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Matar a Dios

De amigos y talentos

Matar a Dios

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

“Matar a Dios” es una comedia negra que jugaba en casa, así el resultado del partido ha sido una contundente victoria en el estadio de Sitges, donde se ha alzado con el premio del público. En esta ocasión un nutrido grupo de entusiastas familiares y amigos que brindaban loas algo desmedidas a esta obrita “Made in Tarrasa”, más concretamente bajo el beneplácito de la ESCAC (“Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña”). ¿Ayudé con mi prudente voto a esta canonización?

Fin de año en una vieja masía, allí se congrega la familia de Carlos: su mujer Ana, su hermano y su padre. Quieren pasar página de un año aciago donde los desengaños y la muerte se han cebado sobre ellos, exponiendo sus debilidades y miserias. Pero Dios siempre tiene otros planes para su creación, en esta ocasión aniquilarla. Así un vagabundo enano, autoproclamado como el señor de los Cielos, se presenta ante Carlos y compañía trayendo nuevas de un apocalipsis donde sólo dos personas se salvaran. Y este grupo de grotescos personajes deben decidir quiénes serán los dos elegidos.

Donde algunos medios señalan que el premio del público es el más festivo y espontaneo, esto es pura opinión personal, creo que aquí sólo ha demostrado cierto factor local muy marcado, lógico cuando sólo distan del lugar de exhibición a la localización del rodaje unos pocos kilómetros. Circunstancia que empaña ligeramente el genuino talento detrás de la ópera prima de Caye Casas y Albert Pintó, desde luego dos aficionados talluditos, profesor de la ESCAC uno e ilustrador el segundo, que llevan tatuado a fuego y sangre el cine de género sobre sus flácidos brazos, como demostraron con el cortometraje multipremiado “Nada S.A.” ¿Podían superarse a sí mismos?

Es decir, fuera de este localismo tan acentuado y cateto, perfectamente representado a través de los estúpidos e innecesarios comentarios del productor de “Matar a Dios” sobre el proceso secesionista de Cataluña, la película de marras verá difícil salir de los corrillos afincados junto al Macizo de Montserrat, pues al fin y al cabo hablamos de una producción muy modesta imposible de imaginar fuera de distribuidoras VOD catalanas o festivales de cine especializados, lo siento. Ojalá me equivoque y este par de hombres puedan vivir de hacer cine, porque se han dejado la piel en ello. ¿Seguirán los pasos de su idolatrado Alex de la Iglesia?

De momento pueden estar contentos, se alzan con este premio, ¿de verdad es lo mejor que ha visto el público?, y además repiten con el galardón al mejor corto gracias a “R.I.P.”, una breve pieza que se ofreció durante los pases de “Matar a Dios”. Fue el único cortometraje del que puede disfrutar durante esta edición, pero he de reconocer que está muy, muy bien. Incluso por encima del largometraje al que sirve de calentamiento gamberro y macarra, lleno de humor negro y sangre para gozo de un gallinero a punto de eyacular sobre las butacas. La construcción de sus diálogos, sólo coaccionados por la típica rigidez actoral española, es un ejemplo a seguir dentro del humor fantástico nacional. Y en esa línea dispara “Matar a Dios”, rodada el mismo año que este corto con el que comparte obsesión por la muerte y protagonista femenina, demostrando una productividad impropia de hombres ya entrados en años, como son Caye & Pintó. ¿Marcará la crisis de los cuarenta un nuevo crisol creativo?

Se declaran fervientes admiradores de Alex de la Iglesia, Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet, algo que se deduce de forma inmediata al ver cualquiera de sus proyectos. No obstante poseen la suficiente voz propia como para desmarcarse de la actual corriente de plagio y contra plagio que marca el cine de género. En este caso el elemento genuino lo hallamos en el esperpento español, refiriéndome al estilo teatral definido por Valle–Inclán a principios del siglo pasado, donde lo grotesco se apodera de todo el relato. Mientras que Alex de la Iglesia abandonó este espíritu a partir de su tercera película y Caro–Jeunet son demasiado estilizados y franceses para la degradación o la caricatura, Caye y Pintó sacan la artillería pesada del humor negro durante cuarenta minutos iniciales que son oro puro. Culpa de un guión que ha tenido que ser escrito y reescrito muchos meses antes de empezar el rodaje, si no que me expliquen cómo han construidos unos personajes tan vivos y mundanos a la par. En sus propias palabras: “basura, un cáncer dentro de la naturaleza”, una visión pesimista y nihilística que llevan hasta sus últimas consecuencias. ¿Quizás reflexiones filosóficas demasiado grandes para una comedia negra, quizás el mediometraje hubiese sido el formato adecuado, a pesar de suponer un suicidio comercial?

Superado un breve prólogo innecesario, el cual parece haber sido insertado tras el rodaje de la película en sí, y que además rubrica los humildes orígenes de la cinta mediante un tosco accidente fuera de plano, nos encontramos con cuatro personajes sumergidos en una densa atmósfera: animales disecados, cuadros antiguos, papel pintado, simbología cristiana de la post guerra, armas polvorientas, tortilla de patatas y garnacha…

Otro de los grandes pilares de “Matar a Dios” sería la ambientación espesa y crepuscular creada dentro de una vieja masía más parecida a la pesadilla de un decorador sueco, reforzada por una estupenda y llamativa banda sonora así como por un diseño artístico magnético y goyesco. Sí, tal que de otro capricho de Goya se tratase, “Matar a Dios” luce como un mal sueño alumbrado por tenues velas, pero cualquier atisbo de terror se trueca por humor, pues la sátira basada en las relaciones interpersonales de una familia, más prototípica de lo que desearíamos, se apoderan del argumento durante su estupenda primera media hora. Quizás un lapso demasiado largo, por mucho que sea muy divertido, para alcanzar el punto álgido de su argumento: la llegada de un Dios enano, maltrecho y malhumorado que quiere borrar a la humanidad de la faz de la tierra.
Este punto supone el principio de la pérdida de un ritmo rapidísimo y agradecido, defecto que acaba matando el progreso narrativo, afectado por un terrible viraje hacia el drama que, en lo particular, supone un peñazo difícil de tragar. ¿Cinismo y drama existencial en el mismo menú?

Una vez conocemos más personalmente a este Dios tan poco cristiano, su presentación supone uno de los momentos más divertidos y profanos del metraje, la cinta comienza a girar sobre una extraña petición de este: sus anfitriones deben elegir a dos personas como únicas supervivientes de este apocalipsis que, gracias a una argumentación cogida por los pelos, creeremos cierto. Porque una de las Grandes Preguntas siempre estará en el aire acuciando las clásicas paradojas del género fantástico: ¿esa “cosa” es Dios?

Llevados a través del núcleo argumental marcado por el requerimiento divino, el interés de la película decae sobremanera, intentando rematar en un final donde el título del largometraje alcanza toda su expresión, regado con una pincelada de gore que supone una concesión a los orígenes “freaks” de sus directores. Por desgracia, este giro no consigue arreglar una película que termina dejando un buen poso pero que media bastante bajo a pesar de su potente arranque, curiosamente alejado de lo que es el tuétano de la historia.

Gracias a Dios, uno contrahecho y cabrón, los actores demuestran estar por encima de lo que el mercado nacional nos ofrece durante sus galas de los Goya. Nada que ver con otro debut “freak” que supuso una pequeña decepción: “Lobos de Arga”.

Precisamente es irónico constatar que “Matar a Dios” es más consustancialmente honesta con mi paisano que los dichosos premios de una academia regida por el caciquismo. Pues bien, el reducido elenco de esta obrita reparte sopas con hondas a otros actores coetáneos más curtidos gracias a una calidad innata que logra superar los típicos silencios incómodos dentro de los diálogos nacionales. Volando sobre estos diálogos inteligentes e ingeniosos, obtienen la risa espontanea en el público con una naturalidad aplastante. Tanto Eduardo Antuña como Emilio Gavira, Boris Ruiz o David Pareja hacen creíbles sus roles de perdedores, pero la gran, en todos los sentidos, Itziar Castro se lleva la palma. ¿Dónde están las oportunidades para el talento no apadrinado por cerdos como Weinstein?

Y reconociendo la conquista de dicha moza sobre este feroz detractor de la escuela española de interpretación dejamos la reseña, volviendo a señalar que, con sus luces y sombras, “Matar a Dios” es una película muy correcta pero nada más, la cual ha generado tanto alboroto en Sitges debido al apoyo de familiares, alumnos y vecinos, ¿pero no es así como funciona nuestra especie, reduciendo los espacios para el favor personal haya o no talento de por medio?

Lo mejor: Sus actores, con una mención especial a Itziar Castro, la cual sabe sacar petroleo de un guión inteligente de por sí.

Lo peor: Su nudo desequilibra el ritmo de manera que nos regala una media hora de siesta y media, drama mediante.


Vuestros comentarios

1. 15 oct 2017, 03:01 | argeleb

Vista en su estreno, no puedo más que corroborar que es una obrita muy agradable ver, muchas risas, buena foto y guion así como unas interpretaciones muy cuidadas (excepto el personaje de Santi). Merece el premio del público?… obviamente no, sobretodo habiendo obras mayúsculas como Brimstone, The killing of a sacred deer o Wind River, pero en un certamen que este año, con el tema catalan, ha sido más politizado aún de lo habitual, y con asistencia masiva de la ESCAC, era difícil esperar otra cosa.
En todo caso, y a pesar de la bien apuntada tendencia al patetismo regional de sus artífices, excepto Itziar, que tuvo la deferencia de decir unas palabras en castellano durante la presentación y recogida del premio, merece la pena verse.

2. 15 oct 2017, 09:44 | Frankielopez

Si es que ellos solitos sé hunden en la mierda, te dan la oportunidad de decir unas palabras en un evento internacional y te pones a hablar en catalán, total, para que te entiendan cuatro gatos
Hasta lueguiiiiiii

3. 15 oct 2017, 13:30 | Bob Rock

Hola,

Que conste que no tengo ninguna guerra personal contra los catalanes en sí, su cultura o su idioma. Para eso soy de Zaragoza y me he pegado media vida en Tarragona. Simplemente he señalado la medianía de hacer ciertas referencias a un proceso que está distanciando a hermanos cuando presentas una película que nada tiene que ver con todo esto. Mejor invertir en el esfuerzo en sacar tu película adelante, no en un distanciamiento que empobrecerá más a los pobres y enriquecerá más a los ricos.

Por suerte, Itziar puso cordura en todo esto, es la primera vez que oigo algo así en Sitges (expresar claramente la evidencia de que no sólo catalanes pagan su entrada y que estos se merecen oír una presentación en español e inglés) y se lo agradezco. ¡Gracias guapa!

Yo soy terrícola.

Un saludo.

4. 15 oct 2017, 18:15 | racris

Como gato regional-patético solo quiero dar las gracias a los dos comentarios oportunamente escupidos. Ayudan mucho a arreglar las cosas.
Aparte de eso lamento el favoritismo localista, aunque creo que puede ser perdonable dadas las dificultades que atraviesan los nuevos y mas cercanos creadores dentro del genero.

5. 16 oct 2017, 10:35 | AZOTE

Joer hamijos con lo divertido que debe ser ir al cine y que te cuelen un mitin. Vintage cuanto menos. Y lo del tongo en el premio nadie se lo cree, fijo que ha sido muy democrático todo. Es que os quejáis de vicio.

Yo es que cuando he leído las influencias de De la Iglesia y visto el trailer la he descartado sin más.

6. 17 oct 2017, 10:08 | tito Jesús

no creo que hubiera tongo, lo que pasa es que el equipo trajo una legión de colegas y los que no fueron con el equipo compraron entradas… total que entre los del pueblo que votaron sabiendo que eran locales los que presentaban, los que eran familiares o amigos y la gente que lo paso bien, pues las nota era alta. además la película no era mala lo que hacía que el resto cuanto menos diera un aprobado.

7. 24 feb 2021, 04:41 | Chupasangre

Me ha gustado. Al principio resulta algo soporífera pero cuando “dios” entra en la casa se vuelve de lo más entretenida y divertida.

Con ésta, ya son tres películas españolas las que he visto en cosa de un mes*, y las tres notables. Para que luego digan que no hay nivel…

*“No matarás” y “El Hoyo”.

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