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Caught

Los mormones del espacio exterior

Caught

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 1.5/5

Rebecca y Michael deciden celebrar una escapada romántica de fin de semana conduciendo por la aislada campiña británica. Durante el viaje descubren unas instalaciones militares que, como buenos periodistas que son, fotografían sin ningún tipo de remordimiento. Una vez de vuelta a casa, y dándole vueltas a montar un reportaje sobre su descubrimiento, reciben la visita de un hombre y una mujer de extraño aspecto impoluto. Cuando dejan pasar a los señores Blair, así se presentan, estos revelan sus verdaderas intenciones, que son atormentar a la pareja de periodistas hasta que estos revelen todo lo que saben, y lo que no saben, de su viaje por la bucólica campiña.

Buscando, buscando –en concreto hablamos del prosaico e irrelevante fondo de catálogo de los estrenos digitales de género– encontrábamos hace varias semanas una pieza británica cuyo tráiler hacía mantener una ligera esperanza acerca de los efectos que podría tener sobre nuestras blandas psiques. Se llama “Caught”, la ha dirigido un tal Jamie Patterson y sus referencias están a la altura de las pruebas de que Cifu haya logrado su máster estudiando. “No será un peliculón, pero puede suponer un buen misterio si sabe jugar sus cartas”, esa eran las expectativas.

Los naipes se reparten de una manera evidente: una pareja, que parecen testigos de Jehová alienados, asaltan a un matrimonio, violando la santidad de su casita situada en medio de la campiña británica. Si bien las maneras de estos asaltantes harán pensar a cualquier espectador avispado en alienígenas, los escritores del invento se empeñan en fijar su desconocido origen como la única meta a su desarrollo final. Además condenan a estos dos simpáticos personajes con el ansia por descubrir y recuperar “algo”, evidentemente se trata de unas fotos comprometedoras teniendo en cuenta que, desde el primer minuto, sabemos que la pareja asaltada son dos periodistas con instinto de sabueso. Pues bien, parece que noventa minutos no son suficientes para revelar estas cuestiones. Fotografía y patria estelar quedaran en suspenso cuando los títulos de crédito sean incluso superados. ¿Tanto drama para quedarnos a medias?

Al menos, pensaran algunos, quizás merezca la pena el interludio, una buena sesión de “home invasion” que se caracterice por su tensión. Si tenemos en cuenta que el largometraje transcurre en un puñado de habitaciones de una bonita casa rural y la movilidad de sus habitantes es más bien escasa, ya tenemos la siesta servida. Nos hallamos en el escenario más soso inimaginable, pues existe poca química entre los cuatro personajes implicados. Peor todavía, su director tiene que tirar de planos forzosamente lentos si quiere llegar a los noventa minutos. ¿Para esto eran necesarios tres guionistas, para un par de hojas tan simplonas que podrían escribirse con media mano?

La idea de base, muy, muy de base, no está ni mal, se agradece que la dosificación de la información sea una herramienta narrativa, aunque nada podría justificar la vacuidad absoluta que padece la historia. Sus perpetradores, supongo que faltos de talento o experiencia, demuestran desconocer los mecanismos básicos del lenguaje cinematográfico. Uno de sus grandes errores, la principal razón para rendirse y dejar a “Caught” de forma definitiva en el cajón de pendientes, sería la repetición en bucle de varias escenas, sólo que en vez desde un ángulo desde otro. Los invasores repitiendo una y otra vez sus exigencias, mientras que sus víctimas intentan comprender las obvias razones de la amigable visita. Una y otra vez, una y otra vez, hasta que llega el final abrupto para así evitar dar unas explicaciones que, dejad las buenas intenciones a un lado, los guionistas no tenían a mano.

Esta vez no se trata de abstracciones o espacios abiertos donde dar una interpretación personal al desarrollo de la historia, hasta alguien operado tras una lobotomía sabría que la mujer y el hombre vestidos de blanco son unos alienígenas enviados de avanzadilla por sus amos, y que buscan las pruebas gráficas que sin saberlo, ¿es posible que un buen fotógrafo no sepa qué coño esta capturando con su cámara?, la pareja humana almacena en casa.
El colmo de esta aburrida diatriba narrativa lo encontramos cuando los personajes se van contando entre ellos lo que acabamos de ver en pantalla, como espectadores, sólo unos minutos atrás. Por ejemplo, el marido ha caído inconsciente y lleva un buen rato sin enterarse de nada, pero por pantalla vemos un asesinato poco escabroso, olvidaos de nada remotamente morboso, entre otras acciones poco destacables. Cuando por fin el hombre recupera los sentidos es aleccionado por su mujer, con pelos y señales, de todo lo que ha sido rigurosamente filmado. ¿Hacía falta, aportaba algo consustancial a la trama? Me sorprendo a mí mismo realizando estas preguntas, si ni siquiera existe algo que pueda ser llamado trama.

Una pérdida total de tiempo que además deja en un mal lugar el esfuerzo de sus intérpretes, mucho más implicados que el resto del equipo técnico y artístico como así lo apostillan desde una dirección vaga hasta una fotografía tan falsa e impersonal como cualquier filtro automático de Instagram, pasando por una ambientación sonora tremendista y en poca sintonía con lo narrado visualmente. ¿Para qué se esfuerzan los cuatro actores si tienen que interpretar constantemente la misma situación? ¡Ojo! Porque hablo de empeño, no de capacidad interpretativa, pues nuestro elenco no goza de ninguna calidad intrínseca, en todo caso no llegan a las cotas de ridículo que la producción de bajo presupuesto oferta semana sí, semana también.

Entonces, no tengo claro si el título de “Caught” viene a pelo con la pequeñísima razón de ser de la película, las imágenes capturas en fotografía sin querer que llevan a sus autores hasta el desastre, o se trata de una broma personal del director, que nos ha tomado el pelo a base de bien. Realmente un servidor se siente pillado, molesto por haber desperdiciado de nuevo hora y medio de su tiempo, especialmente cuando se trataba de la crónica de una muerte anunciada.

Lo mejor: El trabajo de unos actores que consiguen evitar el ridículo general por los pelos.

Lo peor: La manía del director por contar lo mismo varias veces en boca de sus propios personajes.


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