Dead Shack

Un grupo de adolescentes acompañan a sus padres en una escapada de fin de semana. ¿El destino? Una cabaña aislada en el bosque donde pronto se encontrarán luchando contra una grave amenaza a sus vidas. No sólo deben salvar a sus padres fiestero y borrachos, también acabar con un vecino cruel cuya fijación es usarlos como alimento para su familia de no-muertos.

¿Comedia? ¿Muertos vivientes? Antes de que os arranquéis los ojos echadle un vistazo al tráiler de “Dead Shack”, un breve minuto que trae la promesa de una especie de “Las vacaciones de una chiflada familia americana”, protagonizada en 1983 por un Chevy Chase venido arriba, mezclada con la típica amenaza zombi, regada generosamente con fluidos rojos y humor puramente norteamericano. Salvo que la película es canadiense; y es que este país está muy activo en lo que a explotar el género se refiere, pues “Dead Shack” es una perfecta muestra de tópicos y gracietas, sólo hace falta ver su simpático póster, ya vistas en múltiples ocasiones. Sin prejuicio alguno, la mejor manera de abordar el cine, precisamente de zombis, agotado en cuanto a propuestas argumentales novedosas.

Peter Ricq debuta como director mientras que Phil Ivanusic y Davila LeBlanc lo hacen como guionistas, resultando así una ópera prima en muchos aspectos y, por lo tanto, en una completa incógnita. Probablemente no se trate de ninguna maravilla, pero seguro que deja algunas situaciones divertidas del enfrentamiento de niños humanos contra niño zombis. No podemos buscar aquí tanto el “qué” si no el “cómo”.
Equipo muy novel también entre sus actores, únicamente destaca del elenco una madura Lauren Holly, conocida por participar en “Dos tontos muy tontos”. Así que más incógnitas sobre la calidad de un proyecto sin fecha de estreno concreta, aunque todo apunta a su pase nocturno en algún festival importante como el de Sitges.