Another Soul

Megan no puede detener las pesadillas y sus funestos efectos. Sus padres, Rob y Susan, están desesperados por la situación. Cuando una pareja vecina de su pequeño pueblo de Nueva York sugiere que el alma de Megan puede ser el blanco de un demonio, la familia se descubre en medio de una guerra infernal que amenaza con la condena eterna.

Otra de posesiones de medio pelo que, viendo su tráiler, a lo mejor ofrece la oportunidad de sumergirnos en el submundo de las películas casposas. Ya lo dije en su día: el diablo y su cohorte tiene el trabajo más estresante jamás imaginado. Posesión por aquí, posesión por allá. Es como si no hubiese un maldito lugar en la tierra donde algún gilipollas tuviera la ocurrencia de regalar una joya maldita a su amada, o busquen motivos de posesión similares. “Another Soul” demuestra un altísimo nivel de desvergüenza, especialmente por tomarse tan en serio a sí misma cuando alguno de sus efectos especiales, esa desaparición fantasmal será motivo de orgasmo en domingos venideros, hacen desear la ceguera como castigo divino a tanta película basura.

Un tal Paul Chau (bambino) se sienta detrás de la cámara con todos los cojonazos que los estadunidenses vomitan alrededor de su trabajo. Ellos sí que son un país sin miedo al autobombo aunque con una tendencia crónica a la falta de autocrítica. Por ejemplo, ¿qué pensarán los actores aquí congregados?, Anthony Misiano y Tia Link, ¿qué han comenzado una fructífera carrera de éxitos? Claro que todo esto lo dice alguien cuyas ínfulas artísticas han quedado reducidas a participar en antologías impresas en China. Pero teniendo en cuenta que todo se fabrica en China, ¿cuál es el problema?