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Bates Hotel

De niño a Mujer

Bates Hotel

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Por si teníamos poco con los remakes de cine innecesarios, la televisión ha decidido sumarse a la moda de revisitar los clásicos y hacer de ellos un vehículo para mantener pendiente a una audiencia cada vez más ávida de experiencias que traspasen la duración de un largometraje.

“Hannibal”, “Fargo”, “El exorcista”, “Scream”, “Una serie de catastróficas desdichas”, “Spring breakers”, “Westworld” o “La niebla” son algunos de los títulos que han probado o probarán suerte en los próximos meses en esto de venderse a la audiencia. Los resultados, hasta ahora, son desiguales y van desde lo sensacional (Fargo) a lo mediocre (Scream). Lo que es indiscutible es que, en la mayoría de las ocasiones, al escuchar que se adapta a formato serie un título popular, todos nos llevamos las manos a la cabeza… y cuando este título resulta ser un clásico del cine de todos los tiempos el listón puede ser insalvable. Me lanzo al ruedo a comentar la precuela de la enorme “Psicosis” anunciando, desde ya, que pese a los errores, el resultado es de interés creciente temporada a temporada.

Con el fin de dejar a un lado la difícil vida que ha tenido hasta ese momento, la viuda Norma Bates y su hijo pequeño Norman, han hecho las maletas y han decidido empezar de nuevo en la pequeña localidad de White Pine Bay donde han comprado un motel. Desgraciadamente para ambos el pueblo no les recibe con los brazos abiertos y pronto se enfrentarán a la mafia local, a la construcción de una carretera que les borrará del mapa y a la llegada de invitados no deseados… Todos estos sucesos no hacen más que desestabilizar la mente del pobre Norman que vive obsesionado con el bienestar de su madre y con encontrar una mujer que pueda equipararse en virtudes a esta.

Si bien es cierto es que el uso de cámara, las interpretaciones y la factura de este “Motel Bates” es de quitarse el sombrero, también lo es que su primera y segunda temporada pecaban más de ser un producto por y para adolescentes más que acercarse al clásico de Alfred Hitchcock. Un reparto formado por actores y actrices atractivos, cierta insistencia por mostrarlos semidesnudos y sus enredos sentimentales parecían interesar más que la locura de Norman, que quedaba siempre eclipsada por otros personajes, en una constante promesa de despertar que terminaba por agotar al buscador de la esencia del título original. Tampoco ayudaba el exceso de corrección en cuanto a violencia o contenido sexual. Si antes comentaba que insistían en mostrar al reparto semidesnudo, me refería a descamisados y lencería sexy más que a un sano y edificante despelote a lo HBO. También en violencia nuestro Bates es un remilgado si lo contrastamos con la original o cualquiera de sus secuelas: Norman mata fuera de plano y sin demasiadas salpicaduras.

Sí que apostaba más fuerte la serie por presentar a Norma como una heroína: una de esas madres que pueden con todo y que no pierden las ganas de vivir por muchos obstáculos que le ponga la vida. Una Norma alejada de la chillona y metomentodo madre del clásico de 1960 que adentraba al espectador por los derroteros del melodrama televisivo con episodios como el reencuentro con su hermano, lacrimógenos a más no poder.

Así que, a estas alturas de la reseña, podríamos pensar: ¡pues qué basura…! y nos equivocaríamos… “Bates hotel”, en contrapartida con “Psicosis”, retuerce el seso de su pobre protagonista y lo lleva, con lentitud sobresaliente, por los derroteros de la locura con gran interés pasados los primeros 15 episodios. A partir de ese momento la figura de Norman poluciona y destroza cualquier atisbo de felicidad. Una contaminación que se acrecienta con el conocimiento, por parte del espectador, de que la otra gran protagonista de la serie (sensacional Vera Farmiga) ha de terminar en algún momento momificada y seca como la mojama en el sótano de la casa.

Pese a todas las licencias de los guionistas, como traer a la época actual la trama, dibujar el remoto pueblo como una sede del tráfico de marihuana estadounidense o de transformar a Norma Bates como a una encantadora madre coraje que enamoraría al más pintado, lo cierto es que sabemos que todo va a terminar mal y que para que la ecuación funcione nos van a sobrar varios personajes… así que los guionistas sacan eso en favor del interés global. Resulta muy curiosa la insistencia de mantener la cinta en niveles de corrección sexual y de violencia aptas para adolescentes y hacer, a su vez, un tratamiento tan relajado en temas como consumo de drogas, incesto o criminalidad…Es esta dualidad entre contenido adulto y aspecto juvenil lo que termina por convertir esta revisión del clásico en un pastelito envenenado y bastante adictivo.

Además la serie cuenta con un duelo interpretativo de lujo entre el joven Norman (Freddie Highmore) y Norma (Vera Farmiga), auténtica protagonista de la serie durante sus primeras 3 temporadas. La gestualidad de Highmore trata de imitar en los primeros compases de la serie a la de Anthony Perkins pero poco a poco va tomando entidad propia hasta hacernos olvidar su versión adulta. Highmore sencillamente está enorme.

Episodio a episodio los acontecimientos comenzarán a acercarse al título del maestro del suspense y será en ese momento cuando los guionistas carguen las tintas sobre Norman para transformarle es un ser tan patético como letal.

La temporada final, que ha concluido hace apenas un par de meses, se solapa en su argumento con la película original, aunque con sustanciales cambios como el de la clásica escena de la ducha: regalándonos la historia desde el punto de vista del monstruo con saltos entre la realidad y la imaginación que la emparentan con “The voices”.

Tal vez lo más infiel de este “Bates motel” es el alejarse del género de terror para adentrarse en el drama oscuro… yo lo prefiero así porque, francamente, una serie con el personaje original no creo que hubiera tenido ni interés ni recorrido (como se demostró en sus secuelas). Pero en el acierto está el defecto: lo cierto es que no es una serie fácil de recomendar a los amantes del cine de miedo por la sencilla razón de que carece de él. Tampoco es apta para recomendar a los amantes del drama por su oscuridad, ni a los amantes de los policíacos pues en esto es también bastante mediocre, se queda en un terreno de nadie y de todos… Pero para los cinéfilos de pro y los seguidores de series sin etiquetas hay, en esta revisita en color y trasladada a nuestro tiempo, un entretenimiento eficaz cargado de buenas intenciones. Especialmente recomendable a adolescentes con vocación de devoradores de series de calidad.

Lo mejor: 2 actores que lo dan todo y un trasfondo dramático bien explotado. Constantes guiños al universo de Hitchcock.

Lo peor: sus 2 primeras temporadas son prescindibles. La ausencia de terror.


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