Dead night

Os reseñamos un producto serie B que podría haber funcionado mucho mejor si no hubiera complicado su trama y se hubiera centrado algo más en lo que realmente funciona de la propuesta: el tomate. Y es que la sangre y la muerte puede ayudar en una cinta de terror a comulgar con situaciones estúpidas, malas frases y argumentos incomprensibles. “Dead night”, que tiene todo esto, puede gustar en un día aburrido sin mucho quehacer, pero desde luego, dista de ser un título a recordar pasados pocos minutos.

Una familia viaja a una remota cabaña a pasar unos días de vacaciones. La casa está construida sobre un yacimiento de hierro que, dicen, tiene propiedades para equilibrar a quienes ocupen el lugar. Al poco de llegar encuentran a una mujer desvalida en la nieve y deciden socorrerla dentro de su casa… Craso error.

Brujas, posesiones, seres del bosque y falso documental se juntan sin orden ni concierto en este “Dead night” para mareo del televidente que observa, en mi caso sin demasiado interés, cómo sus inquietantes escenas iniciales se van a pique al poco de entrar en la trama. Al tiempo que conocemos a los personajes y se empiezan a acomodar en la casa se interrumpe la narración con un documental que reconstruye, a modo de programa criminal de la televisión norteamericana, los acontecimientos que estamos presenciando. Estos cortes se irán machihembrando en la trama, anticipándonos el devenir de los acontecimientos. Se trata de una decisión a todas luces errónea porque la calidad de la realización es demasiado justita para sostener la atención de unos hechos que nos llegan anunciados en reconstrucciones.

La aparición de la actriz Barbara Crampton funciona como reclamo para los fans del terror, como éste que firma estas líneas, y aunque tiene sin duda el mejor papel de toda la cinta, tal vez algo más de dinamismo en sus secuencias la hubieran otorgado el brillo que merece esta reina del grito. El resto del reparto resulta acertado en sus interpretaciones, pero el guion no les da margen para construir personalidades atractivas y sin eso da igual todo.

Como anticipaba “Dead night” sí que es generosa en sangre. Hachazos, mechones de cabello que se arrancan junto a partes de la piel, cortes y demás están garantizados en el segundo tramo de la cinta donde la influencia del clásico de Raimi “Evil dead” se hace más que patente. Pero al director Brad Baruh le queda un buen trecho para acercarse a Raimi y no sabe jugar con estas persecuciones, familiares poseídos y sangre para divertir a la platea.

Nada nuevo bajo el sol, ni nada nuevo que no se haya contado con anterioridad de forma más acertada. Entretenimiento para maratón de Halloween de cadena de tercera y para los que vemos de todo sin importar la calidad.