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Dreams in the Witch House

Dreams in the Witch House

“Dreams in the Witch House” sería la adaptación cinematográfica del relato homónimo de H.P. Lovecraft publicado en la mítica revista “Weird Tales” en Julio de 1933.El mediometraje, que traslada el relato corto de horror cósmico a la pequeña pantalla, formó parte en 2005 de la serie “Masters of Horror”, creación de Mick Garris, muy activo como adaptador de historias de Stephen King a medios televisivos. Dicha serie reunió a directores de la talla de Jhon Carpenter, Takashi Miiker, Dario Argente o John Landis, dando lugar a piezas muy interesantes a las que esta reseña quiere suponer una primera introducción. Animando al aficionado a que no se olvide de esta colección, muy disfrutable gracias, entre otras cosas, a no tener relación alguna entre sus capítulos. Así puede ser disfrutada al estilo de una versión modernizada y de calidad de “Tales from the Crypt”.

Walter Gilman es un estudiante de matemáticas de la universidad Miskatonic desesperado por encontrar una habitación barata y tranquila donde preparar su tesis mientras se gana un sobresueldo corrigiendo exámenes. Cuando por fin encuentra su refugio ideal, una vieja casa de huéspedes, descubre que aquel edificio fue el hogar de una bruja llamada Keziah Mason, la cual practicaba una serie de ritos junto a su rata familiar, Brown Jenkin, que incluían el sacrificio de niños entre otras lindezas.

Pronto Gilman descubrirá varias cosas. Que los rincones de su habitación forman extraños ángulos, los cuales podrían sustentar su teoría sobre los viajes entre dimensiones mediante la geometría no euclidiana; que el bebé de su atractiva vecina es acosado por una rata; y que las pesadillas padecidas por la noche dejan marcas muy reales en su cuerpo. ¡El estigma de la bruja!

Para pilotar este clásico relato de brujería, horror dimensional y pesadillas lúbricas, quién mejor que Stuart Gordon, reputado cineasta que conoce bien la obra del ermitaño de Providence, pues en su haber acumula “Re Animator”, “Dagon” o “Castle Freak”, todas versiones muy libres de las historias originales, pero inteligentemente manipuladas para encajar en la serie B sin caer en lo vulgar o, peor todavía, en el aburrimiento existencial que podría bordear la inacción de muchos de los cuentos de Lovecraft, más dado a un estilo reflexivo que trepidante. La profesionalidad del cineasta norteamericano está fuera de toda duda, sólo hay que lamentar una obvia reducción de medios que le otorgan un aire decididamente pobre a este mediometraje. La historia es bastante íntima, sin necesidad de grandes escenarios o efectos especiales, pero la métrica de Gordon, así como la fotografía, dejan una sensación agridulce en el resultado final, característico de telefilmes y bastante superado en el terreno visual hoy en día. Los planos, prosaicos y carentes de virtuosismo se dedican a ilustrar la historia, no a potenciarla, lejos de los resultados de “Re animator”, donde se deja notar el vigor y el atrevimiento de la juventud,

Sin embargo la presencia de Gordon aseguraba también otra muy importante encargándose de la partituras, así que Richard Band vuelve a firmar una banda sonora que agudiza el ambiente irreal del que empapa toda la obra, jugando al engaño cuando se trata de la realidad o la pesadilla, ofreciendo un panorama malsano muy agradecido. Cuando los instrumentos de cuerda chirrían al arrebato mientras el rostro de Brown Jenkin se deja ver, una rata con rostro humano mejor no tomársela a broma, es cuando “Dreams in the Witch House” alcanza su mayor nivel de angustia.

Si algo caracterizó a “Masters of Horror” en mayor o menor medida sería la calidad de las fuentes originales de algunos de sus episodios: “Jennifer” de Bruce Jones y Berni Wrightson; “Valerie on the Stairs” de Clive Barker; “The Damned Thing” de Ambrose Bierce; “Pelts” de F. Paul Wilson… “Dreams in the Witch House” no iba a ser menos y lleva de una forma relativamente fiel la historia de Lovecraft a un entorno propio de la serie B. La dignidad a veces se pierde por el camino dada esa afición a lo explícitamente grotesco que siempre ha caracterizado a Gordon, sin problemas en mostrar cuando quizás debería adherirse a la sutileza del texto base.
Por ejemplo, el sexo no tiene cabida en el cuento de Lovecraft, y aquí representa la excusa para una escena tan gratuita como alegre para la vista. Lo único malo es que estos detalles carnales cojean hacia la comedia, cuando no directamente la parodia, afectando negativamente a la atmósfera de terror que se merece un mediometraje con Brown Jenkins entre sus filas; criatura que pese a su reducido tamaño provoca un terror constante en el espectador/lector.

Afortunadamente el relato original es de tal calidad que incluso supera su adecuación a tiempos modernos, siempre me chocará ver un portátil u otros gadgets tecnológicos asociados a Lovecraft. Siguiéndose con gusto la caída en desgracia del exagerado y patético Walter Gilman, interpretado por un Ezra Godden que no ha logrado nada dentro de la industria, por algo será. El resto de secundarios mantienen el tipo ocultándose tras el rancio hálito que exuda la mansión donde pululan arrastrando sus penas y aspecto sucio. Chelah Horsdal es la que mejor ha salido parada cinematográficamente hablando, dejando a un lado el feo que hace al espectador cediendo protagonismo carnal a su doble de cuerpo, su carrera ha encontrado un cómodo nicho dentro de la televisión: “Arrow”, “Blackstone”, “Infierno sobre ruedas”, “El hombre en el castillo”.

Resumiendo, cincuenta minutos parecen más que suficientes para presentar en pantalla una de las escasas adaptaciones dignas que se han realizado de los relatos de Lovecraft. Precisamente esa dignidad requería llevar la trama por derroteros un poco más mundanos, y así la influencia de la bruja sobre sus víctimas adquiere un tinte casposo nada desdeñable. Hecho que podría molestar a los que no entiendan la génesis del terror moderno como la proliferación de revistas baratas en los kioscos de Estados Unidos a principios del siglo pasado.

De estos humildes orígenes bebe nuestra afición.

Lo mejor: La historia, pero claro, proviene de una obra maestra.

Lo peor: Escenas casposas rompen la seriedad del relato original.


Vuestros comentarios

1. 08 div 2017, 21:16 | dave

no sabia que este relato era de lovercraft, debo admitir que no me gusto mucho este episodio quizas lo peor es la caracterizacion del familiar, creo que el episodio no le hace justicia a la fuente original

2. 09 div 2017, 21:30 | Bob Rock

Dave.- temiendo en cuenta los temas que trata, teorías matemáticas especulativas para la época, no era tarea fácil la adaptación (aun así más factible que otros relatos). Y salió medianamente bien parada. Hubiese preferido mayor seriedad… En cuanto a loa FX… Se nota el presupuesto televisivo. De todos modos le tengo mucho cariño a la serie: ayudó a resucitar un poquito el terror sobrenatural entre el gran público… O eso quiero creer.

Un saludo.

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