso de ”Eliminado” era un secreto a voces. Originalmente, la cinta que nos ocupa se titulaba “Unfriend”, mientras la película norteamericana reseñada aquí hace exactamente 365 días (¿más coincidencias sobrenaturales?) se llamaba “Unfriended”. Dejando a un lado el lio de nombres y denominaciones, “Friend Request” se demostraba como una copia cuando revelaba su argumento: el espíritu de una joven atormentada putea a antiguos compañeros de clase a través de la red de redes y mediante apariciones espectrales que terminan por robarles la cordura. La típica historia de fantasmas llevada al terreno de las redes sociales, algo absolutamente paralelo a “Eliminado”, sólo que ignorando el atrevido montaje de la película de 2014, uno de los grandes valores de aquella.

De hecho, “Friend Request” se encuentra un pequeño escalón por debajo de su “inspiradora” al abandonar el “mockumnetary” como lenguaje. ¡Quién lo iba a decir! Un servidor defendiendo que el formato de una película deba abrazar el saturado universo del falso documental. La verdad que si por algo destacó “Eliminado” fue por la veracidad de sus imágenes, compuestas por secuencias de vídeos de “Facebook” o realistas conversaciones a través de “Skype”. Aquí el lenguaje discurre un camino bastante tradicional a pesar de estar salpicado con tomas extraídas de redes sociales, mero telón de fondo para una historia que sufre una falta de originalidad alarmante, quizás el peor de sus pecados.
Pero cuando uno pensaba hallarse ante otro de los numerosos batacazos del año, sobre todo por lo predecible de su propuesta, descubre una excelente construcción de suspense y una inusitada capacidad para el susto a pesar de lo explícitas de sus apariciones fantasmales, el plato fuerte de la película. Un ágil ritmo que convierte a la película en la típica caseta terrorífica de las ferias, barata a la par que eficaz y divertida.

Desde sus primeros compases demuestra enfocarse al cine comercial adolescente. La clave, para tamaña afirmación, es el nulo desarrollo de personajes que existe. Cliché tras cliché van desfilando todos los personajes por pantalla, siendo el caso más grave el de la antagonista principal, Marina, esa chica gótica obsesiva y practicante de la magia negra. ¡Toma ya! Este sí es un personaje que ayudará a desatascar los tópicos estudiantiles, base del acoso escolar. Peor todavía, los clichés se demuestran superficiales durante todo el metraje. No esperéis que el novio guaperas y banal de la protagonista aprenda latín durante el desarrollo de la historia. No, el que nace zoquete, zoquete se queda, pero eso justifica que sus muertes a manos de un cruel y vengativo espíritu resulten de lo más enriquecedor para el alma. Casi limitando con el ”slasher” más tradicional: ¡tres puntos, colega!

A estas alturas de la reseña parece mentira que haya podido disfrutar de “Friend Request” tal y como lo he hecho. Quizás se debiese a las bajas expectativas, la mejor herramienta para afrontar una cinta comercial de entretenimiento puro y duro. Entonces, si la historia está mil veces vista y ni siquiera el sesgo tecnológico supone una novedad a estas alturas. ¿Qué tiene de recomendable o divertida la película?
¿Tal vez sus actores?
Ni mucho menos, el casting de “Friend Request” está a la altura del guión en cuanto a anodino. Lo encabezan dos mujeres que dan poca credibilidad a sus papeles, claro que hubiese hecho falta mucho “Actor’s Studio” para sacar algo de petróleo de un libreto tan simple. Os hablo de Alycia Debnam-Carey y Liesl Ahlers, jóvenes rostros que tienen todavía mucha carrera por delante en televisión, cortesía de la eterna franquicia de los muertos vivientes. Si hablamos de cine les veo poco futuro, pero nunca se sabe con los rostros atractivos y las miradas de cordero degollado.
Pero si no son sus actores lo que llaman la atención, ¿por qué darle una oportunidad a la cinta? A lo mejor son sus efectos especiales o algún otro apartado técnico que la haga brillar de forma propia, quizás el exotismo de estar rodada en Sudáfrica. Lo siento, tampoco. Con un presupuesto holgado como el de “Friend Request” no vais a ver un espectáculo esperpéntico, desde luego, pero tampoco hablamos de ninguna maravilla. Por ejemplo, en lo que a efectos especiales respecta el exceso se convierte en un arma de doble filo. Las escenas sobrenaturales son tan explicitas que el CGI termina cantando por bulerías, ni siquiera una fotografía y dirección sólida ayudan a tapar estos “defectillos”.
Su director, Simon Verhoven, es un joven más acostumbrado a la actuación que a la dirección, y aun así tampoco puedo reprocharle nada, pues resuelve su primera incursión en el terror con una solvencia muy profesional: fría pero eficaz. Aunque no se trata de él quien saca a flote “Friend Request”, no.

La cuestión es que la película está tan plagada de sustos bien diseñados que es imposible no pasar un buen rato con sus excesos, sus efectismos, sus gritos, su diversión, su locura… y hasta caspa, si me lo permitís. Ver y olvidar, pasadas unas horas me cuesta acordarme de cómo acababa exactamente. Hay un punto tan visto (cosas de internados y fábricas abandonadas) que resulta fatigoso esforzarse por seguir el hilo argumental. Mejor dejarse llevar con la parafernalia ocultistas, bastante bien aprovechada, con la que se rodean las escenas de puro terror. Como digo planificadas con buen gusto y un ritmo endiablado. Puede que veamos venir el impacto, como en la caseta del terror que os comentaba, pero no quita para que resulte divertido ponerse a gritar con los personajes: Bastante puteados a fin de cuentas.
Ya en lo que respecta a reflexiones de cualquier tipo sobre la influencia de Internet en nuestra juventud no sabría deciros. A pesar de que el acoso sobrenatural no se limita a lo de siempre, destacando el descontrol sufrido por los protagonistas en cuanto a sus perfiles online, no existe ningún moralismo en “Friend Request”, cosa que agradezco personalmente. Pero también es cierto que la historia transcurre de forma tan superficial que se nota cierta pérdida de mordiente por el camino. Cada cual sacará sus propias conclusiones sobre lo que significa quedar sin “amigos” en “Facebook”.

Resumiendo, el verano es propicio para estos tipos de productos de encefalograma plano, el mismo placer culpable que un “Cornetto XXL”. Al menos no toman al público por tonto ni se escudan en discursos intelectuales de salvador del cine de género. Sustos por doquier, personajes idiotas… ni más ni menos, pero con la calidad suficiente como para divertirnos como enanos. Eso sí, dejad el “expectatómetro” en casa.