Amigo

El festival de cine de Sitges y posteriormente el de Madrid Nocturna, en el que se hizo con 3 galardones (actor, director y película), nos ofrecieron el placer de disfrutar de esta pequeña propuesta de cine de terror con aromas a “Qué fue de Baby Jane” o “Misery” en la que se unen los talentos de tres amigos: Óscar Martín, Javier Botet y David Pareja.

En una remota casona, David (David Pareja) vela por el bienestar de su amigo Javi (Javier Botet), postrado en una cama tras un accidente de automóvil. La vida de ambos se ha transformado en un micro universo que sólo se oxigena con las visitas de Lourdes (Esther Gimeno) para ayudar en su rehabilitación al maltrecho Javier. Los rencores y el aislamiento irán enrareciendo una relación ya de por si enfermiza, llevándola a un terreno peligroso.

Rodada casi íntegramente en una única localización. “Amigo” evidencia, en la calidad de su imagen, lo ajustado de su presupuesto, que da ese aire de cine al borde de lo doméstico al producto. Algo que, paradójicamente, hace que sus abundantes virtudes brillen con especial potencia. Entre ellas y como no podía ser de otra forma, se encuentra el duelo de sus protagonistas que, junto al director Óscar Martín, firman un guion ajustado como un traje a la medida a sus capacidades interpretativas.

Puede que este sea el trabajo de Botet donde más partido y potencia saca a su particular anatomía. Retuerce sus huesos de forma dolorosa para dibujar a ese enfermo incapaz de valerse por si mismo. Por su parte Pareja, mas desconocido para este que firma, sabe esperar paciente al segundo tercio de la cinta para ir dotando de complejidad y locura a su personaje. Ambos están realmente bien, aunque personalmente me hubiera gustado verlos más tiempo compartiendo plano e intercambio de líneas de diálogo, pues es en esos momentos donde sus interpretaciones suben en interés.

Se suma, casi como un personaje más, un televisor en el que el terror español de los 70 tiene especial protagonismo para Botet (sin duda un icono del fantástico actual) y que se transforma, en el caso de Pareja, en vehículo para reflejar el estado mental de su tortuoso personaje.

Desgraciadamente la falta de presupuesto creo que se encuentra detrás de la poca garra que se esperaría de los momentos de mayor tensión. Existe siempre en este tipo de historias un lugar común, una secuencia típica, en la que el preso trata de llamar la atención a alguien que espera fuera de los dominios del captor, en el caso de “Amigo” hay dos de estas escenas, pero sólo una de ellas arrastra al espectador como debería por culpa, nuevamente en mi opinión, de falta de posibilidades de meter la cámara en la secuencia de forma más dinámica. Tampoco hay sangre o secuencias demasiado crudas, pero en este caso el singular cuerpo de Botet suple con creces estas carencias.

“Amigo” es una cinta muy pequeña, tanto que puede pasar desapercibida o considerada como superficialmente decimos: “menor”, y sería una pena pues, aunque no termine de cuajar, el resultado es realmente entretenido e interesante.