All Through the House

Hace quince años, un barrio tranquilo, en época navideña, fue engullido por el miedo cuando Jamie Garrett, un niño de cinco años, fue misteriosamente raptado de su dormitorio para no ser visto nunca más. En la actualidad, durante las vacaciones de Navidad, Rachel Kimmel regresa a casa, desde la universidad, para encontrarse con que su barrio ha sido golpeado de nuevo por una oleada de terror. Un asesino violento se esconde detrás de una espantosa máscara de Santa Claus, dejando un rastro sangriento de mujeres y hombres castrados, sacrificados y arrojados junto a las escaleras de la casa de Garrett. Rachel vivirá una pesadilla horrible cuando descubra el retorcido secreto que se esconde tras la máscara.

Hace tiempo que ando detrás de algún buen slasher moderno, encontrado únicamente productos mediocres durante mi periplo. “All Through the House” no es una excepción a pesar de que había leído buenos comentarios acerca de ella; salvo que debo reconocerle una honestidad por encima de la media. Lejos de conceptos superfluos o reinvenciones para disfrute de los “millennials”, la película dirigida y escrita por Todd Nunes apuesta a la síntesis de la esencia del sub género que se hizo grande a principios de los ochentas/finales de los setentas. A saber: desnudos gratuitos por parte de mozas de buen ver; violencia igualmente gratuita expresada en ejecuciones con muy mala baba; y la absoluta falta de profundidad en el resto de sus facetas. Entretenimiento descerebrado y cargado de testosterona, tal y como nos prometía su autor durante la fase promocional. Sin embargo la realización deja bastante que desear, algo que podríamos perdonar tal y como hicimos en su día con “The Prowler”, “La Iniciación” o “Noche de Paz, Noche de Muerte”… aquí es imposible la condescendencia debido a un nivel que roza lo amateur, pecando no sólo en la faceta narrativa, ¡menuda edición!, también convirtiendo en ridículas las escenas de acción.

De nuevo la Navidad ejerce de telón de fondo en un slasher, claro tributo al origen del asunto; el cual tuvo lugar más o menos oficialmente con “Black Christmas” (1974). Aunque resulta una mera excusa visual para dar colorido a una fotografía deslucida y podridamente digital. Al menos “All Through the House” se salva en cuanto a los efectos especiales de la vieja escuela; la de los trucajes realizados con cuatro duros y mucho sirope. Otro factor positivo, por intentar buscarlos, sería el aspecto del asesino de turno: un Papá Noel chungo escondido tras una máscara impersonal e inquietante. Imposible no acordarse de las tres historias de Richard Corben temáticas que escribió para “Creepy”.

Otro de los agradecidos aciertos, en esta síntesis del sub género que realiza Nunes, la hallamos en el trasfondo macabro que da lugar a la trama, mínima como no podía ser de otra forma. Los traumas familiares y la identidad sexual, preñada de una enfermiza misoginia, se apoderan de la psique del Papá Noel asesino, alcanzando sus mayores cuotas de psicosis en cuanto a su obsesión por cortar todo pene que se pongo por delante. Desde luego, con estos ingredientes primigenios estaríamos hablando de un éxito entre los aficionados de haber caído el proyecto en otras manos. Las limitaciones económicas, técnicas y artísticas terminan afectando hasta el ánimo del que está al otro lado de la pantalla.

Es decir, no le pido a un slasher interpretaciones dignas de premios, tampoco diálogos inteligentes o una ambientación superior; pero la falta de sustancia entre muerte y muerte lastra la tensión que sí debería ser una de las principales herramientas de un film como “All Through the House”. Es divertido ver los distintos usos que se pueden hacer de unas tijeras de podar. Entrañables los gritos de las indefensas chicas que lucen sus pechos como reclamo al hambriento filo de su verdugo. Casi cómica la locura del villano, la cual entendemos en el último tramo de metraje, el más dinámico gracias a un personaje enfermizo y maternal a partes iguales, y del cual no diré más para reservaros la única sorpresa del guión.
Sin embargo todo este montaje de humos y espejos peca de predecible a unos niveles tan simples que hablamos del cine de serie Z, su versión menos espontanea. Ningún problema: prefiero esto a los amaneramientos insultantes de película como “Final Girls”. Vamos a ver, esto es un SLASHER con mayúsculas, pero tanto que necesitaba algo de solidez en su manufactura para ser recordado media hora después de su visionado. No sabría deciros ni el nombre de uno de sus personajes, y la he visto hace menos de una hora.

Villanos que aparecen y desaparecen en medio metro de habitación, en medio segundo; personajes principales que revelan su verdadera motivación sin razón aparente; transición entre escenas confusa; estética de telefilme… principios muy básicos como para llamar a la emoción del espectador más novel. ¡Si hasta un idiota como yo escribió un relato, “Legado”, donde ya agonizaban todos estos paisajes comunes!
Queda regocijarse en lo básico de su propuesta, por aquello de que resulta raro ver tanta honestidad hoy en día, pero la autenticidad no justifica una recomendación. Existen productos un peldaño por encima, quizás tocados con algo más de post modernidad, pero también más eficaces: por ejemplo ”Girl House”.

Ni aunque me paguen vuelvo a ver “All Through the House”.