Eloise

Esto es un chiste que cuatro monigotes entran en un manicomio abandonado y les aterran fantasmas. ¿Os ha hecho gracia? Pues a mí tampoco.

Me esperaba una película de mierda y así ha sido, también me esperaba un producto que de casposo pudiese arrancarme carcajadas y, desgraciadamente, eso ha quedado lejos de mis expectativas. A excepción de la presencia de un personaje con un retraso mental de grado no especificado, Scott para los amigos, “Eloise” [The Film] resulta una experiencia abúlica que ha tenido que prolongarse durante tres breves sesiones de terapia vía siesta intravenosa. Tenemos que dar las gracias a su intérprete, P.J. Byrne, que tira por la borda el nulo prestigio de su carrera dando saltitos y esbozando caretos que merecen su lugar en un capítulo de “La Hora Chanante”. Por si fuera poco, y en contra de lo que auguraba la prospera carrea de su director, Robert Legato, como supervisor de efectos especiales en grandes súper producciones, este bodrio carece de cualquier atractivo visual, resultando increíblemente parco en lo que a cualquier elemento terrorífico y/o fantástico se refiere. Un presupuesto escaso ocupado en una buena provisión de neones defectuosos, y dad gracias a las hadas del séptimo arte.

Hora y media en este manicomio os van a dejar tan suaves como una cena romántica con Uwe Boll. Como no podía ser de otra forma, la historia del enorme psiquiátrico en donde se ubica la trama es veinte veces más interesante que el producto cinematográfico. Resulta que efectivamente existió un enorme conglomerado, con su propio código postal y estación de policía, en Michigan. Cerrado a día de hoy tras varios incendios y el abandono de las terapias de choque como solución a todos los males de la humanidad. Lógico, la solución está en el cine casposo, ¡mucho más rico que unos diodos en el escroto!
Aunque “Eloise” [the film] no esté realmente rodada en las infames instalaciones, se intenta aprovechar del aura que desprenden los hospitales psiquiátricos. Se deja notar a su vez una clara influencia de la segunda temporada de “American Horror Story”, pues aunque este subproducto se haya estrenado en 2017, lleva rodado desde 2014, lo que alude directamente a la calidad del producto final. Finalmente, echad la culpa al auge de la distribución vía descargas digitales, tenemos entre nuestras manos una película que ni siquiera puede luchar de tú a tú con las producciones del canal “SyFy”, mejor rodadas.

Si el despropósito de guión no hacía gala de suficientes detalles baratos – un leitmotiv argumental basado en un improbable vericueto legal tan absurdo como pueril; idas y venidas entre pasado y presente como si nuestro sofá se hubiese convertido en el Delorean de Doc; un número musical tan apagado como la fotografía con que es exhibido, y eso que su planificación algo de humor ortopédico; personajes ex alcohólicos bebiendo cerveza; tormentas impostadas; el típico giro argumental que emparenta a los personajes principales con el manicomio al cual han sido predestinados a visitar – tenemos que aguantar además el homenaje final, por la vía de unos feos titulares, donde se dedica este petardo a la memoria de los pacientes y personal del “Eloise” [The Asylum]. ¡Cómo si una historia ridícula e infantil sobre los tópicos del abuso médico fuese el justo tributo a la gente que sufrió en ese lugar!

Acompañaremos al héroe caucásico y su amigo de color, un ladrón de poca monta como no podía ser de otra forma, a la búsqueda del certificado de defunción de la tía del primero. Por supuesto, internada en el “Eloise” [The Asylum]. Para tan ardua tarea, que ocupa una renqueante primera media hora introductoria, reclutaran a un deficiente y a su hermana, la caliente camarera de un club.
Por si la situación no hubiese adoptado ya visos de rollazo, la visita al manicomio sucede de noche en plena tormenta, trufándose de sucesos semi paranormales – tampoco queda claro el grado u origen de estos fenómenos – durante la siguiente media hora. Lo de siempre, vamos. Sin embargo, quizás alguno estéis pensando que tampoco está mal eso de vivir unos sustos dentro del primo hermano del “Alchemilla”. Nada más lejos de la realidad: pues la tensión brilla por su ausencia cuando los pilares básicos del miedo se revelan como el enfrentamiento de los protagonistas a sus planas fobias. No sólo más visto que el tebeo, también forzado desde el momento que proceden a enumerar dichos terrores antes de entrar en “Eloise” [The Asylum]. ¡Si al menos hubiese algo divertido durante sus paseos! Pero las actuaciones son tan planas, a falta de frases hiperbólicas causantes de nuestros rebuznos, que no hay nada que destacar hasta ese final donde, uniéndose al principio, reafirmamos por duplicado la supervivencia de tal o cual personaje y la muerte, carente de impacto, del resto.

Pueblan los pasillos del psiquiátrico Eliza Dushku (ya no tan jamona como en “Wrong Turn” o “Buffy”), Chace Crawford (acabado desde participar en “The Covenant”) y Robert Patrick (fatalmente envejecido tanto físicamente como profesionalmente) ejerciendo de los peleles más destacados. Baste decir que un tío haciendo de mongólico hiperactivo, estupendo parecido con uno de los personajes principales de la seudo serie “Maricón y Tontico” (imaginad cual), supera con creces al resto del elenco.

En definitiva, arrancarse los ojos puede ser una gran opción para pasar una tarde aburrida en casa. Desde luego, mucho mejor intentar echar un polvo con vuestra pareja (o parejas de ser mormones de género masculino), incluso podéis intentar ver una buena película, quizás una de las candidatas a los cercanos Oscars™. Bricolaje, lectura, masturbación, modelismo, deporte… fijaos si tenéis cosas que hacer antes de arriesgaros a perder la cordura en “Eloise” [The Film]. Hasta ver películas casposas genuinamente divertidas como “Ghoulies 2”, por decir la primera que ha surgido de mi mente corrupta. La decisión, igual que en un libro de “Elige tu propia aventura”, está en tu mano. Sólo me resta agradecerle al bueno de Fhercho06 por invertir su tiempo en subtitular películas que nadie quiere ver ni en pintura. Él las subtitula y yo las machaco, hacemos buena pareja.

“Telecaspa, dígame”

“¡Acabad con mi carrera, por favor!”

“Esta película te va a sentar mejor que una lobotomía”