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Channel Zero: Butcher's Block

Sabrosa proteina

Channel Zero: Butcher's Block

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Alice y su hermana intentan dejar atrás el pasado y se establecen en una nueva localidad venida a menos, marcada por un barrio en riesgo de exclusión social llamado “Butcher´s Block”. Llamado así por albergar hace décadas la floreciente industria cárnica regentada por la familia Peach, dicho barrio arrastra una terrible capa de desapariciones infantiles y rumores sobre una escalera fantasmal por la que a veces desciende una criatura hambrienta de carne humana. Las dos hermanas, junto a su peculiar casera y el hijo del sheriff del pueblo tendrán que enfrentarse a sus horrores personales, la esquizofrenia hereditaria, y a la posibilidad de que influencia de la familia Peach no haya desaparecido del todo de la ciudad.

Empieza a ser una tradición reseñar por esta vuestra página las diferentes temporadas de la serie “Channel Zero”, emitida por el canal norteamericano SyFy. Sin relación alguna entre ellas, esta vez le toca el turno a la tercera temporada, con el miedo en el cuerpo de que fuese tan intrascendente como su predecesora. Por suerte los malos augurios quedan a un lado y nos enfrentamos con la que, en lo personal, me parece la mejor de la serie. Seguimos sin relación alguna entre sus diferentes etapas, más allá de la excusa argumental de basar sus historias en alguno de los “creepypastas” de moda, esos bulos que corren por Internet intentando generar leyendas urbanas ficticias. Permitidme que esta vez no pierda el tiempo en informarme de la historia de partida, según he podido entender la idea primigenia ha sido desarrollada con especial libertad. Podríamos decir que “Channel Zero: Butcher’s Block” parte de un guion original.

¿Qué nos ofrece esta nueva ración de seis capítulos de cuarenta minutos? Lo primero una mayor visceralidad en cuanto atmósfera se refiere, de lleno en el terror físico, su creado Nick Antosca ha tirado por una vertiente más provocadora, ganando bastantes adeptos por el camino. Resulta una grata sorpresa encontrar una producción televisiva capaz de mezclar horror cósmico y canibalismo de forma tan gratuita, apelando al lado más gamberro y descerebrado del espectador. Sin embargo esto sería la primera capa del producto, la más evidente, pues jamás se renuncia a un universo psicológico igualmente perturbador por lo hiriente de las preguntas que formula al espectador.

Al igual que su primera temporada, “Butcher’s Block” es más aterradora cuando se presentan sus horrores como una cuestión y no un hecho. La revelación de una misteriosa escalera, en medio de un ominoso parque abandonado, es otra capa de la historia que no solo se ve afectada por la incertidumbre o viene presentada como una declaración grandilocuente de “algo raro”. Simplemente existe, un fragmento de fantasía en el mundo real y la más clara indicación de que las personas que lo habitan están luchando por conocer la diferencia entre ambas dimensiones.

Esos personajes son Alice (Olivia Luccardi) y Zoe (Holland Roden), dos hermanas que intentan forjar nuevas vidas lejos de la sombra de un pasado familiar atribulado. Poco después de mudarse a una vieja casa regentada por una enigmática casera, Krisha Fairchild como una genial especie de Gandalf de barrio, la historia de la ciudad comienza a suplantar sus traumas personales. En poco tiempo, el pasado de Zoe de abuso de drogas y esquizofrenia, así como los intentos de Alice para evitar el mismo destino de autodestrucción, se convierten en un camino inconsciente hacia el secreto más preocupante de su nuevo hogar.

Joseph Peach, un renacido Rutger Hauer, es el empresario cárnico detrás del boom económico de la ciudad medio siglo atrás, podría ser el insidioso villano conectado a estas escaleras, una especie de espectro que promete un enclave idílico donde los problemas de Zoe y Alice podrían esfumarse. Mientras las dos hermanas luchan por desafiar el dolor del mundo real, fuerzas de otro mundo comienzan a infiltrarse en el área alrededor de “Butcher’s Block”, su barrio, trayendo horror y esperanza por igual. Tanto Alice como Zoe luchan contra sus problemas personales de salud mental disfrazados como criaturas con cabezas de diversos tamaños, en una simpática interpretación visual de la esquizofrenia. Pero incluso cuando estas figuras de otros planos comienzan a acechar en los resquicios de la conciencia, no es tanto su forma física lo que resulta profundamente preocupante. Es la manera en que sus acciones, emparejadas con el mundo real, muestran que el comportamiento humano puede descender a lo monstruoso, canibalismo por ejemplo, cuando las circunstancias dinamitan el ligero vestido de sofisticación mal llamado “buenas costumbres”.

Las figuras fantasmales de esta película, los antagonistas por así decir, son miembros de la alta sociedad, adinerados y acomodados; decadentes incluso antes de que se sienten alrededor de una mesa, viendo a estos individuos luchar por sus propios deseos, dando forma a un banquete enfermizo que marca el momento álgido de la temporada, justo al final de su segundo capítulo. El desarrollo posterior nos enfrentará a algunos capítulos más lánguidos, caracterizados por la evolución e involución constante de sus protagonistas, aparentemente indemnes y curados de sus fobias y miedos para, rápidamente, volver a las cicatrices tanto psicológicas como físicas.

Ahí es donde las actuaciones del elenco principal toman un rumbo empobrecedor. Sin resultar malas en absoluto, quizás debamos recordar la juventud de ambas protagonistas, el cambio de perspectiva entre Zoe y Alice, atada a cadenas mentales una y optimista la otra, va restando credibilidad a sus acciones, forzadas las decisiones dentro de un escenario donde la tentación ejerce de pivote necesario. Por suerte Hauer encarna de manera ideal a Joseph Peach, un patriarca de la vieja escuela que es lo suficientemente seductor como para atraer a curiosos viajeros entre las realidades, pero también sobradamente meticuloso como para mostrarse incisivo cual depredador una vez que están bajo su hechizo.

Brandon Scott podría ser la mayor sorpresa de la primera mitad de la temporada, manejando hábilmente el papel de policía de la pequeña ciudad, cuyas cuitas contra el menor de los Peach, un aterrador Andreas Apergis , son cuando menos épicas. La historia de Alice y Zoe ocupa el centro del escenario, con acierto, pero lejos del peligro inmediato de las escaleras, Scott ofrece una ventana abierta a lo que está sucediendo en el “mundo exterior”, concediendo un gran dinamismo a la narrativa.

Si hay un área donde la temporada se muestra confusa sería durante su atropellado final, caracterizado por múltiples preguntas sin explotar y una aceleración de la trama que desbarata el buen hacer de sus tres primeros capítulos, cargados de una atmósfera que se va debilitando a medida que escenas demasiado explicitas se apoderan de la pantalla. Me encanta la provocación, lo que no me gusta tanto es que una y otra vez se utilicen los mismos recursos para mostrar obscenidades de otro plano o comportamientos aberrantes, quitándole magnetismo a la propia maldad. Además los diferentes hilos de “Butcher’s Block” son convincentes a su manera, pero la separación individual entre ellos hace que la historia sea un poco más irregular de lo debido, y que ocasionalmente se alarguen situaciones de manera gratuita.

No obstante, pese a dicha sensación agridulce, “Butcher’s Block” se ha erigido como una de las grandes propuestas terroríficas del año. Puedo perdonar la aleatoriedad de su resolución, incluso personajes totalmente desaprovechados como “el Dios de la Pestilencia”, gracias a que roba de aquí y de allí con sabiduría. Las referencias a Lovecraft, Cronenberg y Coscarelli son más que evidentes, usadas para componer un mosaico bastante personal pero clásico, dotado de las dinámicas básicas del género como son la construcción de atmósferas pesadas, el cambio forzado sobre personajes cercanos al espectador o la potente plasmación de horrores básicos de la humanidad. Por ejemplo devorar a nuestro vecino en un claro acto de pérdida de control. Muy amena si los mundos oníricos, las influencias surrealistas de Lynch son otras de las características positivas a destacar, seducen al consumidor. Además técnicamente nos llevamos a casa una obra digna y seria, adornada musicalmente de manera muy satisfactoria.

Tanta solidez no es moco de pavo.

Lo mejor: La mezcla de canibalismo y horror cósmico-

Lo peor: Un final apresurado que fastidia mucho la experiencia.


Vuestros comentarios

1. 07 may 2018, 12:32 | Oriol Vigil

Buenos días, Bob.

Me he hecho una maratón de las tres temporadas, y estoy de acuerdo con tus reseñas en casi todo. Destacaría de esta serie el acabado técnico y su factura inclinada hacia el barroquismo; creo que eso la acerca a American Horror Story. Y si bien es cierto que ambas series son algo flojas de guión (al menos, si buscas un guión “coherente”), están tan llenas de ideas geniales… Para mí, Channel Zero se desmadra más que AHS, lo cual ya es decir, y eso me ha encantado, aunque entiendo que a muchos les echaría atrás esa falta de guión de la que hablaba antes.

Sobre la incorporación de leitmotiv extraídos de creepypastas, creo que es una idea genial. Al final, en vez de reproducir esas historias, crean otras nuevas aprovechándose de sus elementos más extraordinarios. Quizás la temporada más original al creepypasta en que se inspira sea la de Candle Cove. La de Butcher’s Block no tiene nada que ver con Search and Rescue (muy recomendable), de Kerry Hammond. Se limitan a coger el elemento de las escaleras y ya.

En fin, una serie estupenda. Gracias por darla a conocer.

2. 12 mar 2019, 19:25 | AZOTE

Tremenda temporada, la mejor de las tres que he visto por ahora.

Una mezcla equilibrada de misterio, surrealismo y gore. Realmente parece hecha por y para aficionados al género, por todas y cada una de las referencias que menciona Bob en su artículo. Me ha gustado hasta el final… no me ha parecido tan atropellado, de hecho tiene su punto el intercambio de papeles, aparte de muy mala leche. En cuanto al reparto… el puto Rutger Hauer y su hijo menor en la ficción son media serie.

En breve caerá la cuarta, que sea la mitad de buena.

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