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The Evil in Us

La droga canibal

The Evil in Us

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Seis amigos deciden pasar el 4 de julio en una remota cabaña. La mala suerte, no iba a ser de otra forma, quiere que sean presa de los experimentos de una organización terrorista o algo parecido. Tras tomar una droga experimental, se les abre un apetito insaciable por la carne humana.

“The Evil in Us(a)” es una de las películas independientes más curiosas que he visto en lo que va de año, lo que no quiere decir que sea una de las mejores. Esta producción canadiense, dato más que importante, aborda una severa crítica contra el ala derecha de la política y administración norteamericana; ofrece un ambiguo mensaje en contra de las drogas; intenta reestructurar el subgénero zombie; y se acoge a las reglas básicas de cualquier filme con jóvenes cachondos visitando una cabaña aislada. ¡Toma castaña! Sin embargo los recursos técnicos son limitados, con el consabido aroma a telefilme inundando cada escena y dialogo. Afortunadamente, se hace un uso inteligente de la violencia para maquillar la pila de defectos y carencias que nos esperan. No hablamos tanto de gore como de una agitación sangrienta nacida de los chillidos de los penosos actores y de una histérica cámara que demuestra más voluntad que talento. Y es que Jason William Lee, director y guionista entre otros menesteres, debuta en el largometraje con este batiburrillo de ideas, notándose la novatada en la carencia de estilo. Al menos para lo que resulta admisible viendo una ambición tan grande como la que demuestran los asombrosos títulos de crédito iniciales, uno de los escasos aciertos estéticos de esta obra.

La mezcla se divide en tres líneas argumentales que terminan convergiendo en unos títulos de crédito trufados con la peste a discurso progresista más forzada que he podido contemplar en una cinta de horror. Odio profundamente los extremismos morales: más allá de una aguda crítica social, que no política, un servidor esquiva como puede las balas de los idearios de izquierdas o de derechas, aunque cualquier cosa con trazas de fascismo me pone de muy mal humor. Por lo tanto, en el ámbito artístico procuro alejarme de aquellas obras contaminadas con algo parecido mínimamente al adoctrinamiento.
Una vez superado este trauma personal, que supongo más de uno compartirá por aquello de utilizar el terror cinematográfico como una vía de escapismo de la cruda realidad, me queda reconocer un lúcido manejo de las tres líneas argumentales, evitando con los saltos entre ellas el estancamiento de la narrativa. A pesar de ello, hay que señalar igualmente que los primeros cuarenta minutos se despliegan con una lentitud injustificable, presos quizás del relleno inherente al cine de género adolescente. Por ejemplo, el típico video clip donde los protagonistas gozan de los placeres del lago junto a su cabaña a cámara lenta: si eso no es morralla ya no sé que puede serlo.

Tenemos entonces la investigación de un agente de homicidios sobre el truculento caso que implica la matanza de dos jóvenes y el ingreso muy grave de una tercera en la UCI. Aparentemente, tras una noche loca de juerga, esos tres veinteañeros se han dedicado a ablandarse las carnes a base de bien, incluso mediante mordiscos. ¿Será algún efecto secundario de un exceso de drogas?
Por otra parte, lo que podría pasar por un científico y/o terrorista tiene retenidas a varias personas en unas instalaciones. Allí las somete a unos experimentos que parecen transformarlos en bestias sedientas de sangre.
Finalmente, tratándose del arco más importante, seis jóvenes deciden pasar el cuatro de Julio en la cabaña propiedad de uno de sus padres. Escondidos en una pequeña isla, los chavales se las prometen muy felices con sexo, alcohol y drogas de por medio, por supuesto suministradas por el negro del grupo (¿casualidad demócrata?). Sin embargo la fiesta se les escapa de las manos cuando los efectos de una cocaína alterada bioquímicamente estallan en una espiral de violencia.
Vemos rápidamente que la conexión entre las distintas sub tramas no es otra que esa especie de “MDPV” (metilendioxipirovalerona), la infame droga caníbal. Los orígenes y motivaciones de sus creadores será algo a lo que tendremos que esperar la hora y media de rigor. Durante los últimos compases de la cinta, también alargada en demasía, conoceremos de un complot que deja las teorías “conspiranoicas” de Michael Moore al nivel de un leve resfriado.

Todo esto, regado con esa violencia que citaba, suena muy bien sobre el papel. Pero los elementos mundanos de “The Evil in US(a)” se encargan de desbaratar cualquier encanto que pudiese albergar la historia. Desde una banda sonora barata – especialmente desquiciante durante las secuencias a cámara lenta – hasta unos decorados digno de la Troma más cochambrosa, pasando por una fotografía carente de criterio con la saturación lumínica. Algo, esto último, que se traduce en un resplandor constante, detalle que afea y empobrece, aun más, las ubicaciones tan cutres donde se desarrolla la acción.
No obstante, lo peor de todo serían sus intérpretes, los cuales no citaré pues les imagino unas carreras pasadas, presentes y futuras desprovistas de interés. Algunos de ellos podrían rozar el aprobado de pillarnos de profesores con cuatro copas de más, pero el resto deberían ser puesto en la picota, mención de honor al tipo que ejerce de “científico/terrorista” a cargo de los experimentos sobre la agresividad de los humanos. El lado positivo de esta inutilidad manifiesta sería la risa floja que provocará, en los espectadores más condescendientes, la cara de memo de determinados actores. Supongo que su falta de experiencia les hace confundir sobreactuación con inmersión.

Así que más allá de la curiosidad que pueda despertar debido a ese intento, mera anécdota, de revitalizar el género de muertos vivientes/infectados, “The Evil in US(a)” es una película mediocre que debemos ver con muchas ganas si queremos sacarle algo provechoso. Bien es cierto que para tratarse del debut de un director desconocido, además con una obra de recursos muy limitados, no es tan ofensiva como la gran mayoría de series B, o categorías inferiores, editadas actualmente. Posee destellos interesantes que cristalizan en alguna escena de violenta energía; más allá de eso se muestra tosca, barata y poco agradecida. Aguando la mezcla, más si cabe, el hecho de que la cinta concluya con un discurso político que merece mi más honda repulsión.

Sin más, quizás guste a público paciente con ganas de salir un poco de la rutina, siempre a sabiendas de lo bueno que será volver a ella.

Lo mejor: Los destellos gore y el sabio uso narrativo de tres líneas argumentales convergentes.

Lo peor: No sabría decidirme entre el apestoso mensaje político, las lamentables actuaciones o una fotografía neblinosa propia de un telefilm.


Vuestros comentarios

1. 12 feb 2017, 00:22 | Cuervo

Bob, la droga caníbal no tiene nada que ver con el kokodril. El kokodril es DESOMORFINA, un OPIACEO 10 veces más potente que la morfina.

La “droga caníbal” es MDPV (metilendioxipirovalerona)…

La diferencia ( y aquí la confusión) entre el kokodril y la MDPV es que mientras que la primera “se come” a su consumidor, la segunda (en algunos casos) hace que el consumidor “se coma” a los demás. Y lo entrecomillo, porque más que comer lo que hacen es morder.

Por cierto, la desomorfina por si sola no produce ningún daño en los tejidos, el daño se produce por los químicos y disolventes que los propios consumidores utilizan para su elaboración. No tienen los conocimientos ni utensilios necesarios… se inyectan esa mierda y luego pasa lo que pasa.

2. 12 feb 2017, 12:13 | Bob Rock

Cuervo.- Wow, gracias por la lección. Pues no tenía tanto conocimiento sobre el tema. Entonces, los medios también distribuyeron mal la información sobre las “sales”. La verdad que con estos temas mejor andar un poco a ciegas, porque ver los efectos de desintegración física por culpa de los químicos es una verdadera película de horror.

Bueno, y ya con respecto a esta película: pues queda claro que fue pensada cuando estalló la alarma por estas drogas que comentamos.

Gracias de nuevo!!

3. 12 feb 2017, 14:43 | Fhercho06

Buena critica Bob. A mi la película me ha gustado dejando de lado el tinte político y las actuaciones.
Hay otra cinta similar llamada The Fear of Darkness, aunque con un tinte mas psicológico. Saludos!

4. 13 feb 2017, 21:31 | Bob Rock

Fhercho06.- Habrá que echarle el tiento a esa The Fear of Darkness. Actualmente ando un poco seco de películas, de hecho me planteaba hacer algún revival… así que quién sabe!!

Un abracete!!

(yo no me pude abstraer de la puta mierda política)… (¡bochornoso final para mi gusto!)

5. 14 feb 2017, 13:37 | Draghann

Es simplemente mala de principio a fin y va empeorando según se desarrolla porque el final tiene tela. Tampoco hay que darle más vueltas…

Un saludo!

6. 15 feb 2017, 00:26 | dani3po

A la velocidad a la que se la metían (sobre todo el chico moreno viajero) iban a morir igual aunque fuera droga “normal” pero de un infarto. Madre mía qué pulmones, ni la Esteban en su mejor época!

7. 15 feb 2017, 01:14 | dani3po

Por cierto, a mí el discurso político me resultó curioso, sobre todo teniendo en cuenta las circunstancias actuales. Además, esta película es anterior a la victoria de Trump…

8. 06 mar 2017, 01:57 | Omar

Apoyo todo lo que escribiste Bob, pero porque siendo tan mala le diste una calificación tan aceptable? La verdad es que a la película de duelen muchas cosas…

Irritantes sus 45 minutos de tonterías adolescentes..
1.5/5

9. 09 nov 2017, 02:11 | Cuervo

Me aburrí un poco hasta que empezó la “fiesta”, pero cuando el “diablo” esnifado empieza a hacer su efecto, asistimos a un nuevo “Evil Dead” de sobremesa que a mi personalmente no me desagrado.

Esta claro que la peli no es droga dura ni mucho menos, pero se deja ver. Algunas escenas de acción bajo los efectos de esa droga que dudo que enganche (la resaca es durisima XD) pero que hace que te enganchen no están mal.

Puntuación: ★★½ (sobre 5)

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