Jesucristo, cazador de vampiros

En esta ocasión quiero hablaros de una película tremendamente cutre pero la mar de disfrutable, al menos para un servidor. Película mala a rabiar, que consciente de ello, nos regala 85 minutos de diversión casposa para disfrutar con colegas y cerveza.

El juicio final está cada vez más cerca. Jesucristo ha vuelto al mundo para llevar a cabo una última misión, antes de juzgar a la Humanidad por sus pecados. Esta misión consiste en acabar de una vez por todas con un ejército de vampiros capaz de resistir la luz del día.

De origen canadiense y dirigida por Lee Demarbre (Bzzzzzzz, Smash Cut). Protagonizada por Phil Caracas como Jesucristo al que se le unirán Jeff Moffet como El santo y Maria Moulton como Mary Magnum.

La cosa comienza cuando una plaga de vampiros está asolando Ottawa. El mismísimo Jesucristo descenderá de los cielos para combatir contra esta nueva plaga que sólo se alimenta de lesbianas porque son retorcidas (?!?). Con la ayuda de Mary Magnum y El Santo pondrá en su lugar a los líderes del clan vampírico: Maxine Schreck y Johnny Golgotha.

Un par de sacerdotes (uno con estética punk) se dirigen a la playa para encontrarse con Jesucristo y tiene lugar la primera escena de lucha contra unas vampiras más pálidas que el culo de Franco (el dictador, no el pionero del fantaterror) pero que pueden exponerse sin problemas al sol gracias a un injerto de piel. Tras bendecir el agua del mar, acaban con ellas y Jesucristo lo celebra cortándose la melena (tranquilos, no perderá su fuerza)

Tras esto asistiremos al momento musical (de largo lo peor de la peli) donde además de ver a la gente bailar (obvio) veremos a minusvalidos caminar y hasta a un muerto resucitar, todo entre mensajes de amor y esperanza.

Poco después viene lo que (para mi) es uno de los mejores momentos de la película: la lucha contra los ateos. Creo que no he visto una escena de lucha más patética en toda mi vida, pero es por eso mismo que me parece tan divertida. Si alguien no se ríe con esta escena, no tiene sentido del humor, así de claro. Ah! y con música electrónica incluida!

No me gustaría dejar de destacar momentos como el de la mujer rubia gritando sin parar en el “Centro de lesbianas” (¿?) el postre parlante o el concierto de Jimmy el ciego leproso donde absolutamente cualquier objeto de madera mínimamente punzante servirá de estaca, desde las patas de un taburete hasta un palillo, pasando por los drumsticks del batería y el mango de un desembozador.

Se agradece también la inclusión de algún momento gore en el hospital y algún que otro mordisco, así como algunos chistes bastante graciosos a lo largo de todo el filme.

Así las cosas, estamos ante una comedia de terror de ínfimo presupuesto y pésima calidad en todos los aspectos (fotografía, música, efectos especiales…) pero con la que pasar un buen rato viéndola con los colegas como ya comenté al principio, siempre y cuando, te gusten éste tipo de películas tan cutres. De lo contrario, ni te acerques a ella (tranquilo, Jesucristo te perdonará)

¡Amén!