Cult of Chucky

Encerrada durante los cuatro últimos años en un asilo para criminales dementes, Nica está equivocadamente convencida de que ella, no Chucky, asesinó a toda su familia. Pero cuando su psiquiatra introduce una nueva herramienta de terapia de grupo, un “Good Guy”, una serie de horribles muertes asolan el asilo, y Nica empieza a preguntarse si tal vez no esté loca después de todo. Andy, el antiguo enemigo de Chucky, corre a la ayuda de Nica, pero para salvarla tendrá que esquivar a Tiffany, la novia de Chucky hace mucho tiempo, la cual hará cualquier cosa, no importa cuán mortal o depravada, para ayudar a su amado muñeco diabólico.

Chucky, un nombre que a muchos, entre los que me incluyo, traerá el aroma de la pre adolescencia y el inicio del su amor hacia el cine de terror; casi el motivo de un sub género absurdo como pueda ser el cine de muñecos asesinos. “Muñeco Diabólico”, uno de los slashers sobrenaturales canónicos, la razón de ser de un icono de la talla de ese muñeco “Good Guy” que ha inspirado una saga de seis película. ¿Sólo seis? Pues no, porque hoy conocemos que “Cult of Chucky”, el regreso de uno de los villanos más carismáticos del subgénero, tendrá su estreno en el mercado doméstico el próximo tres de Octubre, de hecho podéis ver más abajo la penosa carátula con que será editada. Muestra de que los buenos tiempos de este pelirrojo cabroncete han pasado de largo.

No obstante, debo reconocer que tras la parodia en que se había reducido Chucky la década pasada, la entrada de nuevo a la franquicia de su creador original, Don Mancini, le sentó bastante bien en 2013, dando lugar a “Curse of Chucky”, inicio directo de la que hoy nos ocupa. No es que esta película fuese la octava maravilla, pero intentaba resucitar con cierta dignidad una historia que había perdido el rumbo entre sexo de plástico y descendencia andrógina. De nuevo tenemos tras las cámaras a Mancini, lo que asegura cierto respeto por las raíces del icónico personaje, no en vano volveremos a ver a Andy, el niño al que jamás pudo poseer Charles Lee Ray.

Otra cosa muy distinta es que, y aquí vienen las pegas, el diseño por ordenador no le ha sentado nada bien al rostro de Chucky: ¿por qué está tan hinchado, le ha dado por comer galletas, le ha picado un abejorro? También, en el lado negativo, hemos tenido que tragarnos un tráiler lleno de odiosos destripes, ¿también lo será su propio título?, donde los pasajes comunes parecen dañados después de siete películas. Eso sí, en cuanto a virulencia, algo de ese antiguo carácter cabrón que Chucky había perdido, volvemos a los parámetros que merece un slasher en toda regla. Siempre entendido como un divertimento sin mucha profundidad, desde luego los chascarrillos escuchados en el tráiler no parecen escritos por Shakeaspare.

Con Brad Dourif de nuevo como la inocente voz del mal; su hija Fiona, la cual no me parece una gran actriz; Alex Vincent, el niño no tan niño; y Jennifer Tilly… parece que la saga une viejos y nuevos conceptos para… para… eso digo yo, ¿para qué?