The Meg

Un submarino que ha emprendido una expedición a la fosa de las Marianas, la más profunda del océano Pacífico, ha sido atacado por una gigantesca criatura que se creía extinta. Ahora, yace hundido en lo recóndito del mar con su tripulación atrapada dentro. Con el tiempo jugando en su contra, el submarinista especializado en aguas abisales, Jonas Taylor, es reclutado por un visionario oceanográfico chino, pues ha decidido poner en marcha una misión para rescatar a los tripulantes del sumergible antes de que sea demasiado tarde.

Juntos realizarán este viaje suicida, aunque lo que ninguno sabe es que Taylor ya se había enfrentado en el pasado al peligroso animal prehistórico conocido como megalodón. Ahora tendrá que confrontar sus miedos y arriesgar su propia vida una vez más para acabar con el mayor depredador del mundo.

El 10 de Agosto de este año, una fecha ideal, se estrenará el nuevo intento de llevar por todo lo alto, a pantalla grande, la figura de los escualos como escusa para gritos, risas y frases lapidarias. “The Meg” (llamada muy feamente como “Megalodón” en España) se afilia directamente más a la acción que al terror cuando coloca como principal protagonista a un Jason Statham, acompañado además por Ruby Rose, adicta a posar junto a tipos duros, deseoso de soltar perlitas sobre la sopa de aleta de tiburón. Obsérvese alguna de las flipadas que su tráiler oficial nos regala. Sabiéndolo de antemano no me parece ni tan mal, ¿nadie en la sala ha disfrutado con las locuras de la saga “Transporter”?
Ciento cincuenta millones de dólares aseguran un acabado que dejará patidifuso al personal, y es que una cinta que va a presentarnos al tiburón más grande jamás rodado bien merece una empujoncito económico, “Warner Bros” a tirado la casa por la ventana pero con muy buen ojo. Porque en pleno verano, con la habitual sequía cinematografía, “The Meg” va a ser pasto de la adolescencia más desenfrenada. La única duda será saber si los diferentes guionistas, hasta por cinco pares de manos ha pasado el libreto, han conseguido rescatar el impacto que la novela original de Steve Alten, muy querida entre los aficionados, demostraba en cuanto a la devastación que el megalodón de marras sería capaz de causar.

Reconozco que no soy muy amigo del subgénero lleno de tiburones, explotado actualmente hasta el ridículo, pero cuando una película se la juega con un órdago a grande siempre tendrá mi beneplácito. Lo que no me hace tan feliz es saber que sentado en la silla del director contamos con Jon Turteltaub, tendente a lo casposo como así refrenda su sana relación con Nicholas Cage: “La Búsqueda”, “El Aprendiz de Brujo”… ¿No le quedará semejante pececito un poco grande?