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Patchwork

Una broma a retales

Patchwork

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

Tras ver el tráiler de “Patchwork”, co producción de bajo presupuesto entre Estados Unidos y Canadá, cualquier podría pensar que estaba ante una muestra de terror de serie B llena de mala leche y caracterizada por ese toque sombrío que tanto echamos de menos en el género. Me declaro culpable de tales ideas, para nada hubiese esperado la enésima comedia que sólo corta tangencialmente en el horror por el uso que hace como telón de fondo de su imaginería. Más concretamente, “Patchwork” es otra reinvención barata en clave cómica y extirpada de goticismo del famoso relato “Frankenstein o el Moderno Prometeo”, de Mary Shelley. Estamos ante un proyecto heredero directo de maravillosos clásicos como “Re-animator” y “Frankenhooker”, la película dirigida por un poco experimentado Tyler MacIntyre ahonda más si cabe en las implicaciones cómicas de una mujer cosida mediante trozos de otras tantas. Dejando de lado, claro está, la mala baba de sus predecesoras y haciendo gala de una visión muy del estilo de “The Big Bang Theory”; moderna, sí, pero sin la mitad de carisma y mucha menos gracia.

Así vamos conociendo en varias partes – la primera de las bromas evidentes – no lineales las historias de Jennifer, Ellie y Madeleine; chicas solitarias de caracteres muy distintos que terminaran unidas entre sí tras un experimento médico de poco gusto. Y es que las actividades de un joven científico tan chalado como estúpido se tornarán en otro de los pilares argumentales. Tras una noche de borrachera para unas y de vergüenza social para otras, nuestras tres protagonistas despiertan en unas instalaciones compartiendo cuerpo; teniendo muy pronto que aprender a convivir juntas dentro de un único cerebro. Como si de “Apartamento para tres” se tratase, las jóvenes se van conociendo y explorando las extraordinarias posibilidades de un cuerpo reanimado, embarcándose sin remordimientos en una cruzada que las enfrente cara a cara con su creador. Por el camino, rozando ocasionalmente lo patético, nuestro particular constructo se dejará llevar por la ira y el deseo para, por un lado, ajusticiar a los hombres que alguna vez le rompieron el corazón, y por otro satisfacer las fantasías necrofílicas del típico ”geek” de buen corazón.

A pesar de la narrativa fragmentada y los continuos saltos en el tiempo, un evidente esfuerzo de su guionista, Chris Lee Hill, por salirse de la norma; a pesar de los destellos de gore dentro de unas posibilidades económicas bastantes tristes, no en cualquier película podréis “disfrutar” del vuelo de un gato con alas de murciélago; a pesar del intento de sorpresa final, nada que afecte en modo alguno a la trama de manera consustancial; a pesar del esfuerzo de un elenco al que únicamente le ha faltado una buena dosis de carisma, antes podría creer que estoy jugando a rol con ellos que viendo una película; a pesar de que incluso a ratos resulta simpática, las fraternidades de estudiantes siempre serán motivo de chistes ilimitados… “Patchwork” se equivoca completamente de tercio y pierde cualquier raíz que tuviese dentro del género macabro, terminando por resultar ñoña e intrascendente, ya lo decía más arriba, como una vulgar imitación de “The Big Bang Theory”.

Aunque el problema aquí no es realmente la comedia. Es decir, si hablásemos de comedia de calidad y equilibrada, llevada hacia delante por actores competentes, ya tendríamos bastante más de lo que suele ser habitual dentro del panorama independiente. No tengo pega alguna contra un “spoof” directo, por ejemplo disfruté muchísimo de la reciente “Dude Bro Party Massacre III”. Pero no sabría de qué lado limita el humor ni su grado en “Patchwork”, tal es su indefinición, no hablamos de un estilo fuertemente descerebrado, tampoco inteligente, olvidable en todo caso. Se enfanga en terrenos demasiado juveniles e inocentes, sin ir más lejos convirtiendo en parodia involuntaria la figura del clásico cirujano inhumano en una serie de escenas que harían pasar vergüenza ajena hasta al buenazo de Jerry Lewis.

Pero no todo son malas noticias. Su actriz principal, Tory Stolper, la cual interpreta a Jennifer y da vida físicamente a la novia de “Frankenstein”, hace tal esfuerzo por resultar creíble dentro de un cuerpo cosido a retales que no he podido más que sentir cariño hacia su trabajo. Al igual que sus compañeros y compañeras de reparto, esta guapa actriz anda bastante justa de presencia, pero la forma en la que aborda físicamente su papel es digna de alabanza. Y entiéndase por falta de carisma la ausencia de esa magia que otorga, por ejemplo, a George Clooney o Gwyneth Paltrow la capacidad de atraer miradas en una manifestación a pesar de estar rodeados de miles de personas. Todos y cada uno de los actores de “Patchwork” intentan inyectar energía y diversión en sus diálogos, se muestran harto expresivos, pero jamás podría creerlos en cualquier de sus roles. De este modo, desinteresarse por la trama, ya de por sí cándida, es una cuestión de vida o muerte para terminar con el metraje, hora y media muy justita, de una forma digna: despierto.

También hay que alabar el trabajo en algunos de los maquillajes, especialmente los que convierten a las chicas en un único ser. Se nota que los chicos tras “Patchwork” sienten un genuino amor por el cine de género, y así intentan llenar la pantalla de casquería gratuita a la menor ocasión. Desgraciadamente, el acierto en esta área se reduce al maquillaje que citaba. En otros ámbitos volvemos a la desagradable sangre realizada con un ordenador del rastro, entre otras lindezas al alcance de los Ed Woods modernos. Se notan sus humildes orígenes cuando en pantalla no observamos nada explícito, agudizando además su aureola televisiva con esos fundidos en negro tan evidentes. Por mucha sangre y tripas desparramadas por el suelo que nos regalen, he visto retretes que me han provocado mucho más desasosiego que las mutilaciones de “Patchwork”.

En resumidas cuentas, nos hallamos ante un intento cinematográfico de bajo presupuesto el doble de esforzado que la media, aunque con los mismos resultados que esa misma media de películas intrascendentes y bobalicones que completan la parrilla de nuestras vidas como sufridos amantes del género. Con el añadido de ahondar en la comedia de una forma demasiado ñoña, pecado mortal si quieres codearte con las grandes dentro del humor macabro, un ámbito prolífico y sagrado por estos lares.
Seguro que el público más joven podrá verla con algo más de simpatía, su liviandad creo que refleja la corriente educacional de nuestros tiempos, e incluso podrán separar a los poco carismáticos actores de unos papeles vistos con anterioridad de forma arto majestuosa.

Comedia blanca de verdad era Adam West, que en paz descanse.

Lo mejor: La actuación de Tory Stolper y algún gag suelto.

Lo peor: Demasiada comedia mala.


Vuestros comentarios

1. 12 jun 2017, 07:04 | Juan Eduardo Bendeck Cordero

Pues veo muy ambicioso el guión. Tres personalidades coexistiendo en un solo cuerpo, pero la verdad, ni en plan de comedia me agrada mucho.
Me llama la atención lo que una noche de excesos puede llegar a causar.
Desde que vi las comedia rosas “It’s a guy thing” (Cosas de tíos en España) con Jason Lee y mi novia Julia Stiles, o algo más elaborado como “Something Borrowed” (Algo Prestado) donde sale mi otra novia Kate Hudson (que no se entere su padre Kurt Russell) ya se advierte que si te pasas de alcohol a la mañana siguiente puedes amanecer en la cama con alguien que no conoces y la resaca se multiplica por cien mil.
Pero de eso a caer en las manos de un Doctor Frankestein Millenial – aprendiz de las películas Hostal, ya es muy diferente.
¿No cree que en parte ahí está el mensaje de la película? Pero no me haga caso, son reflexiones mías.
Un saludo afectuoso, como siempre, y muchas felicidades por ser un ejemplo de trabajo y constancia con sus publicaciones. En serio lo admiro.

2. 12 jun 2017, 10:04 | tito jesus

A mi me gusto mucho. Cuando la pasaron en el nocturna hicimos unas buenas risas. Creo que sabe ir escondiendo sus giros con astucia. Cierto que con más mala leche la cosa podría haber sido mítica.

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