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Victor Crowley

De regreso al pantano

Victor Crowley

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

No puede ser verdad que Adam Green llevase dos años preparando la cuarta entrega de la saga de sus amores, ni rodada a ratos durante los fines de semana se justifica invertir tanto tiempo en un producto de usar y tirar. Ver, olvidar; comer, cagar. “Hatchet” no es una serie de largometrajes que invite el razonamiento profundo, puro slasher norteamericano de la vieja escuela: hamburguesa muy gorda a la parrilla, chorreando sangre y cubierta de kétchup. Aunque tras diez años de tomo y lomo, ante la posibilidad de que el descenso de calidad de las partes nos llevase a un espectáculo bochornoso, las expectativas se enjaulaban en el cuarto de los ratones y, así, obtenemos una experiencia que pasa precisamente por los estándares del cine de terror adolescente que tan bien le ha funcionado a la taquilla estadunidense.

Seguimos los pasos de Andrew, el único superviviente de la masacre acaecida en unos pantanos de Luisiana hará diez años aproximadamente. A cientos de millas donde dicen que Victor Crowley, el espectro deforme del hacha, todavía aúlla por las noches las penas de su fatídico fallecimiento, Andrew intenta ganarse la vida con un libro donde narra sus peripecias, hasta que una jugosa oferta televisiva lo termina embarcando en un vuelo rumbo a Luisiana. Paralelamente, un trío de jóvenes idiotas quieren grabar un falso documental con la leyenda de Crowley como telón de fondo. Ubicados en los marjales, invocan sin querer la presencia del asesino de ultratumba, hecho que coincide con el aparatoso accidente del avión donde viaja Andrew, llevando un grupo heterogéneo de personajes a los húmedos territorios de un nuevo festival de hachazos y desmembramientos.

Como anécdota quede la génesis de este regreso del fantasma deforme del pantano: La muerte de Wes Craven supuso un cisma personal para Green. El cual, tras ser animado por el propio Romero, decidió que el mejor homenaje al maestro era seguir con lo único que se le da bien, básicamente poner “cachos de carne” delante del slasher nacido de su inventiva, para que los reviente sin miramientos. De hecho observamos que la canción de los títulos de crédito de “Victor Crowley”, un estupendo tema metalero, pertenece a la banda “Ignitor”, formada por el cantante original de “Dangerous Toys”, grupo por que el Green profesa un especial cariño y los cuales compusieron también la canción que acompañaba los títulos de crédito de “Shocker”, otra de las favoritas de Green. El guiño musical es evidente: “Demon Bell (The Ballad of Horace Pinker)” vs. “Hatchet (The Ballad of Victor Crowley)”.

Volviendo a la cinta; encefalograma plano y abusar de la comedia auto consciente como escudo contra las debilidades obvias de un formato que ya está muerto y enterrado. Pura auto complacencia que sólo puede servir de reclamo a los seguidores de la saga, al que suscribe le ha valido a medias. ¿Personajes gritando mientras un mastuerzo los acuchilla sin piedad? La síntesis no admite quejas, salvo pedir que la fórmula se depure con mejores recursos y mayor presencia del antagonista de turno, la estrella principal de la función nocturna de este Grand Guignol. En definitiva, alejarse un poco del pantanoso terreno de lo ridículo y la parodia, elementos demasiado presentes en lo que va de saga. Sin embargo, algo mágico tiene la ecuación propuesta por Green cuando ochenta minutos pasan tan rápido, especialmente por un tramo final igualmente descerebrado como divertido.

“Victor Crowley”, no sé muy bien por qué se ha revestido como un intento de refrescar la saga y alejarla de sus secuelas (¿un engañoso reboot?), luce unos peldaños por encima de su anterior entrega. A pesar de ser el episodio con menos sangre, se agradece volver a contar con Green como director y guionista a tiempo completo. Los diálogos entre personajes altamente odiosos gozan de una incisividad que sólo un experto del género podría sacar a la luz. Brillan los dardos verbales y suponen la única excusas para aguantar un tramo inicial demasiado centrando en la sitcom, se nota que Green le tiene un especial cariño al formato, como lleva años demostrando con “Holliston”. Sin embargo la mezcla ha quedado bastante desequilibrada; a estas alturas nadie puede negar lo bien que sienta un slasher cómico sin más pretensiones, como por ejemplo “Lost After Dark”, otra cosa es que los más talludos de lugar nos encontremos un poco perdidos entre tanto chiste y referencias imberbes.
Es decir, aunque los cuarentones creamos que somos el público objetivo de este tipo de películas, en realidad esta serie B es muy localista y reclama la atención de los veinteañeros norteamericanos que han vivido el subgénero desde la barrera, analizado ya con la disección artificiosa que propicia el paso de las décadas. Estaría bien que alguien con experiencia narrativa como Green nos regalase una vuelta a los orígenes del subgénero con la dignidad y el talento por bandera, llevando más allá las escasas propuestas seria que nos ha dado la última década.

Que nadie espere un resurgir o reinvención de ningún tipo. Contamos con cuatro escenarios, decorados de estudio en su mayor parte, que recogen con cierta parquedad el ambiente de unos pantanos malditos “old school”, iluminación fantasiosa y neblinosa marca de la casa. Otra ubicación importante es la cabina de un avión estrellado donde transcurre gran parte de la película, demostrando esa pobreza de medios que señalaba anteriormente. Aunque no se puede señalar el escaso presupuesto como principal culpable de la estética, Green siempre ha apostado por un estilo de filmación robado de los VHS que alimentaron su infancia, como la de tantos otros por aquí. Así podemos entender el gore artesano, a veces un poco cutre, antes como una virtud que como un defecto. ¿Meras excusas? La cuestión es que “Hatchet” siempre nos ha brindado ejecuciones memorables, y esta cuarta entrega no va a ser una excepción. Observen si no el empalamiento “manual” de uno de los personajes más detestables.

No sorprende a estas alturas ver de nuevo a Parry Shen ejerciendo de protagonista improvisado, igual de asustado que siempre pero ignorando a otros caracteres de la familia que tantas alegrías no ha dado; mientras que a Kane Hodder le toca el papel más divertido, el de Victor Crowley. Entristece no contar con Danielle Harris, actriz principal en la parte dos y tres, más que en una secuencia extra que promete más entregas de la serie. A su vez, se echa de menos algún cameo que termine por redondear el estilo festivo del que hace gala la cinta. En el recuento positivo encontramos a la siempre exuberante Tiffany Shepis con cientos de películas de género a sus espaldas. Si tenemos que hablar de otras adiciones al elenco, salvando a un simpático Dave Sheridan (“Los Renegados del Diablo”, “Scary Movie”), son pocas las alegrías que guardar en la cartera: varios rostros jóvenes que lucen bastante despistados y poco creíbles, supongo que un buen recurso para aumentar el número de carnaza que siempre debería rodear a Crowley.

Resumiendo, platillo de un tipo muy concreto y que jamás podrá catalogarse de buen cine. Bebiendo del submundo del VHS grasiento y falto de argumento, “Victor Crowley” no puede disfrutarse sin sus tres partes precedentes, tampoco fuera del amor por un estilo y subgénero, el slasher, que parece no tener cabida real en la industria. Además es importante acceder con buen humor a este producto, pues el nivel paródico rozará lo insoportable para alguno de vosotros. No pasa de broma pero se deja ver, que no es poco en este arranque de 2018 tan ceniciento.

Lo mejor: Como siempre la virulencia de Crowley, aunque en esta entrega ha faltado algo más de sirope.

Lo peor: El tramo de arranque resulta especialmente aburrido y largo, salvo un par de gags correctos.


Vuestros comentarios

1. 03 feb 2018, 17:35 | Lupulo

Pues la acabo de ver y es bastante entretenida. Y te da un poco de “ascorrisa” en algunos momentos.
Como bien dices, es mejor ver las otras tres para disfrutarla al completo.
La pena es que casi toda la película se situa en un solo escenario y se nota que esta hecha con cuatro duros si no son tres.
Yo la he disfrutado.

2. 03 feb 2018, 17:59 | Draghann

A mí es que las pelícuas de Crowley siempre me han parecido malas de narices. Acabaré viéndola pero no porque espere nada si no porque tengo un punto masoquista que es ciertamente preocupante…

3. 06 feb 2018, 17:27 | Nuska

He visto las otras y no espero que sea mejor. Pero hay que verla.

4. 06 nov 2018, 08:15 | Cuervo

Divertida y entretenida. Quien no haya visto las tres anteriores si puede disfrutar de “Victor Crowley” pero se perderá algunas cosas.

Terror cero, eso sí.

Saludos.

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