Ghostland

Pese a la cuidada factura visual de su cine y el excelente acabado técnico de todo lo que toca, tengo que decir que el cine de Pascal Laugier me aburre sobremanera. Su insistencia en sorprender al espectador roza, en mi opinión, lo ridículo. Tengo que aplaudir, para ser justos, que sus giros, de radicales que son, siempre me pillan a contrapié (vamos que nunca los veo venir); así que, pese a mi posterior desencanto, tienen todas ese punto que me hace decir: “¡¡¡pero bueno!!!” . En esta ocasión “Incident in a ghost land” o “Ghostland” esconde uno de los giros más bobos e injustificables vistos desde el último episodio de “Los Serrano”; una vuelta de tuerca que logra alargar, un poco, una trama que, analizada con distancia, da como mucho para un corto de 20 minutos.

Una madre y sus dos hijas se trasladan a la casa que su tía les ha dejado en herencia. Esa misma noche sufrirán un traumático ataque que las marcará de por vida.

Los giros de Pascal Laugier son, en cualquier caso, ya todo un sello de identidad. En sus cintas existe un mundo oculto entre los fotogramas… ya sea una secta, un laboratorio o una clase social privilegiada. En las sombra de la realidad de sus historias se abre de pronto una puerta y el espectador contempla un universo paralelo; se transforma en testigo de algo que no tendría que ver. Su aplaudida Martyrs es el buque insignia de esta particular manera de entender el cine; en ella, como sabréis la gran mayoría de vosotros, a esta realidad superpuesta se le sumaba toda la truculencia del denominado “Nouvelle horreur vague” del que el film de Pascal Laugier pasó a ser abanderado. Tengo que decir que, para todos los amantes de ese terror tan visceral, el francés retoma, tras la contenida The tall man el lado salvaje del terror galo y llena la cinta de sangre, cuchilladas y demás barbaridades visuales (aunque sin pasarse de largo, que es una película con pretensiones más mainstream).

Pese a no gustarme nada, e incluso aburrirme, no sería justo hacer una crítica negativa al conjunto. Ghostland cuenta con una ambientación de decorados sobresaliente que hace de la casa un personaje más, puede que incluso el más terrorífico del conjunto. Los juguetes antiguos, las lámparas, los armarios con espejos… cada rincón es un lugar gótico y atractivo que contemplar con atención y resquemor.

Cuenta también con unas interpretaciones femeninas solventes que, como es también característico en el director, son encuadradas con una excelente fotografía e iluminación plagada de primeros planos brillantes.

El último acierto del filme va a gustos; su escueta línea argumental permite al director alargar las acciones y deleitarse en el delirio del horror. Por explicarme mejor pondré un ejemplo: hay películas en las que una pelea se resuelve con un par de puñetazos y en otras una acción similar se soluciona con una coreografía de artes marciales de varios minutos… Pues bien, si trasladamos esto al terreno del sobresalto, Ghostland sería de las segundas, creando una pesadilla interminable tanto si entras como si no en la historia… Pero si no entras, como fue mi caso, la palabra “interminable” seguramente no te suene tan bien.

Creo que, a pesar de las impresiones de cualquier reseña, siempre hay que hacer por ver la película. Por mirar si está cortada a la medida de tus expectativas. Si ya has disfrutado de este director en alguna de sus propuestas seguramente la que nos ocupa no te decepcione. La red está plagada de personas que encumbran este Ghostland, así que os espero a todos bajo estas líneas para intercambiar opiniones.