The chain

Después de varios multipremiados cortometrajes (Ida y Vuelta, La Viuda e Inside The Box, nominado incluso al Goya por este último), el director salmantino David Martín Porras nos trae su segundo cortometraje: The Chain, un inquietante thriller psicológico anclado en la relación paterno filial y el miedo a hacerse responsable de las propias decisiones.

La película, que compite dentro de la Sección Oficial de El Festival de Cine Fantástico de Bilba*o (FANT), fue presentada el pasado 8 de mayo por el director del Festival, Justo Ezenarro, con la presencia de su director y sus actores: J*ohn Patrick Amedori (Dear White People, Gossip Girl), Neus Asensi (La niña de tus ojos, La reina de España), Adrienne Barbeau (La niebla, La cosa del pantano) y Ray Wise (Mad Men, Twin Peaks). Estará en las salas de cine a partir del próximo 17 de mayo.

La historia tiene como protagonista a Mike, quien decide ponerle fin a su vida cuando descubre que tiene la misma enfermedad neurológica que su padre. Para ello, entrará en una turbia cadena de suicidios asistidos que opera bajo una regla: si quieres morir, tienes que matar a alguien primero.

The Chain es una película sobre una de las pesadillas más terroríficas del ser humano: el miedo a convertirnos en nuestro padre/madre. Esta idea nos asusta tanto porque no solo implica heredar ciertas manías, sino que va más allá. Es sucumbir a nuestro destino, es seguir un camino que ha sido escrito para nosotros, es dejar escapar tus sueños y conformarte con algo más pequeño. Como dice su Amedori en una escena, “es renunciar a tu propia vida para recoger los pedazos de otra”. Y eso nos da mucho miedito a veces, el pensar que puede pasar que eches la vista atrás y veas que muy a tu pesar te has convertido en aquello que no querías ser, en aquello de lo que incluso siempre renegabas hace años.

La historia nos recuerda los temas ya tratados por Arthur Miller en la estupenda Muerte de un viajante, donde se hace una voraz crítica a la obsesión por el éxito (como en este caso le ocurre al personaje de Wise), y a los errores de crianza paterno filial. “SPOILER: También la infidelidad del personaje de Wise nos recuerda a cuando Willy Loman comete adulterio para reforzar su personalidad y su éxito, y la coincidencia de que en ambos casos son descubiertos por sus hijos, lo que produce una distorsión aún más grande del núcleo familiar. FIN SPOILER”.
La cinta se nos presenta de una forma algo lenta en su primera mitad pero va ganando fuerza e interés con el transcurrir de los minutos, jugando al despiste con el espectador y llevándole siempre por un camino que se va moviendo constantemente entre la realidad y la ficción, lo real y lo imaginado. No es una historia sencilla ni de contar ni de escuchar, y tampoco es una línea argumental sencilla. El propio Martín-Porras ha admitido esa complejidad a la hora de escribir el guion, y que tuvieron que reescribirlo nueve veces para “atar todos los flecos”. “La escena más difícil de escribir fue la última”, ha comentado Porras, debido a que la película tiene que mostrar qué es verdad y qué no.

Por todo esto no estamos ante una cinta que vaya a gustar a todos, ni por su ritmo (ya digo que algo lento y confuso en varios momentos), ni por su historia, cruel y dura, con la que probablemente muchos no se sentirán cómodos.