Dead Man´s Shoes

Richard siempre fue protector con su hermano menor Anthony , un joven con discapacidad. Pero cuando Richard abandona el pueblo para unirse al Ejército, Anthony cae bajo la influencia de Sonny, un traficante de drogas.

Comienzo esta crítica de una forma poco ortodoxa, hablando de un hecho personal: vivía con mi pareja en un piso alquilado en pleno centro de la ciudad, un precioso piso situado en una de las calles más ruidosas y más inhabitables de la urbe. Una noche cualquiera, vi que mi pareja estaba viendo This Is England ’86, una miniserie que servía como secuela a la película homónima. Como total, no se podía dormir, me senté con ella en el sofá y la acompañé en el visionado de esa serie; no pude despegarme de la pantalla. Luego vinieron This Is England ’88 y This Is England ’90. Uno no podía dejar de sentir en su interior de forma muy profunda cada revés o cada triunfo en la vida de los queridos personajes que las protagonizaban.
¿Quién había escrito esos deliciosos guiones? Ahora, un par de años después, lo he descubierto: Shane Meadows (Inglaterra, 1972). Y lo he descubierto tras el visionado del film que ahora nos ocupa, Dead Man’s Shoes, anterior a todas las producciones antes mencionadas. Esta película pertenece al subgénero del cine de terror que muestra la venganza de una persona llevada a cabo contra todo aquel que en el pasado abusó, tanto física como psicológicamente, de ella o de sus seres queridos. Ejemplos de esta corriente pueden ser títulos como I Spit On Your Grave*(Meir Zarchi, 1978) o *The Last House On The Left (Wes Craven, 1972).

En este caso, somos testigos de la venganza de Richard, el hermano mayor, contra todos los que en su ausencia abusaron de su hermano pequeño, Anthony; para ello, Richard se valdrá de tácticas aprendidas en el Ejército, y en sus incursiones, aparecerá siempre ataviado con una máscara de gas, lo que le conferirá un aspecto extraño, alucinado, que aterrorizará a sus víctimas.

No es esta una cinta de terror al uso, es más, el humor negro está muy presente (Richard, mostrando que puede acceder cuando le plazca a las casas de los miembros del grupo de Sonny, el jefe de la banda, les hace jugarretas a estos mientras duermen); aun así, hay escenas, las que muestran los abusos sufridos por Anthony, filmadas en un sucio y rugoso blanco y negro, que provocan angustia e impotencia, intensficadas por la increíble banda sonora de la película, que incluye nombres como Calexico, Aphex Twin o Danger Mouse.

En cada fotograma se entrevé una tosca sensibilidad; a los pocos minutos, uno empieza a ser consciente de que se trata de un film especial. Toby Kebbell está impresionante en su papel de chico con discapacidad, en ningún momento dudas de la veracidad de que eso sea así. Paddy Considine está genial también, muy contenido en el papel de Richard, alguien que está de vuelta de todo, que no tiene nada que perder, que no teme a nada ni a nadie, y que sólo tiene una idea en mente: la venganza.

No esperaba que la película fuera a tener tanta calidad; fue una grata sorpresa, y no hay nada de malo en recibir de vez en cuando un inesperado presente en forma de film.