El bosque maldito

Imagino que para una madre no existe mayor miedo que la pérdida de un hijo. Y no me refiero sólo a una pérdida física que ha de ser devastadora, sino también al miedo de que su personalidad termine siendo diametralmente opuesta a nuestras expectativas. Así, el despertar a la edad adulta, se puede transformar en el vehículo ideal para una pesadilla en el seno del hogar. Y esta es la premisa a la que se abraza el título de hoy: La de que nuestro adorado hijo pase, de la noche al día, a transformarse en un perfecto desconocido. Algo que, por cierto, parece estar de moda esta temporada pues títulos como “The prodigy”, “Brightburn” o “Us” proponen, en cierta manera, esta sustitución del yo por un reverso cuando menos inquietante.

Tras su separación Sarah se traslada con su hijo a una casa en la linde de un bosque. Trata de mantener al crio al margen de los problemas que han provocado su ruptura matrimonial, pero éste se muestra cada vez menos conforme a los cambios inevitables. Después de una discusión ambos descubrirán un misterioso y peligroso agujero entre la espesura. Esa misma noche el chico, Chris, desaparece por unas horas y al regresar ya nada será lo mismo.

No es nuevo en el cine de terror que un agujero abduzca a una persona y la devuelva transformada o sustituida. Anteriormente a la que nos ocupa, los “Invasores de marte”, en sus 2 versiones(1953, 1986), se habían ocupado de los soldados militares de una base americana para sus perversos planes con olor a comunismo. Y ojalá el director Lee Cronin hubiese analizado estos dos títulos pues la sospecha y el aire amenazador de las mencionadas es muy superior a los que nos ofrece esta actual, que* toma la decisión de concluir justo en el momento en el que tenía que haber echado toda la carne en el asador*.

“The hole in the ground” apuesta por el drama en la relación madre e hijo en sus primeros compases, luego crea una atmósfera inquietante y pesada, apoyada por un guión lento y una imagen tostada, con muy pocos colores saturados, que termina por hacer llegar al espectador ese aroma pastoso, de arenas movedizas, que parece tragarse por momentos a esa madre. Pero desgraciadamente, cuando ha logrado todo lo preciso para llevarnos de la mano a una pesadilla, opta por simplificar al máximo su conclusión, dejándonos el sabor de las oportunidades perdidas.

Es una lástima pues el título no está nada mal; algunas de sus escenas como la de los insectos son realmente escalofriantes, tiene un empaque muy bello y sus actores están perfectos con unos personajes estupendamente esculpidos… pero cuando uno termina de digerirla se queda con la sensación de el que ha tomado un taxi para recorrer 4 calles. El caso es que pasados los días a uno le gusta más lo que ha visto porque, salvo que no es lo que uno se puede esperar en el terror actual, la cinta no está nada mal.

Mi conclusión, que podemos discutir cuando me deis las vuestras, es que cualquiera de los otros títulos enumerados en esta pequeña reseña le saca mejor partido y entretenimiento a este agujero… aunque como cintas tengan una calidad más discutible.