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Spookies

Recomendaciones cutres para Halloween, parte 4

Spookies

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Llega a su fin el especial distribuido en cuatro reseñas donde intentaba rescatar, objetivo las nuevas generaciones, unas recomendaciones cutres pero divertidísimas para la noche de Halloween. Cuatro clásicos casposos bastante conocidos, aunque el tiempo se empeñe en dejarlos en segundo plano frente a producciones más actuales. Eso sí, modernidades con menos “alma” en lo que a mí respecta. Tras “Noche de Graduación 3”, “La Noche de los Demonios 2” y “La Noche del Baile de Medianoche”, le llega al turno a una película todavía más legendaria si cabe. Lo que antaño fuese el Santo Grial de los amantes del “horror extraño”, por ser difícil conseguir una copia VHS en buen estado, hoy es una reconocida obra maestra del cine basura, un “must see” en las sesiones de películas tan malas y ridículas como entrañables. “Spookies” es la guinda de cualquier pastel, una cinta tan errada desde su concepción que su mera existencia augura un buen número de risas, así como una imposible incursión al cine de pesadilla italiano pasada por la túrmix, llena de energía y jolgorio, de un “redneck” enchufado de alcohol ilegal.

Rodada en 1984, como “Twisted Souls”, y terminada en 1986 tras capturar algún material adicional, “Spookies” es la constatación de lo que una edición amateur puede hacer con un proyecto cinematográfico de dos años. ¡Qué montaje tan desastroso! Probablemente tres chimpancés con tijeras y pegamento hubiesen realizado un trabajo más sólido de haberles dejado los rollos de película durante veinte minutos. Claro que este epiléptico montaje, falto de cualquier atisbo de lógica o continuidad, será parte de la diversión, saltando de escena en escena, presumiblemente censuradas, con un sentido del espectáculo muy juvenil. Al igual que un billete para el tren de la bruja, “Spookies” ofrece emoción antes que razón, otra cosa es que ese festival de sensaciones tenga la consistencia de una careta de goma comprada en los chinos.

Los escobazos son continuos; surgen de entre las tinieblas, entiéndase como una película oscura y barata, decenas de máscaras cuya capacidad de infundir terror ha sido superada hasta por Dora la Exploradora. Curiosamente, es el descontrol y locura que emana este film, ochenta minutos a toda máquina, lo que provoca inquietud en el mismo sentido que lo hacían los relatos del gran Lovecraft. Verla joven e inexperto es un shock que marcará el futuro del imberbe espectador; verla con el cinismo de la madurez es destruir cualquier encanto genuino en pro de reírse cruelmente de sus deficiencias. Ambas opciones casan con el espíritu alegre y desenfadado de la Noche de Todos los Santos. Añádanle un “monstruario” pocas veces igualado en el terror ochentero. Cualquier criatura construida con algo de látex es bienvenida a esta mansión, donde cada alcoba es un desfile de diálogos anquilosados, seres sobrenaturales de escasa movilidad y actores desubicados siendo masacrados.

En una remota mansión colonial habita un nigromante, su hijo y el sirviente deforme de ambos. Las décadas van pasando en la casona, rodeada por un cementerio que se pierde a la vista y alimentada por las víctimas que caen entre las garras del nigromante, obsesionado con resucitar a su mujer muerta. Esta noche es especial, la novia dejará su tumba para conocer a sus innumerables hijos, gracias a las vidas de un grupo de jóvenes que termina atrapado en el caserón del nigromante, dispuesto a jugar con los habitantes de la casa como si fueran peones.

“Spookies” está fuertemente influenciada por “Posesión Infernal”, como demuestra la constante presencia de una ouija, modelo “Necronomicón”, a través de la cual se manifiesta el dueño de la casa, igualmente activo mediante las acciones de su mayordomo, un personaje extraído de los tebeos de “Mortadelo y Filemón”. Así la primera escena “fuerte” presenta una posesión firmada por un Raimi en horas bajas, que es a lo que aspiran los tres directores aquí presentes: Genie Joseph, Thomas Doran y Brendan Faulkner, jóvenes ilusionados con el terror pero sin pizca de talento, como así demuestra una ausencia de carrera como tal en el caso de los tres. La historia continúa de forma salteada con varios personajes deambulando por una mansión evidentemente maldita. No existe mucha justificación para dicho deambular y, mucho menos, para los tejemanejes que se lleva el señor de la casa con su mujer y su mayordomo. Sus secuencias son las más alucinógenas del metraje, las que fueron rodadas de forma adicional. Aunque visualmente no se distinga un salto cualitativo entre esa película primigenia y la final, sí es cierto que el argumento sufre de una laxitud ininteligible, por aquello de mezclar dos tramas pensadas con años de diferencia.

Tras terminarla, un final brusco y cómico, uno no tiene claro que ha visto, salvo que el despliegue de monstruos resulta de lo más edificante: un mayordomo mono sacado del “fantaterror”; un niño vampiro encapuchado; unos gremlins emparentados con los Profundos de Y’ha-nthlei; zombies pedorros; la poseída del Necronomicón, otra gran escena; la parca con guadaña incluida; una mujer araña, cuya transformación es casi lo mejor de la película; la bruja risitas; una criatura del pantano eléctrica; zombies modelo Fulci…

Que esta película recibiese un premio a los mejores efectos especiales en Sitges resulta curioso, porque a pesar de su proliferación – “Spookies” es la película ideal si te va el terror sobrenatural – el tiempo los ha puesto radicalmente en su lugar, demostrando las versiones mejor iluminadas, los VHS originales eran más oscuros que el culo de un mandril, que los monstruos están más acartonados que Frank Sinatra sin cocaína. Claro que todo este desmán, donde también destacan las interpretaciones puramente italoamericanas de un desconocido casting, es muy accesible en la noche de Halloween, donde podemos hacer caso omiso de la falta de lógica en pro de decorados de cartón piedra regados con cerveza y palomitas.

Creedme, mi reseña no puede hacer justicia a un proyecto tan legendario como para que Richard Corben le dedicase una de sus grandiosas ilustraciones. Mucho se ha escrito sobre ella, intentando diseccionar su origen como “Twisted Souls”, pero no es esa la intención de mis notas. Simplemente cerrar el círculo de las recomendaciones para Halloween con lo que sería el testimonio perfecto de esta festividad: buen humor y terror bien falso para exorcizar el frío del invierno.

Látex o trato.

Lo mejor: Si te quieres reír, su edición, si quieres ser más frío: la abundancia de criaturas extrañas.

Lo peor: Si te lo tomas en serio, su edición; si eres más tradicional: unas actuaciones penosas.


Vuestros comentarios

1. 31 oct 2016, 02:16 | SpoilerK

Me encantan estas recomendaciones ochenteras, ya podría ser Halloween todas las semanas.

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