La Institución

Nuestro viejo compañero de correrías, el infatigable Bob Rock o Jorge P. López para los enemigos, ha decidido salir de la cueva donde dormitaba para publicar, por obra y gracia de la editorial Dilatando Mentes, una colección de relatos interconectados que no dejarán a nadie indiferente. Con el triunvirato de Poe, Lovecraft y Ligotti como única referencia formal, Jorge se atreve a “llevar al lector a los espacios de negrura donde ninguna de las características positivas de la humanidad es capaz de arrojar luz”, en sus propias palabras. Por su parte, la editorial en discordia lo califica como “Posiblemente, el libro más raro y barroco de cuantos hayamos publicado (y vayamos a publicar)…”. ¡Cómo siempre el pilluelo de Bob con su original manera de entender la publicidad! Puede que no venda muchos libros, pero tiene un puesto asegurado en el circo como payaso, miren si no la sinopsis que se ha atrevido a redactar:

Existe un tumor emocional al fondo de ese abismo donde la luz del hombre no puede despejar las sombras de un cosmos saturnino. Rodeada de ruinas de asfalto y cristal, una edificación permanece enfrentada al otoño eterno que azota aquel núcleo de miseria: El lazareto de los imberbes; una facultad color sepia; el seminario del silencio; «La Institución».

Allí mal convive a duras penas un manojo de frustración adolescente, sometido a rutinas suicidas y enseñanzas malintencionadas. Eternamente a punto de tirar la toalla frente a las grisáceas olas del aburrimiento, las ácidas gachas o el cansancio antesala de los ritos funerarios, tú día a día, la realidad…

Semejantes estamentos parecen enfrentarnos a un tomo maldito antes que a una simple novela de las cientos que se publican al año en nuestro país. No tengo claro cuanto de impostura hay las palabras de Jorge y sus acólitos, pero fíjense que “La Institución” fue publicada en pleno de estado de alarma, durante el epicentro de los contagios. ¿Ustedes se atreverían a tocar entonces esas sucias páginas? Desde Almas Oscuras les aseguramos que merece la pena el riesgo, aunque solo sea por otra preciosista edición de Dilatando Mentes, contando con la friolera de dieciséis ilustraciones de la mano de José A. Ávila. Por lo visto otro sectario igual de cabrón o más que el autor de “La Institución”.

No sé ustedes, pero yo no confiaría el cuidado de mis hijos a semejante par de “iluminados”. Si quieren arriesgarse, por favor ayuden a esta gentuza en tiempos nefastos para la verdadera literatura de horror, comprando su dosis desde este link