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El Libro del Mal

De trajes ajustados y lenguas

El Libro del Mal

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

La hermandad de turno requiere la última prueba para los iniciados, que vienen siendo cinco jóvenes de carnes prietas, tres capullos y dos hembras de bandera cuyo cerebro pasa demasiado tiempo pendiente del sexo y el alcohol. La primera fase de la prueba consiste en recuperar una serie de objetos y llevarlos a la mansión Hacks, donde se cometieron unos terribles asesinatos años ha, allí tendrán que pasar la noche para completar la segunda fase de la prueba.
En plena víspera de Halloween, nuestros intrépidos protagonistas se lanzan a la búsqueda carroñera de los diferentes objetos, siendo el que más punto otorga para la yincana “el libro de las almas”. Así que no se les ocurrirá otra cosa que acudir al hogar del profesor Kapps, experto en historia antigua, para robar uno de sus tomos. Lo que no esperaban era encontrarse con un anciano realizando un pavoroso rito demoniaco, el cual será interrumpido con la aparente muerte del profesor y el posterior robo de un tomo maldito y el cetro de huesos que lo controla.
Pero el viejo hechicero no ha muerto, desde la cama del hospital sigue influenciando la realidad a través del libro que ahora los cinco universitarios han guardado en la mansión Hacks, donde han quedado atrapados por las fuerzas malévolas que ha desatado Kapps. ¿Podrán pasar la noche sin caer en el influjo de este malvado maestro de las artes negras? ¿Podrán aguantar toda la noche sin ceder a sus instintos carnales? ¿Podrán distinguir los verdadero sucesos paranormales de las diferentes bromas que había preparado la hermandad para asustar a los iniciados?

Dicen que “El Libro del Mal” (“The Hazing” o “Dead Scared” en su tierra natal) nació como una continuación tardía y bastarda de “Hell Night”, el conocido slasher ochentero. Sinceramente lo dudo, lo únicamente cierto es que hablamos de un homenaje cateto y de serie Z a la película protagonizada por Linda Blair, entre la veneración a otros muchos largometrajes que mezclaban comedia y horror hace tres décadas con el objetivo de satisfacer los bajos instintos de veinteañeros celebrando Halloween a base de alcohol, dulces y disfraces. El primero que nos viene a la mente sería “La Noche de los Demonios”, de la que “El Libro del Mal” parece una mala copia durante alguno de sus tramos, pero también “Posesión Infernal” está muy presente en la ecuación, incluso una foto firmada por Bruce Campbell será parte de la prueba que los aspirantes a la hermandad tienen que realizar. Sin olvidar tampoco obritas menos conocidas como “El Viento del Infierno”, “Killer Party” u “One Dark Night”. Dada la fecha de producción también parece evidente cierta continuidad con respecto a otra obra imposible de disociar a la Noche de Difuntos: “The Convent”.

Puestos todos estos referentes encima de la mesa es evidente el resultado que puede dar un ínfimo presupuesto en 2004 para volver a ahondar en pruebas de iniciación de hermandades universitarias, invocaciones a demonios, tomos cargaditos de hechizos ominosos, chistes sexuales y/o escatológicos, mansiones victorianas cubiertas de polvo, gore de aficionados y mucha carne joven bamboleándose delante de la cámara. ¡Nieva caspa entre los hombres de buena voluntad!

Rolfe Kanefsky debutaba en 1991 con “There’s Nothing Out There”, una cinta distribuida por Troma que perfilaba la nueva vena metalingüística de moda en los noventa y que sería redondeada a posteriori por “Scream”. Es decir, cine de terror auto referencial donde la construcción argumental se aprovecha de obras de terceros para construir un universo más rico y profundo. Desde luego a nuestro hombre le gusta el género, pero viendo el currículo desarrollado tras su ópera prima, caracterizado por el erotismo más barato y chabacano que os podáis imaginar, no es de extrañar que su carrera radique en el cine cutre y barato. ¿Qué se puede esperar del autor de “Las eróticas aventuras del hombre invisible”?

Esta falta de medios no le impidió rodar un largometraje casposo donde su afición por la carnaza se justificase como producto de consumo de Halloween: “El Libro del Mal”, una cinta mala a rabiar, cuyos efectos especiales “más sofisticados” provocarán lágrimas de sangre en cualquier amante del séptimo arte. Ni siquiera se entiende la presencia de un Brad Dourif tan exagerado como siempre y con unas apariciones marcadas por esos efectos penosos creados en post producción con un ordenador de sobremesa de la época, un 286. Sin embargo, lo barata que luce la película en toda su santa gloria no es óbice para que la falta de pretensiones que demuestra la terminen haciendo un entretenimiento la mar de agradable. Obsesiva en la exhibición del cuerpo femenino, incluyendo alguna escena grotesca como un cunnilingus realizado por parte de una lengua demoniaca, y con una profusión de sangre y situaciones sobrenaturales digna de un juvenil Marqués de Sade moderno, “El Libro del Mal” es ideal para dejarla de fondo la noche del 31 de Octubre mientras las cervezas y los canutos pasan de mano en mano, ya sea en una fiesta o en el garito de turno.

Tan cutre es la pobre que parece editada veinte años antes de su estreno real. Un mal sueño televisivo de los noventa, pero también es cierto que en su cualidad de subproducto radica su mayor encanto, pues el ritmo trepidante de aquellos que no se preocupan por la racionalidad de la idas se enarbola como la mejor bandera, facilitando su consumo y deposición casi en la misma sentada.
Otro de sus alicientes, para que negarlo en el caso de la masculinidad heterosexual más unicelular, sería la presencia de una jugosísima Tiffany Shepis, mostrando sus encantos sin pudor como al bueno de Joan Lafulla, creador de Almas Oscuras, le gusta. Aun recuerdo su reconocida afición por la actriz, como la exhibía a los cuatro vientos cuando empezó la singladura de este barco maldito.
Al lado de esta tremenda morena, supongo que para equilibrar, una californiana capaz de levantar el ánimo a cualquiera: Nectar Rose, interpretando a una rubia tonta que no lo es tanto. Y es que en cierto ataque contra los tópicos, “El Libro del Mal” consigue ganar enteros durante su tramo final, donde los diálogos absurdos y las cuitas del más allá amenazan con maneras de chistes de Chiquito de la Calzada para desbaratar la comedia de terror adolescente; mucho mejor lograda, por ejemplo, con “El Diablo Metió la Mano”.

Como muestra definitiva del nivel que encontraremos, aquí os dejo con un pequeño dialogo que me llamó la atención:

–Si tienes problemas con el departamento de orgasmos –le dice él mientras devora con su mirada el esbelto cuerpo de la joven, enfundando en un disfraz plateado y ajustado como las estrellas–, no tienes más que llamarme.
–¡Sigue soñando!
Ante el desaire, el joven, vestido con ropas militares, la mira desde el asiento del conductor con cara de asco:
–¡Serás puta!

Un film tan malo como no os podéis imaginar, pero tiene algo que funciona hasta en segundos visionados. ¿Os podéis resistir a algo tan deliciosamente cutre para la Noche de Brujas?

Lo mejor: Carnaza!!!

Lo peor: Barata!!!


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