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Los Servidores del Crepúsculo

Un clásico

Dean R. Koontz

Dean R. Koontz (Everett, Pensilvania, el 9 de julio de 1945) es un escritor de terror estadounidense. Tras una infancia difícil, encontró en la literatura su vocación. A los veinte años obtuvo el premio de novela del “Atlantic Monthly” y desde 1969 se dedica exclusivamente a escribir. Sus novelas han sido traducidas a 17 lenguas, se han vendido más de cincuenta millones de ejemplares en todo el mundo y algunas de ellas se han llevado al cine y a la televisión. Vive con su esposa Gerda en el sur de California. Entre otros, recibió el Premio Bram Stoker.

Christine Scavello ingresa a los dieciocho años en un convento, pero descubre que no tiene vocación y abandona la vida religiosa. Se embarca en un crucero en el que vive una breve aventura con un extraño pasajero muy atractivo. La chica queda embarazada y da a luz un niño llamado Joey, mientras que su amante desaparece sin dejar rastro. Curiosamente a partir de ese momento las cosas le van muy bien a Christine, sin embargo, cuando el niño tiene ya seis años, una vieja llamada Grace, dirigente de una extraña secta conocida como “La Iglesia del Crepúsculo” amenaza con asesinar al pequeño Joey Scavello, porque están convencidos de que es en realidad el Anticristo, según el Libro de las Revelaciones. Christine decide entonces contratar a un detective privado para proteger a su hijo.

¡Por mi hijo ma–to!

Presentación, Nudo y Desenlace. Ésas tres son las fases en las que debe articularse un buen discurso narrativo según los cánones de la estructura argumental. Y así en la Introducción se nos presentan los personajes, el escenario, y demás elementos que conforman la “normalidad” de la historia por muy fantasiosa que la misma resulte siempre que no se rompa con la lógica interna de la trama. El Nudo se inicia cuando aparece un elemento de tensión que rompe con la normalidad planteada en la en la fase anterior… hasta que llegado un punto de inflexión determinado se produce el esperado Final o Desenlace con la reordenación de los elementos descritos hasta el momento originando una nueva “normalidad” de la situación.

Vale, hasta aquí todos estamos de acuerdo y no hemos planteado nada nuevo bajo el sol, pero mira tú por donde que al bueno de Dean R. Koontz no le debe convencer mucho esta estructura clásica porque se la carga de golpe y plumazo de modo que sus obras comienzan de partida directamente con el Desenlace, que claro está, luego va desgranando en las fases antes comentadas pero dejándonos bien claro desde un principio cual será el hecho transcendental de la historia. Así que si eres de esos impacientes que no puede dejar de hojear las primeras siguientes páginas del próximo capítulo para ver si ocurre algo importante, puedes estar tranquilo porque con las obras de Koontz, el hecho capital te golpea en las meninges a las primeras de cambio.

Sin embargo, esta novedosa iconoclastia también tiene sus inconvenientes, radicando los mismos en un alargamiento excesivo de las otras subfases que en determinados momentos puede crear la justificada sensación de haber visitado demasiadas veces ciertos lugares comunes, provocando en el lector cierto déjà vu narrativo que ponga a prueba esa impaciente paciencia que había sabido granjearse en las primeros momentos. Pero para solventar todos estos posibles obstáculos a Koontz no le duelen prendas en servirse de las más viejas artimañas del oficio, como son dejar cada capítulo con un monumentales “cliffhanger” propios de los seriales televisivos de los mejores años 80 (¿alguien recuerda MacGyver? A mí la música de la intro me encantaba con ese aire tremendamente pulp) o algunos flagrantes “deus ex machina”, de modo que pese a todo el enganche a lectura estará garantizado hasta la culminación de la obra.

Los Servidores del Crepúsculo es un magnífico ejemplo en el que quedan patentes los logros y carencias de su autor dentro de su particular estilo, pues estamos ante una novela con tintes “noir” (detective privado y menciones a los clásicos Philip Marlowe y Sam Spade incluidas) aderezada con el siempre picante ingrediente del aura paranormal para darle al conjunto el necesario toque terrorífico con el que alternar el devenir de los personajes entre la realidad más previsible y mundana y la más esotérica y oscurantista. Una obra muy asequible apta para comenzar el 2018 con un plato ligero antes de lanzarse ciegamente a cumplir los ilusos propósitos lectores de Año Nuevo (el “Ulises” de Joyce sigue retando a los más valientes desde las mejores estanterías, querido amigos). Y aunque los más avispado seguro que ya estáis buscando su adaptación cinematográfica, ya os aviso que es mejor dejarla en el rincón olvidado en el que esté descansando el sueño de los justos.

Así que si eres de los que se lee todo lo que publica Stephen King incluida su lista de la compra, estás de enhorabuena porque Dean R. Koontz te servirá como entremés de platos más especiados (Lovecraft, Ligotti) pero si por el contrario eres de los que considera al genio de Maine más espeso que un batido de cemento (ese final literario de “It”… igual tenemos un problema Stephen, eh?) disfrutarás como un Ghoulie en su inodoro favorito antes de volver a retozar con Howard, Le Fanu y compañía. Ah, y tranquilos que aunque las obras de Koontz tiene como no podía ser menos, un “final abierto” que deja al lector con más dudas que nuestro Gobierno, son autoconclusivas y no tendréis necesidad de liaros en trilogías o novelas río de cauces innavegables.

Felices Pesadillas, Almas Oscuras.


Vuestros comentarios

1. 14 ene 2018, 00:23 | Oriol Vigil

Me encanta que sigáis haciendo reseñas literarias, últimamente las echaba bastante de menos. Te felicito por esta, MASP. De este libro tengo la edición de círculo de lectores. ¡Su portada es genial!

A mí Koontz me gusta mucho en ocasiones, y otras se me antoja un coñazo. Quizás la mayor pega que le veo es que suele ser en exceso derivativo de sí mismo, predecible. Entre sus obras, adoro esta que mencionas, Tic Tac (en esta se suelta la melena, para bien y para mal) y Medianoche.

Y ya puestos, permitidme que haga un poco de spam bloguero, ya que he reseñado en Unlibroaldía dos de sus novelas. Quizás a alguien le interese echarles un ojo.

Un fuerte abrazo.

2. 14 ene 2018, 22:29 | Mountain

Ese MASP! ya estabas tardando con una de tus estupendas reseñas literarias eh?

Yo tengo un problema con Dean R. Koontz, en mi juventud leí unos cuantos libros de este autor y no consigo recordar ninguno de ellos! El caso es que hice lo mismo con Stephen King, prácticamente toda su obra, pero de él me acuerdo de todos y cada uno de los que devoré, en fin, supongo que será porque Koontz no me marcó tanto.

Oriol Vigil, voy a echar un vistazo a esas dos reseñas que comentas.

Un abrazo para los dos.

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