Bedeviled

“Bedeviled” narra la historia de cinco jóvenes, sabrosa carne de instituto norteamericano, que tras la muerte en misteriosas circunstancias de una buena amiga, aparentemente debido a “un ataque de miedo”, reciben la invitación para descargarse una aplicación en el móvil: Un asistente personal tan eficaz que casi parece poseedor de cualidad mágicas, hecho que no sorprende a ninguno de nuestros protagonistas. Ubicada en un marco temporal actual no se entiende la forma de reaccionar de los mismos ante los conocimientos que la aplicación, apropiadamente representada por una siniestra silueta llamada “Mr. Bedeviled”, hace de sus vidas y, lo que es peor, de sus miedos más profundos.

Pronto se verán envueltos en un juego del gato y el ratón donde esa entidad, pues se trata de algo más que un simple programa desarrollado en Android, intenta llevarlos al límite entre alucinaciones y situaciones que ponen al límite su resistencia psicológica. Llegados al punto de no retorno, los cinco muchachitos buscarán una manera de desinstalar la aplicación de sus móviles, primero investigando los orígenes de “Mr. Bedeviled”, tarea falta de contenido y fondo, y segundo perpetrando un plan tecnológico de dudosa credibilidad. Desenlace corrido como no podía ser menos cuando tiras por la vertiente fácil en la realización de tu guión.

¿El resultado de todo esto? Terror adolescente a la más vieja usanza, llevado al terreno de las nuevas tecnologías, por una vía narrativa y estética emparentada con los clásicos de los noventa, que no se beneficia de esas mismas tecnologías a las que, argumentalmente, añade un claro componente “creepypasta”, intentado crear su propia leyenda virtual sin mucho éxito. Y es que el gran pecado de esta producción, humilde hasta cierto punto, sería ceñirse a los parámetros más trillados del terror basado en sustos y sobresaltos. Trufado de escenas y momentos predecibles y anti climáticos, a pesar del denodado esfuerzo de sus directores, Abel Vang y Burlee Vang, por volver a traer algo del sabor oriental que tan buenos resultados dio al principio de la década pasada, con fantasmas y apariciones hasta saliendo del cagadero.

Desgraciadamente los tiempos cambian, y en 2017 la capacidad de sorpresa del espectador se ve reducida cuando le enfrentas a los mismos patrones interiorizados por cientos de películas antes que esta. También se echa en falta un mayor riesgo a la hora de afrontar la filmación, por aquello de adentrarse en los pantanosos terrenos de una tecnología moderna sin hacer más que un uso chabacano de ella. Donde “Friend Request”, “Megan is Missing” y “Eliminado” se mostraban más inteligentes a nivel visual, sabiendo sacar partido de la autenticidad del “found footage 3.0”, “Bedeviled” se afilia a un estilo clásico que no aporta nada, en todo caso resta.

También, curiosamente, se nota un claro esfuerzo por sacar de los clichés a sus protagonistas principales. Uno de ellos, un chico de color rápidamente posicionado como el más brillante del grupo, se lanza a bromear con el hecho de no morir a las primeras de cambio. Aunque no todos los actores estén a la altura, a menor protagonismo peor interpretación, dan obviamente lo mejor de sí mismos con buen resultado en pantalla, en fuerte contraste con la laxitud que el guión, obra de los propios hermanos Vang, exhibe a la hora de establecer unas bases para su propuesta sobrenatural. ¿De dónde coño sale una especie de demonio, por llamarlo de alguna forma, que se alimenta del miedo ajeno y se molesta en crear una aplicación diabólica? Dar una respuesta coherente, dentro de sus reglas auto impuestas, es absolutamente necesario cuando tus únicas herramientas alternativas son un muestrario de sustos tan tópicos como pobremente rodados, redondeados con la duda previa de quien sobrevivirá hasta el clásico final abierto. Supongo que en el averno han contratado consultores informáticos para la implantación de las herramientas que triunfan entre las empresas humanas.

¿Había potencial? Más de lo habitual dado el muestrario de películas que llevo años reseñando, y sin embargo todo termina en el cajón de lo mediocre ante la falta de riesgo y decisiones dudosas como el diseño de ciertos efectos especiales, explícitos en el peor de los sentidos. Véanse los clichés asumidos cuando hablamos de los terrores de los jóvenes protagonistas: osos de peluche, payasos, una abuela y… ¡una copia bastarda de Sadako! El único punto simpático, en lo que a mí respecta, sería el miedo a la gente blanca que sufre el negro de la pandilla. Irónicamente desaprovechado cuando llega el momento de pagar cuentas con “Mr. Bedeviled”, intento de nuevo icono del terror cuyas raíces beben directamente de fuentes modernas como “The Slender Man”. Y aun con todo, su diseño y presencia, una vez surgido de los móviles donde aguarda para realizar sus fechorías, no están del todo mal, alcanzado un puntito de mal rollo durante las menos de sus apariciones.

Con Saxon Sharbino (“Poltergeist”, “I Spit on your Grave”) saliendo del triste mundillo del remake como la chica rubia de la función, tenemos el único rostro mínimamente conocido dentro del elenco, lo cual habla de las posibilidades presupuestarias de una producción que se queda en algo demasiado simple para los espectadores que peinan canas. También hay que decir en descargo de “Bedeviled” que se ve de un tirón con suma facilidad, adecuándose a los noventa minutos de rigor que en otros tiempos hubiesen llegado con facilidad a la cartelera, reclamo de jóvenes con ganas de algo de emoción. Sin embargo, a día de hoy, y a pesar de tocar un tema interesante, la jugosa combinación de sobrenatural/tecnología, queda en mera anécdota como otra de esas obritas para complementar tardes aburridas con sexo de cualquier tipo. Conformaos con los escasos destellos que posee, alguna secuencia bien planificada en cuanto a sobresaltos a volumen descabellado, así como con su villano, un tipo que en el fondo, y a base de cargarse gente que tampoco merece una segunda oportunidad, termina por caer bien.

¡Tened cuidado con lo que descargáis en vuestro móvil!