Planet Frankenstein

Durante una audaz fuga de la fortaleza de los vampiros, las hijas del monstruo de Frankenstein se cruzan con una poderosa tormenta cósmica que las deja atrapadas en un planeta prisión hostil. Durante las próximas 48 horas el rescate será imposible, así que las mujeres sólo tienen una opción: Sobrevivir.

¿Qué sería de la serie Z sin su dosis de carnaza? La figura femenina siempre ha sido un reconocido reclamo machista para el terror. Lo fue durante sus inicios, lo es todavía y, esperemos, que en el futuro cercano, mañana mismo, con la mujer integrada como un engranaje más de la maquinaria del fantástico, tradicionalmente muy cerrado, se deje de explotar el desnudo femenino como una herramienta barata de marketing. ¿Recordáis cual fue la primera película que utilizó abiertamente estos cantos de sirena? Por mi parte votaré “La Novia de Frankenstein”, obra maestra imperecedera donde Elsa Lanchester adquirió la inmortalidad y el amor jurado de miles de aficionados. Y es que la belleza destaca especialmente entre la deformidad y la locura, quizás por ello a los varones nos guste tanto ver a mujeres de perfectas curvas protagonizando nuestras pesadillas… o quizás sea simplemente nuestro espíritu lúbrico, ya nos conocéis.

Pues bien, imaginad por un momento que al monstruo de Frankenstein le hubiesen funcionado las gónadas: ¿cómo hubiese sido su descendencia? “Planet Frankenstein” bate esta premisa al punto de nieve en la batidora de la serie Z. Justin Silverman y Newt Wallen, sus desconocidos directores sin un duro, andan captando inversores para este cuento con sabor a años cincuenta/ochentas, desde sus estupendos pósteres hasta las poses de sus pin-ups espaciales. El buen monstruo debía tener un testículo negro y otro caucásico, pues sus pequeñas, de armas tomar, muestran una mezcolanza de razas y pieles que pone énfasis en el lado cómico del proyecto. Del que, por cierto, sus responsables juran y perjuran que será tan impactante como “Kung Fury”. A un servidor le sobra nostalgia, ¡ese sintetizador!, y le falta más material para juzgar algo que, de momento y a pesar de mi amor por estos desfases “pulp”, es sólo humo en el aire.
Eso sí, que nadie piense que estos señores reinventan la rueda, ya en los sesenta encontramos algunas muestras de monstruos de Frankenstein orbitales, como “Frankenstein Meets the Spacemonster”. Incluso más recientemente, en el pasado de un prestigioso director de la talla de Brad Anderson, descubrimos un mediometraje casposo cuyo título lo dice todo: “Frankenstein’s Planet of Monsters!” ¡Vivimos en un mundo muy loco!