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Curso 1999

Cyber Reforma Educativa

Curso 1999

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Cuando iba al instituto no veía películas de Jodorowsky, con todo mi respeto al famoso director chileno, veía series B catetas como “Curso 1999”, convirtiendo mi post adolescencia en una nebulosa de sangre, música underground y cyberpunk. Así me formé y desarrollé las amistades que aún conservo hoy en día, generando por el camino una actitud despectiva tanto hacia los popes más pretenciosos e “intelectualoides” de la cultura, como a los elementos comerciales de la misma. No es de extrañar que con un par de tetas, disparos a mansalva, dos decapitaciones y cuatro chascarrillos uno se encuentre como en casa. Este el terreno que hoy pisamos en esta breve reseña de un clásico denostado por las generaciones modernas.

Eso sí, el producto chusquero tiene que estar muy bien calibrado y desbordar autenticidad, sea esta más o menos casposa, la nostalgia de bodrios como “Turbo Kid” me estomaga como a todo buen hombre que peina canas, ¡no se puede forzar la pose! En absoluto estoy redactando una justificación, los placeres culpables tienen que ver más con las drogas en mi caso, hablo de un hecho. Y de esta forma “Curso 1999” se convirtió en un paradigma entre mis colegas y yo, exacerbando nuestra desmedida afición por entornos cyberpunk, llevándonos a imaginar un futuro que, sin ser tan colorido como el que pinta un VHS, bien podría estar sucediendo ahí fuera, ahora mismo. Además, y esto es lo que importa, pasábamos hora y media en el salón de cualquier amigo viendo, con una sonrisa en la boca, a pandilleros armados con uzis enfrentándose a profesores robóticos que encarnaban el mal de una época donde ser anti héroe molaba tanto como pegarse un tiro en la boca, como bien averiguó Kurt Cobain.

Dirigida por Mark L. Lester, nuestro hombrecillo reunió un buen montante (cinco milloncejos de dólares de la época) para dignificar su secuela postrera de la orwelliana “Curso 1984”, donde aparecía un joven Michael J. Fox. Estamos ante una serie B llena de efectos especiales artesanos, explosiones, frases lapidarias, extras con aspecto de bailarín y toda esa mierda que hizo de la ciencia ficción de finales de los ochentas un despiporre inocentón de oscurantismo psicodélico y cómico, en lo que se refiere a su relación con la estética de comic que tanto se llevaba por la época.
No iba a ser de otra forma hablando del director de esa joya del cine casposo de acción como es “Commando” (1984). ¿O alguien piensa todavía que la famosa película con Schwarzenegger es una joya del séptimo arte? No, ¿pero la diversión? Infinita, mucho más que las pedanterías que hoy nos venden como terror o thrillers, me descojono. Volviendo al señor Lester, también firmó una película medianamente seria, y no del todo mal rodada a pesar de haber quedado igualmente datada. Dentro del propio subgénero en que se han convertido las adaptaciones de historias de Stephen King, os hablo de “Ojos de Fuego”, recomendable para una noche invernal aburrida. Por si acaso, llegados a este punto, aclarar que la posterior continuación de la saga “Curso 19XX” fue estrenada en 1994 y es un pequeño mojón muy por detrás de la que hoy comentamos.

En fin, bienvenido a 1999 donde una mezcla de “The Warriors” y “Terminator”, pasada por la túrmix del cine quinqui más cutre y maripunk, se ha apoderado de la realidad. Estados Unidos es poco menos que una zona de guerra donde las bandas de jóvenes pandilleros se abandonan a la violencia y al “no future” como lema. El gobierno intenta por todos los medios volver a tomar las riendas de la educación, y así los institutos son reforzados con amplias medidas de seguridad entre la que destaca, justo en Seattle, de la contratación de unos profesores un tanto especiales. Carne por fuera, exoesqueletos por dentro, estos cyborgs van a enseñar disciplina como siempre soñó la derecha más recalcitrante. En 1984 eran los maestros quienes se las tenían que ver contra crestas enhiestas teñidas de azul, así que la respuesta debía acabar siendo armada.

“Curso 1999” nos presenta a Cody, un joven que tiene los típicos problemas de la adolescencia: Lidiar con el mundo normal a la salida de la cárcel, en este caso una zona de guerra llena de basura y pobreza; tocarle las narices a la banda rival, los “cabezarapadas”; hacer caso omiso de la incomprensión de sus antiguos compadres de juergas, los “corazones negros”; pasar el rato con una familia adicta a un extraño inhalador futurista, entre ellos un retaco con apariencia de retrasado llamado Angel; enfrentarse a la dirección de un instituto que apuesta por metodologías experimentales, como la inclusión de androides de guerra entre su profesorado; disfrutar en el instituto de una seguridad armada digna de Corea del Norte; montar su burra al abrigo de las luces de neón y música industrial de alcantarilla; seducir a una niña pija, Christie, para poder protegerla del terrible mundo que los rodeas… Una ajetreada agenda social que convertirá las aventuras de nuestro protagonista, al menos durante hora y media, en un trepidante tour de force hasta el terror más abyecto, servidor en frio metal por los tres androides chiflados que se han hecho con el control del instituto.

Imposible tomársela en serio, incluso durante su año de estreno, “Curso 1999” no sólo ha quedado datada a estas alturas, si no que ha conseguido una aureola de leyenda gracias también a sus increíbles diálogos basados en telenovelas venezolanas. Ninguno de los personajes habla, todos lanzan sentencias, y el colmo de esta actitud sucede cuando en pleno vuelo sin motor de un coche, que es lanzado a las frías aguas del lago Washington, sus ocupantes, replicante de segundo grado, gritan lo poco que les gusta el agua. ¡Maravilloso! Luego tenemos los duelos dialécticos entre los miembros de las dos bandas que regentan la zona: frases cortantes y lapidarias que sólo tienen comparativa con los últimos productos cinematográficos que están surgiendo alrededor de las editoriales Marvel o DC. Creo que todos me entendéis.

Pero no todo es actitud verbal en “Curso 1999”, la estética es todo un desmadre, muy en línea con las enseñanzas mongólicas de los geniales ”Sigue Sigue Sputnik”. Gomina, tupés, ropa militar, hombreras y cinturones de tachuelas; ojalá el futuro hubiese acabado siendo así. Espera, ¿no es así? Creo que me he despertado en el año equivocado.
Como genial representante de este estilo visual tenemos a un malvado corporativo, “Curso 1999” también ripea sin vergüenza a “Robocop”, interpretado por Stacy Keach (“2013: Rescate en L.A.”, “Falsa identidad”), el cual parece extraído directamente de una fase de la famosa recreativa “Final Fight”: pelo blanco a cepillo, coleta, lentillas blancas y una actitud despectiva hacia todo lo que no sea poder y dinero. Una lástima que no aparezca más en pantalla.
El resto de actores también se presentan muy divertidos enfundados en sus roles desopilantes; salvo Bradley Gregg (“Cuenta Conmigo”, “Pesadilla en Elm Street 3”) y Traci Lind (“Noche de Miedo 2”, “¡Qué muerto de novio!”), los cuales sufren debido al ángulo amoroso tan penoso que protagonizan. Siempre he sido un férreo detractor de los tópicos salvo que provoquen la risa tonta por lo estúpido de su embalaje, como ocurre mayormente en “Curso 1999”, pero es que la relación de Cody y Christie es empalagosa hasta dar la vuelta a la caspa. Prefiero quedarme con el fortachón Patrick Kilpatrick (“Libertad para morir”, “Parasomnia”), la chocolateada Pam Grier (“Jackie Brown”, “El Carnaval de las Tinieblas”) y el estirado John P. Ryan (“Estoy Vivo”, “El Tren del Infierno”) ejerciendo de diabólicos profesores robóticos. La parte final de la película, en que despliegan su poderío y locura mediante unos efectos especiales entrañables, es todo un compendio de chorradas muy disfrutable siempre que seas igual de gilipollas que un servidor.

Resumiendo: *¿qué sería de la situación actual del cine de género, “Curso 1999” puede ser considerada desde terror hasta ciencia ficción pasando por comedia o acción, si las películas de baja estofa fuesen como esta? En mi opinión, algo mucho más interesante.

Lo mejor: Divertidísima locura cyberpunk.

Lo peor: Ángulos sentimentales y diálogos de telenovela.


Vuestros comentarios

1. 04 div 2017, 14:33 | Pona

Excelente recomendación para un fin de semana entre amigos!

Sólo una corrección, en la ficha dice que la peli es de 2017. Creo que más que un error se trata de una expresión de deseo: ojalá se hicieran películas casposamente geniales en estas épocas de ideas copiadas, sobrepretenciones y cine sub Z.

2. 05 div 2017, 22:09 | Bob Rock

Pona.- Gracias por avisar!! ME habrá traicionado el subconsciente como bien dices. Desgraciadamente la serie B actual no se parece a Curso 1999 ni de coña. Ánimo!!!

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