Blood craft

Las cicatrices que deja, en la madurez, una infancia de maltratos son el motor del terror de la cinta que nos ocupa hoy. Una película de bajo presupuesto (con todo lo malo y lo bueno que ello conlleva) en la que hay venganza, brujería y giros inesperados en torno a 2 hermanas y su problemática relación familiar.

Grace regresa al hogar familiar tras la muerte de su padre. Se reencuentra allí con su hermana Serena y juntas deciden usar un ritual de resurrección para vengarse de las torturas que les infligió su padre cuando eran unas crías. Una venganza que las enfrentará a sus propios demonios…

La narración de los hechos nos llega trufada de pequeños flashbacks que sirven para apuntalar la construcción de los personajes y justificar la naturaleza de sus acciones, también ayudan para dotar de más ritmo a un primer tramo un tanto errático, en el que los diálogos se antojan desangelados y la realización muestra muchas de sus carencias de presupuesto. Afortunadamente en cuanto entren los componentes sobrenaturales la cosa mejorará notablemente, creando una sucesión de secuencias un tanto delirantes en lo narrativo pero que funcionan y entretienen. Una pena que sus efectos especiales sean tan endebles y que ni la sangre digital ni las partículas empleadas para crear estelas fantasmales logren traspasar el umbral de la realidad que ayuda a la inmersión del espectador.

La actriz Madeleine Wade, que coescribe el guion, se construye un personaje a la medida, en el que deja entrever sus dotes como artista de burlesque y que por momentos se le queda algo grande. Afortunadamente, para esas secuencias en las que Wade flojea, cuenta con Augie Duke en un papel, con truco, que se termina perfilando como auténtico motor de la historia. Ambas tienen y crean la suficiente química para que en lo actoral la película funcione correctamente.

Dirige James Cullen Bressack, realizador, guionista y productor curtido en cine de bajo presupuesto que ha optado, a mi juicio de forma errónea, en contener la carga sexual que sí que aparece en el guion, entregando un producto demasiado correcto en los aspectos sensuales que contrasta con lo grotesco de su tramo final.

Pese a todo lo negativo, “Blood craft” entretiene y contiene ideas divertidas y algún giro interesante que será disfrutado por los espectadores que, como muchos de nosotros, gozamos viendo terror de casi cualquier vertiente y pelaje. Pero aquellos que busque experiencias más cerradas y un horror convencional que apueste por el sobresalto no creo que disfruten de estas hermanas.