Prevenge

Ruth acaba de perder a su marido y se encuentra perdida en un mundo que no entiende. Por suerte cuenta con la voz aflautada de su feto, una criatura alimentada de rencor que exige muertes a su madre. Siguiendo los dictados de esa voz invisible, Ruth comienza una espiral de muerte que la llevará a enfrentarse consigo misma.

Sólido debut como directora de la actriz británica Alice Lowe, la cual ha preparado un proyecto a su medida alejado de la comedia negra con la que muchos la asociábamos, y con la que se ha intentado promocionar. Ahí estaba su impresionante trabajo en ”Turistas”, la cual está bastante por encima de “Prevenge” a todos los niveles, para demostrar la intensa capacidad interpretativa si nos referimos a personajes al límite de la parodia, perdedores alrededor de los que gira el mundo. En esta ocasión, y aunque intenta venderse como una obra en línea con la citada de Ben Wheatley, se exploran vertientes psicológicas en detrimento del vitriolo social puro y duro, una mirada eminentemente femenina, como no podía ser de otro modo, posada sobre la maternidad como metáfora de alienación y depresión.

No en vano su directora, también guionista, escribió la historia durante su sexto mes de embarazo para rodarla poco después en tan sólo once días, con una escasez de medios que para nada desbarata el buen hacer tras la cámara. Quizás abusando de planos muy cortos, pero sabiendo explotar una frágil sensibilidad en suficientes escenas como para alabar esta faceta de la intérprete. Donde sí destaca especialmente sería en la selección sonora, con claro gusto por los tonos indies noventeros, para ambientar este cuento trágico, no exento de dramatismo, durante sus tramos más emocionales.

Una pena que Lowe no haya sabido canalizar la dotes de las que goza para el humor ácido en su ópera prima, quedando coja en la faceta que nos intenta vender como principal: la diversión. Quizás debido a ese sutil toque femenino, desde mi punto de vista pocos diálogos están a la altura de una comedia negra británica, si entendemos su larga tradición en la materia. Tampoco es causar terror lo que busca la cruzada de nuestra protagonista. Comandada por la voz en off de su hija aun no nacida, Ruth, que así se llama, emprende una sangrienta venganza por las calles de Cardiff, escudada tras la creencia de que está acabando con lo peor de la sociedad, pero quizás se trate sólo de un auto engaño para paliar la pérdida de su marido durante un accidente de escalada. Ahí la película se guarda cierto as en la manga, apostando por dejar la locura en el aire.

Una trama simple que se caracteriza por la falta de misterios, a excepción de ese citado as, y efectismos, tratada de una forma naturalista que la hace soportable dentro de lo que cabe, pues los asesinatos de nuestra protagonista se suceden con un ritmo encomiable. Pero el juego de una mujer embarazada acabando con personas despreciables, relacionadas con la tragedia de su viudedad, no acaba de ser del todo funcional, reservándose los golpes de humor para los crímenes de Ruth y desbaratando así cualquier efecto macabro.

De hecho, parece obvio interpretar “Prevenge” como una verbalización de los miedos femeninos durante la gestación, por aquello de llevar otra vida dentro del útero que dirige tus acciones durante nueve meses que son toda una revolución hormonal y mental. Tema que, por cierto, parece en auge este año por Almas Oscuras, a tenor de otras dos películas, “Shelley” y “Antibirth”, que he tenido el placer de reseñar. A este respecto me es difícil juzgar la eficacia del guión debido a mi condición de hombre, incapaz de experimentar de primera mano el embarazo. Aunque sin duda, la interpretación de Lowe parece aportar una vía creativa y vívida a tal experiencia.

Y es que el trabajo de esta mujer, quinta generacional, es lo mejor de “Prevenge” en todos los aspectos en que se ve implicada. A pesar de que el guión no es nada espectacular, demuestra la capacidad de su autora para contar la historia que desea contar, sin elipses superfluas ni concesiones al mainstream, haciendo uso de una introspección lejos del alcance de compañeros de profesión masculinos, además sin resultar empalagosa. Pero donde brilla con luz propia es como actriz, hacer creíble un papel tan al filo de la navaja, especialmente durante un tramo final de duro dramatismo, no es nada fácil. Y aunque cuando ejerce de asesina no atrapa el potencial de comicidad que poseían de forma implícita los personajes secundarios, como por ejemplo el odioso discjockey Dan, mantiene un estilo socarrón que casi, únicamente casi, consigue tanto perturbar como hacer asomar una sonrisa en la comisura de los labios de los espectadores más benévolos.

Bien valorada entre festivales y críticos especializados, supongo que por hacer aflorar en pantalla un claro estilo independiente que la acerca a pretensiones más intelectuales que de entretenimiento, a un servidor al menos le ha aportado una visión distinta del ya clásico “mamás asesinas”, un sub género dentro de otro sub género donde se ha ido perdiendo el horror como lenguaje en pro de prismas más derivativos. Digamos que “Estoy Vivo” se distancia tanto de “Prevenge” como “Viernes 13” de “Final Girls”, y la mención “slasher” no ha sido gratuita. No se trata de una cuestión de calidad, insisto que como debut esta película es digna de estudio, si no de identidad: la reflexión emocional revestida de comedia no tiene cabida en mi videoteca si no me parece divertida o su leitmotiv no atañe a ninguna fibra dentro de mí. Supongo que seré tildado de machista y cabrón por alguna de esas voces que no saben separar la mera opinión del insulto despreciativo, sector al que, en general, respeto lo mismo que a cualquier otro: nada.

Interesante por la mujer que se carga el proyecto a la espalda; poseedora de algún destello aislado de genuina mala baba; dotada de una naturalidad, y parte de originalidad, que provoca mucha nostalgia auténtica en esta época de revisiones, secuelas e historias trilladas… “Prevenge” no es una obra que revolucione nada ni aúpe a su autora al Olimpo del séptimo arte, pero se deja ver con comodidad. Se gradece su autenticidad, y aun con todo me he sentido perdido dentro de un mundo que no es el mío, aislado por una falta de humor que seguramente se deba a mi interés en otra cara del ser humano más grotesca. En definitiva, *requiere alcanzar un punto muy especial, concreto y oculto de los espectadores… no se encuentra un servidor en ese paredón de fusilamiento, sigo prefiriendo la francesa “Baby Blood”.